⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
En ese momento, Aris escuchó la voz de Siana susurrar en sus oídos.
—Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, una princesa llamada Diamante. Como su nombre indica, a la princesa Diamante le encantaban los diamantes. La princesa recogía diamantes de todos lados y los usaba para adornarse de la cabeza a los pies. Brillaba como una joya.
Aunque Aris vivía en un rincón del palacio de manera modesta, le gustaban las cosas brillantes. La combinación de diamantes y una princesa despertó su interés.
—Un día, la princesa escuchó un rumor de que un dragón malvado que vivía en el oeste poseía el diamante más duro y hermoso del mundo. La princesa deseaba con todas sus fuerzas ese diamante, así que decidió ir a buscar al dragón malvado.
Siana observó de reojo a Aris. Los ojos de Aris estaban medio cerrados, aunque ella no se había dado cuenta.
Siana continuó hablando en un tono suave, como si cantara una canción de cuna.
—El dragón, al ver a la princesa, le dijo: ‘Eres realmente hermosa. Si te casas conmigo, te daré el diamante.’
Aris frunció el ceño con los ojos medio cerrados.
—¿Un simple lagarto… atreviéndose a hacer eso?
Siana no pudo evitar soltar una risita.
Aris no escuchó la risa de la sirvienta, ya que se había quedado dormida.
Se oía la suave respiración de la niña, típica de un niño pequeño.
Siana miró el reloj. Las agujas marcaban las 9 en punto.
Con una sonrisa de satisfacción, Siana subió la manta hasta el pecho de Aris. Luego, se despidió de la pequeña princesa que ya estaba en el mundo de los sueños.
—Que tengas dulces sueños, princesa.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Aris estaba colgada de una gran rama en el jardín.
El aspecto de Aris había cambiado notablemente en los últimos días.
Su rostro pálido y delgado comenzaba a llenarse un poco, su cabello enredado ahora estaba limpio y brillante, y su ropa, que solía estar sucia, ahora estaba limpia y olía a jabón.
No solo Aris había cambiado. También el Palacio Ruby lucía diferente.
El palacio, que solía estar cubierto de telarañas y polvo, y tenía un olor rancio, ahora brillaba. Incluso el jardín, que antes estaba lleno de malas hierbas, ahora estaba ordenado.
Todo gracias a Siana.
Mientras Aris observaba el renovado Palacio Rubí, recordó lo sucedido el día anterior.
Bajo el intenso sol, Siana estaba agachada en el jardín, sudando a mares.
Aris se acercó a Siana con la mirada de quien ha encontrado una presa.
Estaba decidida a molestarla.
Voy a gritar detrás de ella. Si tiene un montón de malas hierbas apiladas, las esparciré por todas partes, y luego le diré que deje de hacer tonterías.
Esta vez no podrá contenerse y se enfadará, seguro.
Pero justo en ese momento, Siana, que había oído el crujido de las pisadas, levantó la cabeza de repente y gritó:
—¡No pises ahí, princesa!
—¡…!
Aris se quedó paralizada con los ojos bien abiertos.
Siana se acercó a ella y le explicó:
—Acabo de plantar unas flores. Si las pisas, las semillas se lastimarán.
—…….
Aris miró la pala y la bolsa de semillas que Siana tenía en la mano.
Era la primera vez que veía a alguien plantar semillas en el Palacio Ruby, lo cual le parecía curioso.
—… ¿Qué tipo de flores estás plantando?
—Rosas, girasoles, hortensias… de todo un poco. Aquí el sol da bien y la tierra es buena, así que si las riego, crecerán bien.
Siana sonrió mientras hablaba con Aris.
—Cuando florezcan, te haré una corona de flores.
—…….
Las mejillas de Siana estaban enrojecidas por el sol, y su expresión mostraba una sincera felicidad.
Por alguna razón, ver eso hacía que el corazón de Aris se sintiera extraño.
Al final, no fue capaz de llevar a cabo ninguna de las travesuras que había planeado.
Aris frunció el ceño y murmuró:
—¿Qué pasa con esa sirvienta?
Aris estaba confundida.
¿Realmente Siana tenía la intención de servirla como una princesa? ¿Por eso se movía sin descanso desde la mañana hasta la noche con ese pequeño cuerpo?
Pero Aris sacudió la cabeza.
—No puede ser.
Las sirvientas que habían pasado por el Palacio Ruby hasta ahora la habían despreciado, pero de vez en cuando había algunas que, como Siana, eran amables con ella.
Pero todo era mentira.
Sabían que era de sangre imperial, que era una princesa, y pensaban que si la trataban bien, tal vez obtendrían algo a cambio.
Y cuando no conseguían lo que querían, cambiaban de actitud en un instante.
Aris no confiaba en nadie.
Y menos en una sirvienta.
—Seguro que esa sirvienta también tiene algún plan.
Por eso, Aris se dedicaba a molestar a Siana en todo momento.
A veces se acercaba sigilosamente y le gritaba por detrás, otras veces interrumpía su limpieza o le ordenaba que se fuera inmediatamente.
Sabía que si seguía picando, tarde o temprano todos mostraban su verdadera cara.
Pero Siana, hasta ahora, nunca se había enfadado con Aris.
Solo sonreía como si lo que hacía Aris fuera insignificante, como el paso de una hormiga.
Eso era lo que más irritaba a Aris.
—¿Qué tengo que hacer para que muestre su verdadera cara?
Mientras colgaba de la rama, Aris vio algo que brillaba en el suelo y sus ojos se agrandaron.
Bajó del árbol con agilidad y recogió el objeto brillante con la mano.
—Esto es…
Era un pasador con una cuenta color esmeralda. El mismo que la sirvienta insolente llevaba en su cabello todos los días. Los ojos morados de Aris brillaron con una malicia traviesa, como la de un pequeño demonio.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Siana entró al Palacio Ruby tarareando una melodía. Llevaba una cesta llena de comida para Aris. Normalmente, la cantidad de comida que se le daba a Aris era escasa, pero hoy era una excepción: había bastante más. Esto fue gracias a un poco de halago que Siana había usado con la cocinera encargada de repartir la comida.
( ¡Ay, qué deslumbrante! ¡Casi me ciego por la belleza de la señorita sirvienta! )
La cocinera se rió a carcajadas y le dio algunos trozos extra de carne y pan. Con una sonrisa satisfecha, Siana comentó:
—¡Nada menos que cuatro piezas de muslo de pollo asado!
Estaba contenta de poder servir una buena comida a la princesa, pero también porque lo que sobrara sería para ella.
—¿Por qué vienes sonriendo así, como si hubieras robado unas galletas a escondidas? —dijo Aris, apareciendo delante de Siana con los brazos cruzados.
Siana iba a saludarla, pero sus ojos se abrieron de par en par al ver lo que Aris llevaba en su cabello: un pasador con una cuenta color esmeralda.
Eso es…
Sin duda, era el pasador de Siana. Inmediatamente, Siana se tocó la cabeza con una expresión de desconcierto. El pasador que siempre llevaba ya no estaba en su lugar. Su rostro se sonrojó de vergüenza.
¿Cómo no me di cuenta de que se me había caído el pasador? Aunque esté ocupada, esto es demasiado.
Con cuidado, Siana dijo:
—Princesa, con todo respeto, ese pasador que lleva en la cabeza es mío. Creo que lo dejé caer accidentalmente mientras limpiaba.
Siana pensó que Aris simplemente había recogido el pasador sin pensar. Así que esperaba que, si lo mencionaba con franqueza, Aris se avergonzaría un poco, se disculparía por no haberse dado cuenta y se lo devolvería.
Pero la respuesta de Aris no fue la esperada.
—¿Y qué?
—…
Con una expresión arrogante y maliciosa, Aris levantó la barbilla y dijo:
—Lo encontré en mi palacio, así que es mío.
—…
Siana se dio cuenta de que esta situación era solo otra de las muchas formas en que Aris la molestaba.
En otro momento, Siana habría cedido, diciendo ‘sí, claro’ y dejándolo pasar. Pero esta vez no podía.
Ese pasador era un regalo valioso de Chuchu, y Siana lo apreciaba mucho.
Así que, con seriedad, miró a Aris a los ojos y dijo:
—Es un objeto muy importante para mí. Por favor, devuélvamelo.
Aris, por un momento, retrocedió ante la presión sutil que emanaba de Siana. Pero rápidamente apretó los dientes y endureció su mirada.
¿Cómo voy a asustarme por una simple sirvienta? ¡Soy una princesa!
Haciendo una mueca maliciosa, Aris dejó escapar una risita burlona.
—Si lo quieres tanto, ¿por qué no lo tomas por la fuerza?
Aris sacó la lengua y salió corriendo. Siempre había sido rápida, y en todas las persecuciones anteriores con otras sirvientas, había salido victoriosa.
Sin embargo, pronto notó que su rostro comenzaba a ponerse rojo.
¿Cómo puede correr tan rápido esa sirvienta?
El sonido de los pasos de Siana era sorprendentemente rápido. Sus ojos, que normalmente tenían una expresión dulce, ahora parecían los de un gato enfadado persiguiendo a su presa.
Qué miedo…
Aris apretó los dientes. Era un instinto natural del que huye. No quería ser atrapada.
Pero no pudo correr por mucho tiempo. Delante de ella estaba el estanque artificial que bloqueaba su camino. Aunque era pequeño, su profundidad lo hacía peligroso para que una niña lo cruzara.
¡Maldita sea!
Aris se detuvo frente al estanque, dándose la vuelta para ver que Siana se acercaba rápidamente, cerrando su escape. Siana se plantó frente a ella, levantando una ceja.
—No importa si eres una princesa, no es correcto tomar algo que pertenece claramente a otra persona como si fuera un juego. Devuélveme mi pasador.
El tono severo de Siana enfureció a Aris.
¿Ves? Todo ese discurso de que me serviría con devoción era solo palabras vacías. Al final, es igual que las demás.
¿Por qué tanto alboroto por un simple pasador?
Con furia, Aris gritó:
—¡No quiero!
Entonces, arrancó el pasador de su cabello y lo lanzó con todas sus fuerzas.
Plop.
El pasador hizo un suave sonido al caer al estanque.
Comments for chapter "14"
MANGA DISCUSSION