⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
De todos modos, después de terminar el baño, Siana se sintió increíblemente refrescada.
Me siento tan bien después de limpiar todo el humo y la ceniza que tenía en el cuerpo.
Siana secó su cabello húmedo con una toalla mientras entraba en la habitación del segundo piso.
Al entrar, vio a Grace y Chuchu, que ya se habían bañado, levantando y bajando una silla de madera con expresiones serias mientras conversaban.
—No sé si lo que siente Vera por Siana es respeto o amor, pero sus muestras de afecto son demasiado exageradas, ¿no crees?
—Eso digo yo. De solo estar cerca me puse la piel de gallina.
Grace asintió con una expresión seria mientras levantaba la silla de madera bien alto.
—Tal como van las cosas, no me sorprendería que se aferre al vestido de Siana y le pida que no regrese al imperio y que se quede a vivir aquí con ella.
—¡Oh, no, eso no puede ser! ¿Y qué pasará con Su Alteza el Príncipe, que la espera ansiosamente en el palacio?
—¿Qué va a pasar? Si Siana prefiere estar aquí, tendrá que dejarlo, incluso si es mi hermano. Una mujer que quiere lograr grandes cosas no puede dejarse influenciar por un solo hombre.
Siana entrecerró los ojos hacia las dos que estaban diciendo tonterías.
—Jamás lo dejaré, así que dejen de decir cosas tan terribles.
Aunque lo dijo con valentía, Grace no retrocedió y respondió:
—Siana, no deberías ser tan categórica y deberías considerar todas las posibilidades. Ahora mismo mi hermano puede parecer el hombre más guapo del mundo, pero quién sabe cómo cambiarán tus sentimientos con el tiempo.
—Pero, ¿no crees que será difícil encontrar a alguien más guapo que él?
—Eso es cierto.
Las voces de las dos seguían resonando en sus oídos, pero Siana ya no pudo responder.
El agotamiento la venció. Era de esperarse después de haber estado en constante movimiento toda la noche anterior.
—Necesito comunicarme con Su Alteza…
Siana jugueteó con la bellota que llevaba colgada al cuello, pero finalmente se quedó dormida.
Era extraño.
Esta vieja habitación, con su techo bajo y el viento filtrándose suavemente por las ventanas, le resultaba mucho más cómoda que las lujosas habitaciones del palacio.
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Al día siguiente, Siana se dirigió al palacio.
Daltan, quien ya había llegado y la esperaba, le informó de la situación.
—Es tal como lo verificó antes de salir del palacio ayer.
Aunque se había actuado rápidamente para apagar el fuego, el palacio, que no estaba preparado para un incendio, había sufrido grandes daños.
Muchas partes de los edificios estaban negras por el hollín, y en algunos lugares solo quedaban cenizas.
Incluso Daltan, que había estado allí solo un corto tiempo, se sintió amargado por la escena.
Sin embargo, la propia Siana, dueña del palacio, se mostró completamente tranquila, lo que hizo que Daltan frunciera el ceño.
—¿Acaso mis ojos me engañan? No parece que la princesa esté muy afectada por esto.
Siana no negó las palabras de Daltan.
—Es tal como lo ves. Gracias a que trasladamos rápidamente los objetos valiosos y los libros, los daños económicos no fueron tan grandes. Y, por suerte, no hubo ninguna víctima mortal.
Aunque algunas personas sufrieron heridas graves, se recuperaron sin mayores complicaciones gracias a una misteriosa flor que Siana utilizó.
El resto solo sufrió heridas leves, que sanarán con el tiempo.
—Y además…
Siana bajó la mirada y, como hablando para sí misma, continuó:
—Pienso que es un final apropiado para un palacio que se mantuvo durante tanto tiempo gracias a la sangre y las lágrimas del pueblo. El viejo reino desaparecerá por completo, y sobre sus restos se levantará un nuevo país.
Después de terminar de hablar, Siana inclinó la cabeza hacia Daltan.
—Gracias por ayudar a apagar el incendio. Ahora puede descansar. Vera ha llegado con los revolucionarios y la gente del pueblo. Ellos se encargarán de limpiar los restos y construir los nuevos edificios.
Daltan, comprendiendo la intención de Siana, asintió sin oponerse.
—Entendido. A partir de ahora, las fuerzas del Imperio se retirarán de cualquier asunto relacionado con el Reino de Asilond. Después de todo, es un asunto de un país extranjero.
Siana le sonrió suavemente, como agradeciéndole su cooperación.
Con la inspección del palacio más o menos concluida, era hora de ocuparse de los asuntos pendientes.
Siana, con una expresión seria, dijo:
—Por favor, guíame hasta la Reina Madre.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
La nueva reina estaba encerrada en un almacén en una esquina del palacio.
Mientras guiaba a Siana, Daltan explicó:
—Según la investigación, el día en que cayó el palacio de Asilond, la Reina Madre cambió de ropa con una doncella y escapó del palacio. Luego se escondió en un refugio para salvar su vida. Aunque parece que no vivió de manera muy cómoda.
Siana recordó la imagen de la Reina Madre que había visto el día anterior.
Su cabello estaba desordenado, su ropa sucia, y su cuerpo demacrado emitía un hedor similar al de un pez podrido.
Definitivamente no era la imagen de alguien que había vivido una vida lujosa siendo atendida por otros.
Daltan continuó hablando:
—Lo que no entiendo es por qué, después de permanecer oculta en silencio todo este tiempo, intentó de repente infiltrarse en el palacio para robar la misteriosa flor.
Siana respondió como si se tratara de un problema sencillo de resolver:
—Pensó que, como solo ella sabía dónde estaba la flor, tendría la oportunidad de llevársela en cualquier momento. Pero cuando escuchó que había regresado, se puso nerviosa. No sabía cuándo yo podría tomar la flor.
Daltan asintió, como si finalmente lo comprendiera.
Sin embargo, Siana aún tenía una duda persistente.
La nueva reina odiaba profundamente la flor misteriosa.
Hace mucho tiempo, la nueva reina había alimentado a su hijo, cuyo estado no era bueno, con la flor varias veces, esperando que mejorara.
Pero la flor sólo sanaba las heridas físicas, sin curar la mente ni el espíritu.
Cuando el estado de su hijo no mejoró en absoluto, la nueva reina, enfurecida, intentó destruir la flor, aunque no tuvo éxito porque el rey la descubrió.
Desde entonces, la nueva reina había perdido todo interés en la flor.
Entonces, ¿por qué vendría ahora al palacio a buscar la flor, incluso incendiándolo?
Con esta pregunta en mente, Siana abrió la puerta.
Con un chirrido pesado, la puerta oxidada se abrió.
En el suelo de la pequeña habitación, la nueva reina, con las manos atadas, estaba sentada. La reina, que había estado desplomada como un cadáver, levantó la cabeza al oír los pasos.
Al confirmar que la persona que entraba era Siana, la nueva reina abrió los ojos de par en par.
A diferencia de ayer, la nueva reina no se abalanzó sobre Siana profiriendo insultos.
En su lugar, permaneció de rodillas, mirando hacia arriba a Siana, y dijo:
—S-Siana. Me equivoqué, lo hice todo mal. Te lo ruego, dame una flor, solo una. Por favor.
Era una imagen desgarradora, tan distinta de la mujer que solía mirar a los demás con desprecio y sonreír maliciosamente.
Pero Siana, con el rostro inexpresivo, le preguntó:
—¿Para qué piensas usar la flor?
¿Acaso quería recuperar la riqueza y el poder que había perdido?
¿O quería impedir que Siana usara la flor para ayudar en la fundación del nuevo reino?
Sin embargo, la respuesta de la nueva reina fue completamente diferente de lo que Siana esperaba.
—¡Tengo que salvar a Alex y a Elizabeth! Con esa flor, ellos podrán revivir.
—¡…!
En ese instante, la mirada de Siana vaciló.
Alex y Elizabeth.
Eran los nombres de los hijos que la nueva reina había dado a luz.
¿Acaso ellos también están vivos?
Pero Daltan, que estaba a su lado, respondió rápidamente:
—Después de que recuperó la conciencia anoche y empezó a decir eso, verificamos los cuerpos que habíamos enterrado. Es seguro que el príncipe Alex y la princesa Elizabeth están muertos.
En ese momento, la nueva reina, que estaba sollozando, gritó con una voz escalofriante:
—¡No! ¡No están muertos!
Era una voz tan fuerte que incluso hizo que Daltan se estremeciera.
La nueva reina, temblando, continuó hablando:
—Ellos también están vivos en algún lugar, igual que yo. Solo que han sido gravemente heridos y no pueden volver con su madre.
—…….
—No importa si están muertos. Si reúno todas las flores y las esparzo, funcionará. Aunque esa flor inútil no pudo ayudar al alma de mi hijo, tiene un poder asombroso para sanar el cuerpo —La nueva reina sonrió mientras decía—: Si meto la flor en la boca de los cuerpos, volverán a respirar. Si la pongo sobre sus pechos, sus corazones volverán a latir. Si la pongo sobre sus brazos, me abrazarán de nuevo…
Las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de la nueva reina.
La emoción que se reflejaba en sus ojos mojados era solo un amor desgarrador por sus hijos.
Finalmente, Siana comprendió con claridad.
La nueva reina había enloquecido.
… Por el dolor de haber perdido a sus hijos.
Siana murmuró en voz baja:
—Sí, siempre has sido así. Considerabas las vidas de los demás más insignificantes que las piedras del camino, pero cuidabas a esos niños con un amor desesperado. Por eso yo…
Siana recordó aquellos días del pasado.
Los días infernales en los que la nueva reina la insultaba, la golpeaba y se burlaba de ella.
Lo que más la atormentaba era ver a la nueva reina sonreír radiantemente a sus hijos menores, mientras que a Siana la trataba como a un demonio.
Cada vez que eso sucedía, Siana…
En realidad, estaba celosa. Yo también quería ser amada de esa manera.
Qué pensamientos tan miserables y lamentables había tenido.
Pero ahora, todo eso era cosa del pasado.
Ahora, Siana no sentía nada hacia la nueva reina.
Ni odio, ni rencor.
Mirando a la nueva reina, que seguía sollozando, Siana dijo:
—Por más poderosas que sean las habilidades de la flor, no pueden revivir a los muertos. Alex y Elizabeth nunca volverán a tu lado.
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