⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Bien. Supongamos que esa chica que parece linda, o al menos que parecía linda a primera vista, es la princesa Siana.
Aun así, todavía le costaba aceptar la situación.
Con una mirada penetrante, Vera preguntó:
—¿Qué hace una princesa tan importante en un lugar como este? Si tu intención es capturarme y erradicar al ejército revolucionario, no sacarás mucho provecho de eso.
Desde el principio, el ejército revolucionario no se formó por aquellos que buscaban el poder.
Se reunieron para cambiar un mundo donde mil personas se sacrifican por un solo poderoso.
El liderazgo era solo una formalidad.
Si Vera era capturada o asesinada, otra persona tomaría su lugar.
Siana bajó las cejas.
—Si hubiera venido con esa intención, no estaría aquí sola, sino con un ejército de soldados.
—……
Ciertamente, Siana estaba sola.
Aunque Vera había sospechado que alguien la seguía, ahora, después de un rato, estaba claro que nadie la acompañaba.
Por eso, la situación le resultaba aún más sospechosa.
—Este es un lugar donde se reúnen los que claman por un nuevo país. ¿No sabes qué tipo de trato podrías recibir aquí, princesa?
Aunque había hablado con los ojos bien abiertos y con un tono intimidante, como si fuera un tigre, Siana respondió tranquila, sin mostrar miedo.
—En el peor de los casos, podría morir.
—¡¿……?!
—O, quizás, ser secuestrada. Aunque solo soy una princesa de nombre, podría ser útil en muchas situaciones.
Los ojos de Vera vacilaron.
—¿Sabías eso y aun así viniste aquí sola?
—Sí.
—…. ¿Por qué?
—Te lo dije. Quiero hablar contigo.
Vera, que la miraba atónita, murmuró:
—Tú nunca te has mostrado hasta ahora.
Ni cuando el ejército imperial arrasó el país, ni cuando antes de eso el reino se desmoronaba bajo la tiranía de la familia real y los nobles.
La primera princesa del reino, Siana Ashilon von Silite, permaneció en silencio, como si no existiera.
—¿Y ahora, de repente, dices que quieres hablar con nosotros? ¡Tú, la cobarde princesa que se ha escondido todo este tiempo!
Los ojos marrones de Vera destilaban una intensa hostilidad y desprecio hacia Siana.
Siana no apartó la mirada, aceptando el odio que le dirigía.
Claro, Siana también tenía sus propias razones.
Con un rey que intentaba venderla al mejor postor y una nueva reina que no perdía oportunidad para acosarla, Siana tenía suficiente con sobrevivir.
No le quedaba ninguna oportunidad para preocuparse por el país o el pueblo.
Aun así, Siana era una princesa de Ashilon.
Por eso, Siana inclinó la cabeza.
—Reconozco que no cumplí con mis responsabilidades y deberes como princesa.
—¡….!
Sorprendida por la súbita acción de Siana, Vera la miró con los ojos bien abiertos mientras Siana continuaba hablando.
—Escuché que el ejército revolucionario quiere acabar con la era del Reino de Ashilon y fundar un nuevo país.
En ese instante, el rostro de Vera se torció.
Entonces, esta chica vino aquí para persuadirnos de que abandonemos nuestra determinación revolucionaria.
Siana era la última miembro de la familia real. Era natural que le molestaran los que clamaban por un nuevo país.
El problema era que detrás de ella estaba el príncipe heredero del Imperio.
Si Siana decidía unirse al ejército imperial, no les tomaría mucho esfuerzo aplastar al ejército revolucionario.
No puedo permitir que eso suceda.
El ejército revolucionario apenas había comenzado a florecer.
Si eran aplastados ahora, no solo no podrían florecer, sino que incluso sería difícil que surgiera un nuevo brote.
Entonces, el sueño de un nuevo país donde todos pudieran sonreír podría desaparecer para siempre.
Con esos pensamientos en mente, la mirada de Vera se volvió fría como la de un lobo acechando a su presa.
Debemos capturar a la princesa Siana ahora.
A pesar de prever la posibilidad de un secuestro, Siana había venido aquí sola, sin temor.
Ya fuera por ingenuidad o por algún otro motivo oculto, para el ejército revolucionario, era una oportunidad única.
Siana es la única miembro de la familia real y la amante del príncipe heredero del Imperio. Si la tenemos con nosotros, el ejército imperial y los nobles no se atreverán a tocarnos.
Justo cuando Vera, con una expresión dura, extendía la mano hacia Siana…
—Quiero ayudarles con eso.
—¡¿…?!
Por un momento, Vera no entendió lo que Siana había dicho.
¿Ayudar con qué? ¿Con que te secuestremos?
Unos segundos después, Vera entendió las palabras de Siana, y su rostro mostró una expresión como si la hubieran golpeado con un martillo gigante.
Vera, con una expresión incrédula, dijo:
—¿Dices que quieres ayudarnos a fundar un nuevo país?
Estaba tan sorprendida que su voz tembló un poco.
Sorprendentemente, Siana asintió.
—Sí.
—¡…!
Siana continuó hablando, mientras Vera la miraba boquiabierta.
—No es fácil para el ejército revolucionario crear un nuevo país. Los nobles y el ejército imperial no lo permitirán.
Vera frunció el ceño.
—No necesitamos su permiso para fundar un nuevo país. Ellos no son más que parásitos que devoran esta tierra.
Siana comprendía los sentimientos de Vera.
Pero una revolución no se podía llevar a cabo solo con emociones.
Con una expresión fría, Siana dijo:
—Puede que los nobles no sean un problema, pero el ejército imperial es poderoso. Si el ejército imperial decide suprimir al ejército revolucionario, no quedará ni rastro de ustedes. La diferencia de poder es demasiado grande.
Al escuchar eso, Vera mordió su labio.
Aunque la enfurecía, Siana tenía razón.
El ejército revolucionario había logrado mantenerse hasta ahora solo porque el ejército imperial se lo había permitido.
—Así que, en lugar de enfrentarnos al ejército imperial, usemos una estrategia de persuasión.
—¿…Qué?
Vera abrió los ojos de par en par ante las palabras inesperadas.
Mientras la miraba, Siana continuó:
—Existe un tesoro que ha pasado secretamente de generación en generación dentro de la familia real. Lo usaremos para negociar con el ejército imperial sobre el nuevo país. Es algo que también podría interesar al Imperio, así que estoy segura de que podremos obtener un buen resultado.
—……
—Si conseguimos que el ejército imperial se ponga de nuestro lado, los nobles no podrán oponerse, y el ejército revolucionario podrá crear un nuevo país sin derramar ni una gota de sangre.
Vera miró a Siana con una expresión indescriptible.
Todo sobre Siana, desde su aparición hasta lo que acababa de decir, era sorprendente, pero estas últimas palabras eran lo más impactante.
Siana era la única miembro de la familia real que quedaba en el Reino de Asilond y, además, tenía una relación especial con el príncipe heredero del Imperio.
Si realmente existía ese tesoro de la familia real del que hablaba, Siana podría haber asegurado su posición como la gobernante definitiva del caído Reino de Ashilon.
¿Y estaba dispuesta a usarlo para crear un nuevo país?
No tenía ningún sentido.
—¿Por qué haces esa propuesta?
—……
—Es algo que no te beneficia en absoluto.
—Quiero pagar, al menos un poco, por no haber podido proteger a mi pueblo como miembro de la familia real.
Los ojos de Vera temblaron mientras Siana bajaba las cejas y continuaba hablando:
—-Eso es lo que me gustaría decir, pero no debo hacerlo. No puedo permitirme decir algo así, ya que he sido completamente indiferente hacia el país.
—……
—La verdad es que hay algo que quiero obtener a nivel personal a través de esto.
Con esas palabras, la expresión de Vera cambió.
Claro, ¿qué tipo de tonta entregaría un tesoro sin esperar nada a cambio?
Vera se burló de sí misma por haber albergado expectativas, aunque fuera por un momento, hacia Siana, esbozando una sonrisa torcida.
—¿Qué es lo que quieres?
—Eso…
Pero, a diferencia de lo fluido que había hablado hasta ahora, Siana no pudo responder con facilidad.
Finalmente, tragó sus palabras y dijo:
—Te lo diré después de que haya terminado la negociación con el ejército imperial utilizando el tesoro real. Escucha mi petición en ese momento y, si es posible, concédemela.
—…..
La mujer que tenía delante era de la realeza.
Una realeza que creía que los plebeyos solo existían para servirles, tratándolos peor que a perros o cerdos.
Sin embargo, en los ojos esmeralda de Siana no había rastro de arrogancia, altivez, ni de malicia.
Al contrario, sus ojos eran claros y rectos.
Eso dejó a Vera incapaz de ocultar sus sentimientos confusos.
Vera se presionó la frente con los dedos mientras hablaba:
—Es una historia tan inesperada que no puedo darte una respuesta inmediata.
—Lo entiendo —Siana asintió y continuó—: Pero no estoy en una posición de esperar con calma. Lo mismo va para el ejército revolucionario, el ejército imperial y los nobles. Por eso, espero que tomes una decisión lo antes posible.
—Así lo haré.
Con esa respuesta de Vera, la conversación terminó.
Siana se levantó de la silla y murmuró para sí misma, antes de decir:
—Además de Jack, liberaré mañana a aquellos que han sido detenidos por participar en el movimiento revolucionario.
—¿Es un caramelo para que aceptemos tu propuesta sin quejarnos? ¿O solo quieres mostrar lo poderosa que eres?
A pesar del tono sarcástico de Vera, Siana respondió sin mostrar ninguna molestia:
—Simplemente los estoy liberando porque no tienen culpa.
Las actividades en las que habían participado eran completamente pacíficas.
Se limitaban a escribir periódicos y distribuirlos o a reunir a personas para debatir.
Siana continuó hablando:
—Desear un nuevo país no puede ser un crimen.
Especialmente en un país infernal como este.
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