⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Cuando Aris recordó ese momento, arrojó las sábanas y se levantó de un salto.
—¡Me levanté! ¡Ya me levanté! ¡Intenta llevártelo de nuevo!
—¡Oh, vaya!
Aris comenzó a engullir la comida, echando miradas furtivas a Siana, con una expresión que decía que no dejaría ni una sola miga de pan.
Mientras la observaba, Siana sonrió para sus adentros.
Alimentar a un niño es simple.
Una vez que conocen el hambre, cualquier niño aprenderá a comer bien. ¿Cómo lo sé?
Porque lo viví yo misma.
Por supuesto, no era con el propósito de mejorar los hábitos alimenticios, como ahora. Era un simple castigo.
La nueva reina solía encerrar a la joven Siana en una habitación por tener malos modales en la mesa. En esas ocasiones, Siana pasaba todo el día sin probar bocado.
Por supuesto, no tengo intención de ser tan cruel con la princesa, pero esto está bien. Lo importante es que reciba la nutrición adecuada.
El ‘Si no comes ahora, Siana se comerá toda la comida deliciosa~’ funcionó perfectamente. Aris terminó toda la comida en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, algo llamó la atención de Siana.
No se ha comido la ensalada.
Las verduras son esenciales para el crecimiento saludable de un niño. Deben ser parte de su dieta.
Siana puso en marcha su segunda estrategia.
—¡Vaya, has dejado mi ensalada favorita! ¡Qué alegría!
—¡…!
Con esas palabras, Aris comenzó a mirar la ensalada en su plato.
Siana la observó mientras ocultaba su sonrisa.
Muerde el anzuelo, muerde el anzuelo.
La pequeña pescadora picó perfectamente.
—¡Aún no he terminado de comer!
Aris se comió hasta el último trozo de verdura. Luego, miró a Siana con una expresión triunfante.
—¿No dijiste que los sirvientes comen lo que deja su amo? Pues no ha quedado nada, así que hoy tendrás que pasar hambre.
¿Qué hará la insolente sirvienta que me molesta todas las mañanas? ¿Se enfadará? ¿Gritará? ¿Se entristecerá?
Sin embargo, la reacción de Siana fue completamente distinta a lo que Aris esperaba.
Siana sonrió radiantemente y acarició la pequeña cabeza de Aris.
—Lo hiciste muy bien. Eres la mejor, princesa.
—…….
Siana, sorprendida, retiró su mano de la cabeza de Aris.
—Cometí una imprudencia sin darme cuenta. Por favor, discúlpeme.
—…….
—¿Princesa Aris?
El rostro de Aris se puso más rojo que la zanahoria que acababa de comer.
—¡Ya terminé de comer, así que deja de molestarme y sal de aquí!
—Sí, señorita.
En ese momento, Siana se movió tan rápido como un ratón, saliendo de la habitación con los platos vacíos.
Una vez sola, Aris se agarró la cabeza donde Siana la había acariciado y gritó.
—¡¿Qué demonios fue eso?!
¡Qué atrevimiento de esa sirvienta de bajo rango que se atreve a decirle lo que tiene que hacer a una princesa! Era demasiado insolente.
Sin embargo, la insolencia de Siana no terminó allí.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
—¡Princesa~!
Siana entró amablemente llamando a Aris, con una esponja suave y un jabón en las manos. Al darse cuenta de lo que eso significaba, Aris retrocedió.
—Odio el agua. Odio aún más hacer espuma. ¡Así que saca esas cosas horribles de aquí inmediatamente!
La mirada de Aris era feroz, como si fuera a arañar a Siana si se acercaba un paso más. Siana no se acercó más, pero, con el jabón y la esponja en las manos, habló con un tono serio.
—¿Sabes lo que pasa si no te lavas bien?
Aris frunció el ceño, preguntándose qué estaba diciendo.
Siana continuó con la vista baja.
—Pequeños insectos que aman la suciedad ponen huevos en tu cuerpo. Las larvas que nacen se comen el cabello y la piel de las personas, con la expresión más feliz del mundo. Incluso hacen caca, y a veces, se tiran pedos.
Ante las terribles palabras, el rostro de Aris se puso pálido. Aris se cubrió la cabeza, que llevaba días sin lavar, con ambas manos y negó con la cabeza.
—No, no digas tonterías. Nunca he visto esos bichos.
—Pero es verdad… ¿No te pica la cabeza, princesa?
—…….
—¿No sientes un rasguño, rasguño, rasguño, como si algo pequeño se moviera por ahí? Eso es porque los insectos se lo están comiendo.
La expresión de Siana era tan seria que no parecía estar mintiendo.
En ese instante, la cabeza de Aris comenzó a picarle.
—¡Aaah!
Aris corrió hacia Siana y se colgó de ella.
—¡Lávame! ¡Rápido!
Así fue como Aris tuvo que dejar que Siana la bañara.
Aris estaba acurrucada en la bañera, con una expresión de miedo en el rostro. Desde pequeña, Aris siempre había odiado bañarse. Y las sirvientas tampoco se esforzaban en lavarla.
Pero cuando había un evento importante en la familia real, las cosas eran diferentes. A pesar de ser maltratada, una princesa es una princesa.
No podían permitir que la princesa asistiera a un evento en tan mal estado.
Por eso, las sirvientas agarraban a Aris y la obligaban a bañarse a la fuerza. Sujetaban su pequeño cuerpo que se retorcía de desagrado, frotaban su cabeza con rudeza y la empapaban con agua sin compasión.
En esos momentos, el agua con jabón entraba en sus ojos, causando un escozor tan intenso que Aris no podía evitar llorar.
Pero es mejor que los bichos se coman toda mi cabeza. Aguanta.
Aris cerró los ojos con fuerza, anticipando el dolor que estaba por venir.
—…….
Pero el toque de Siana no dolía en absoluto. De hecho, era…
¡Refrescante!
Los delicados dedos de Siana rascaban las áreas que le picaban, lo que le hacía sentir muy bien.
Sin embargo, el lavado del cabello aún no había terminado.
Quedaba la parte que Aris más temía: el enjuague.
Siana colocó una toalla sobre la cara de Aris, quien cerró los ojos con fuerza, temiendo que el jabón pudiera entrar en ellos.
La suave voz de Siana resonó.
—Así, el agua con jabón nunca entrará en tus ojos.
Parecía estar diciéndole que no tuviera miedo.
Aris relajó los hombros sin darse cuenta.
El agua tibia corrió por su cabello, y tal como Siana había dicho, el agua con jabón no le entró en los ojos.
Era la primera vez que no lloraba mientras le lavaban el cabello.
Después de enjuagar varias veces con agua limpia, Siana retiró lentamente la toalla que cubría la cara de Aris. Detrás de la toalla, Siana le sonreía.
—Has sido muy valiente al lavarte el cabello.
—…….
¿Por qué tiene esa expresión tan orgullosa en su rostro?
Era solo una sirvienta.
Aris mordió su labio con una expresión complicada.
—¿Ya terminamos?
—Aún no. Tenemos que secar bien tu cabello. A los bichos también les gusta el cabello húmedo.
—¡Esos bichos! ¿Por qué les gusta todo?
—Eso me pregunto yo también. Bichos malos. Tendremos que regañarlos.
Con una expresión seria, Siana comenzó a secar el cabello rojo de Aris.
Aunque solo le secaba el cabello con la toalla, Aris se sentía extrañamente bien.
Así que, una vez más, Aris dejó que Siana se encargara de ella sin decir nada.
El fino cabello de Aris se secó rápidamente.
Siana miró su cabello, ahora suave y limpio, y dijo:
—¿Cómo te sientes, princesa? ¿Notas que los bichos han desaparecido?
Tal como había dicho Siana, la cabeza de Aris, que siempre le picaba, ahora se sentía fresca y agradable.
Aunque no quería admitirlo, Aris no pudo evitar hacer un puchero en lugar de responder.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
El sol se puso y llegó la noche oscura.
Con su estrategia de ‘si no comes, me lo comeré yo’, Siana había logrado que Aris cenara y hasta se lavara los dientes.
—Si no te cepillas bien los dientes, esta vez los bichos aparecerán en tus dientes.
—…….
—Esos bichos pequeños y traviesos mastican los dientes donde se queda la comida…
—¡Ah!
Aris abrió la boca de par en par.
Después de cepillar cuidadosamente sus dientes, Siana intentó persuadirla sutilmente.
—Ya que has comido y te has lavado bien, ¿qué te parece si te acuestas en la cama?
Al darse cuenta de las intenciones de Siana, Aris frunció el ceño.
—¿Vas a entrometerte hasta en cuándo debo dormir, después de molestarme desde la mañana? Dormiré cuando quiera, ¡así que lárgate!
Eso no era una opción.
Si la dejaban sola, Aris se quedaría haciendo cosas y no se dormiría hasta muy tarde.
Los niños deben dormir temprano. Así crecen más, se despiertan temprano y mantienen un buen ciclo de sueño.
En lugar de darle esa explicación, Siana frunció el ceño y dijo:
—Qué pena. Si la princesa se acostara en la cama, podría ayudarla a dormir contándole una historia divertida…
—… ¿Una historia divertida?
Aris aguzó el oído.
Como cualquier niño, Aris adoraba las historias.
Pero Siana, con un tono severo, ignoró los ojos brillantes de Aris y bajó la cabeza.
—Si la princesa no quiere, entonces me iré…
Aris agarró el dobladillo de la falda de Siana.
—Está bien. Quédate hasta que me duerma.
—Entendido.
Hasta ese momento, Aris estaba planeando algo malicioso en su mente.
¡Hmph! Si crees que me dormiré tan fácilmente, estás equivocada. Le haré contarme historias sin parar. Vamos a ver quién gana.
Para Aris, este plan era perfecto: podría escuchar historias, no dormirse y además fastidiar a la sirvienta.
Pero en cuanto se acostó en la cama, Aris se encontró con un problema.
La cama, que solía estar húmeda, ahora tenía un agradable olor a sol. Además, era tan esponjosa como una nube.
Siana había lavado y batido las sábanas hasta dejarlas perfectas.
—…….
Además, esa mañana se había despertado más temprano de lo habitual, había comido hasta llenarse, y se había bañado con agua caliente.
El sueño comenzó a invadirla.
Aris cerró los ojos sin darse cuenta, pero de repente los abrió de golpe.
¡No puedo dormir! ¡Si me duermo, esa sirvienta insolente ganará!
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