⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Vera miró a Siana, quien era una cabeza más baja que ella, y dijo:
—Hace poco, hablé con personas que trabajaron en el palacio.
—¡……!
—Me dijeron que nunca recibiste una palabra amable del rey y la reina. …Dijeron que no había una princesa más miserable y desdichada en el mundo.
—…….
Vera continuó hablando con voz temblorosa.
—Si eso es cierto, no tenías que hacer tanto. ¿Por qué das todo lo que tienes por un país que ni siquiera te dio buenos recuerdos?
Siana, que había estado mirando a Vera con los ojos muy abiertos, comenzó a hablar lentamente, como si estuviera confesando su corazón.
—Como sabes, Vera, no crecí feliz. …Así que, en realidad, nunca sentí la responsabilidad de proteger este país como princesa. Solo me preocupaba sobrevivir. Pero…
Siana recordó lo que había visto al regresar al Reino de Asilond.
Las personas que, a pesar de no tener nada, soñaban con el futuro con ojos brillantes, y las pequeñas flores que florecían entre la tierra agrietada por la sequía.
Siana sonrió tímidamente y dijo:
—Cuando vi esas partes de este país que no conocía, comencé a encontrarlo adorable. Tanto que quiero cuidarlo con todo lo que tengo.
—…….
—Lo siento.
El rostro de Vera se contrajo.
—… ¿Por qué te disculpas tanto?
—No tengo una posición honorable.
Después de todo, Siana seguía siendo parte de la familia real que había sumido al país en la miseria, y era una traidora que se había aliado con el príncipe heredero del país enemigo.
Siana entendía su posición mejor que nadie.
Sin embargo, en ese momento…
—¡…!
Vera, con una expresión de no poder contenerse más, abrazó a Siana.
Con un corazón latiendo tan fuerte que Siana podía oírlo, Vera dijo:
—Ya basta de esas disculpas innecesarias. En lugar de eso…
—…….
—Cuídanos con más empeño.
Con una voz que parecía la de un niño quejándose a su madre, Siana abrió los ojos sorprendida.
Todos los que observaban la escena también quedaron boquiabiertos.
Especialmente Grace y Chuchu, que estaban justo al lado, se quedaron con la boca abierta como si estuvieran viendo algo tan extraño que nunca pensaron que verían en toda su vida.
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Daltan dijo:
—Hemos extinguido el fuego, pero será imposible quedarse en el palacio por un tiempo. Buscaré una casa cercana al palacio donde Su Alteza pueda descansar cómodamente.
Ante eso, los ojos de Vera brillaron y gritó:
—¡Venga a mi casa, Princesa!
Parecía tan decidida que si Siana se negaba, Vera podría llorar o enojarse muchísimo.
Así que Siana, junto con Grace y Chuchu, respondió afirmativamente y se dirigieron a la casa de Vera.
La casa de Vera estaba en el segundo piso de una taberna que se había usado como una base secreta para el ejército revolucionario.
Mientras subían las escaleras, Vera dijo:
—No se preocupe. A diferencia del miserable primer piso, el segundo piso es bastante cómodo. Además, le pedí a Johan que preparara la habitación, así que debería ser mejor que esas casas de los nobles insoportables.
Sin embargo, al abrir la puerta, Vera gritó:
—¡Johan! ¡Te dije que arreglaras bien la habitación!
Johan, que aún estaba ordenando la habitación, respondió con una cara de indignación:
—Lo hice. Barrí y fregué bien, eliminé todo el polvo acumulado, y lavé las mantas malolientes.
Eso no fue todo.
Trajo una maceta con flores de la casa de Jack, y unas cortinas con encaje de la casa de Elisa para adornar la habitación sombría.
Sin embargo, a pesar de las detalladas explicaciones de Johan, el rostro arrugado de Vera no se relajó ni un poco.
Con una cara enojada, Vera dijo:
—¡Todavía hay manchas por todas partes!
Johan frunció el ceño.
—Esas manchas han estado ahí desde hace mucho tiempo y no se quitan con nada. Sería más fácil derribar el edificio y construir uno nuevo.
—¡Entonces deberías haber hecho eso!
—…….
Por un momento, Johan sintió la tentación de golpear a Vera en la espalda con el plumero que sostenía en la mano.
El comentario era tan absurdo.
Sin embargo, a diferencia de Vera, que a veces no estaba en su sano juicio, Johan era una persona extremadamente racional.
Así que suspiró profundamente y dijo:
—¿Vas a seguir diciendo tonterías mientras la Princesa sigue aquí parada?
Solo entonces Vera recuperó la cordura y exclamó, sorprendida:
—Oh, lo siento. Debí haberlo pensado mejor. Deben estar cansadas. Siéntense y descansen, ¡prepararé la comida y el agua para el baño lo antes posible!
Después de decir eso, Vera salió de la habitación rápidamente, sin darle tiempo a Siana de responder.
—…….
Una extraña quietud llenó la habitación tras la partida de Vera.
La primera en hablar fue Grace.
—¿Qué diablos le pasa de repente? ¿Le habrán lanzado algún hechizo?
Hasta hace poco, incluso cuando llegaron al palacio, Vera había sido insolente con Siana.
No solo le hablaba de manera despectiva a la princesa, sino que cada vez que tenía oportunidad, la miraba con hostilidad y resentimiento.
Grace, quien había presenciado todo esto, habló con una expresión incrédula.
—Y ahora, esa misma persona de repente abrazó a Siana, y su actitud cambió por completo, como si fuera otra persona.
No solo había empezado a hablarle a Siana con extrema cortesía, sino que también reaccionaba con entusiasmo a todo lo que Siana decía.
Chuchu asintió con la cabeza y comentó:
—Si alguien lo viera, pensaría que está enamorada de Siana.
Chuchu lo dijo en tono de broma, pero para sorpresa de todos, Johan, que seguía quitando el polvo en la habitación, estuvo de acuerdo.
—Es cierto.
Los ojos de Grace y Chuchu se agrandaron como si se fueran a salir de sus órbitas por la sorpresa.
Johan añadió rápidamente:
—No se preocupen. No me refiero a un amor erótico. Vera respeta profundamente a la Princesa Siana como líder.
—¡…!
Siana abrió los ojos sorprendida por la inesperada revelación.
Johan, con su habitual expresión seria, continuó hablando.
—¿Sorprendida? Yo también lo estoy. Y Vera también. Vera solía detestar a la familia real y a los nobles de este país. Llegó a decir que los odiaba más que a las ratas y cucarachas que se arrastran por las esquinas de las tiendas.
Eso fue lo que sintió también al conocer a Siana por primera vez.
Pero…
—Cuanto más tiempo pasaba con la Princesa, más se tambaleaba. Al principio intentó negarlo por orgullo, pero parece que al final reconoció sus sentimientos.
Siana se tapó la boca con la mano, con el rostro ligeramente sonrojado por lo que acababa de escuchar, algo que jamás se habría imaginado.
Johan, observando a Siana, añadió:
—Vera va a expresar sus sentimientos dedicándole todo lo que tiene a la Princesa. Es una mujer muy sencilla, no conoce el término medio.
Era como si estuviera diciéndole que se preparara.
Cuando anunciaron que la comida estaba lista, Siana bajó al primer piso.
A diferencia del segundo piso, que visitaba por primera vez hoy, el primer piso era un lugar que había frecuentado. Sin embargo, no pudo evitar sorprenderse.
La mesa, que siempre estaba desordenada y caótica, estaba completamente limpia y ordenada.
Además, había un enorme jabalí asado dorándose sobre la mesa.
Vera, con una expresión triunfante, dijo:
—El cazador Molly atrapó un jabalí, así que lo… eh… conseguí para usted. Me gustaría ofrecerle una variedad de platos, pero no ando bien de dinero.
Diciendo esto, Vera cortó un gran trozo de la grasienta panceta del jabalí asado y lo colocó en el plato frente a Siana.
—Aunque no lo parezca, he utilizado una receta especial que aprendí de una abuela famosa por su habilidad culinaria en el pueblo, así que debería estar bastante bueno. Por favor, disfrútelo.
—… Muchas gracias.
Siana miró el trozo de carne jugosa antes de cortarlo en un pequeño bocado y llevárselo a la boca.
Inmediatamente, una sonrisa apareció en el rostro de Siana.
—Wow, es la primera vez que como jabalí, ¡y está realmente delicioso!
—¿Verdad? ¡Sabía que le gustaría!
Con una expresión emocionada, Vera comenzó a cortar diferentes partes del jabalí asado y las colocó en el plato de Siana.
—Pruebe también la carne magra del cuello. La carne de las piernas es muy tierna. Pruebe un bocado solo, otro con sal, y otro con esta salsa especial de tomate. Así podrá experimentar el verdadero sabor del jabalí.
Grace y Chuchu observaban la escena con una mezcla de asombro y desconcierto, mientras masticaban la carne jugosa que llenaba sus bocas.
Pero las muestras de afecto de Vera no terminaron allí.
Después de la comida, Siana entró al baño. La bañera de madera estaba llena de pétalos de flores de colores brillantes, amontonados como una montaña.
Vera, mirando a Siana con los ojos abiertos de par en par, dijo:
—Preparé esto porque escuché que así se bañan las jóvenes de familias nobles. Recogí todas las flores que encontré en la montaña.
Vera observó con cautela la reacción de Siana y preguntó:
—¿Le gusta?
—… Sí, es bonito.
Un poco excesivo, pero bonito.
Había tantos pétalos que era difícil saber si se estaba bañando en agua o en flores.
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