⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—……
—……
Un silencio se apoderó del lugar tras lo sucedido en un instante.
¿Qué es lo que acabo de hacer?
Un momento después, Aris se dio cuenta de lo que había hecho. Con el rostro rígido, miró a Siana. Los ojos de Siana, que estaban fijos en el estanque, cambiaron de pronto, volviéndose feroces. Era una ira intensa.
Aris reconoció esa mirada al instante. Las sirvientas la miraban así cuando ella cruzaba ciertos límites. Y lo que siempre venía después era la violencia.
Me va a golpear.
Aris cerró los ojos con fuerza. Sin embargo, no sintió ningún dolor. Lentamente abrió los ojos y vio la espalda de Siana mientras caminaba de regreso por donde había venido. Con una expresión desconcertada, Aris preguntó:
—¿Por qué te vas?
Se refería a por qué no la golpeaba y simplemente se iba, pero Siana interpretó sus palabras de otra manera y respondió:
—No sé nadar. Aunque entrara al estanque, el pasador es tan pequeño que sería difícil encontrarlo.
—……
—Además, no puedo hacer cosas personales durante mis horas de trabajo.
La voz de Siana era tranquila, pero Aris podía sentirlo. Sentía la profunda pérdida que la embargaba.
—Yo…
Aris intentó hablar, pero Siana siguió caminando como si no la hubiera escuchado. Pronto, Siana desapareció, dejando a Aris sola frente al estanque.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Ese día, Siana se encargó de la cena de Aris, la bañó y la preparó para dormir. Sin embargo, Aris apenas podía respirar con tranquilidad. Siana no sonrió ni una sola vez. No hubo bromas que pudieran ser malinterpretadas como simples travesuras, ni caricias en su cabello. Tampoco contó una historia antes de dormir.
Siana solo la trató con una cortesía infinita.
—Que descanse.
Clac.
La puerta se cerró, y Aris se quedó sola en la habitación. Se mordió el labio y se metió debajo de las cobijas.
Qué hago. Parece que realmente está enfadada.
Quizás esto era lo que Aris había deseado durante tanto tiempo. Hacer que Siana se quitara la máscara y mostrara su verdadero rostro. Sería mejor que seguir soportando esa falsa amabilidad.
—……
Aun así, el rostro de Aris estaba distorsionado, como si fuera a llorar en cualquier momento. Esa noche, Aris apenas pudo dormir. Solo logró conciliar el sueño al amanecer y tuvo un sueño.
En ese sueño, una mujer con cabello castaño y un rostro redondo aparecía. Ella había sido la sirvienta de la madre biológica de Aris desde hacía mucho tiempo. Incluso después de la muerte de la madre de Aris, la sirvienta permaneció en el Palacio Ruby y cuidó de Aris durante años. En su cálido abrazo, Aris siempre encontraba consuelo y se quedaba dormida.
Es como una mamá.
Aris amaba a aquella sirvienta. Para ella, esa mujer lo era todo.
Pero un día, soldados irrumpieron en el Palacio Ruby. Capturaron a la sirvienta y la acusaron de robar pertenencias del palacio para venderlas.
( ¡Princesa, princesa, sálveme, por favor! )
Aris tenía apenas cuatro años. La situación que se desarrolló ante ella era pura pesadilla para una niña tan pequeña. Su rostro palideció, su cuerpo comenzó a temblar, y las lágrimas corrían por sus grandes ojos. Aun así, Aris se movió y se aferró a la falda de la sirvienta, temblando de miedo mientras decía:
( Deténganse. Es una orden. )
Las palabras de un miembro de la realeza eran, por sí solas, poderosas. Cuando un miembro de la realeza daba una orden, los soldados debían detenerse inmediatamente. Pero Aris no tenía ese poder, porque era una princesa olvidada.
Los soldados la ignoraron y arrastraron a la sirvienta fuera de allí.
( ¡Princesa! )
El grito desgarrador de la sirvienta resonó en todo el lugar. Aris se quedó allí, acurrucada, esperando a que la sirvienta regresara. Las lágrimas no paraban de fluir.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero finalmente la sirvienta regresó. Su rostro estaba pálido, cubierto de moretones azules y manchas rojas de sangre, claros signos de un castigo severo.
Aris corrió hacia ella, llorando.
( ¿Estás bien? )
Se había descubierto que la sirvienta efectivamente había robado cosas del Palacio Ruby. Sin embargo, Aris no podía odiarla. Seguramente tenía sus razones. Pensaba que, cuando regresara, la trataría mejor. Le daría todo lo que pudiera.
Pero en el momento en que sus ojos se encontraron con los de la sirvienta, Aris sintió como si su corazón se enfriara por completo.
La mirada de la sirvienta era tan fría como el hielo.
( Pero pensé que al menos tendrías alguna utilidad siendo princesa… qué inútil eres. )
Esas fueron las últimas palabras de la sirvienta. Luego, empacó sus cosas y se fue del palacio, y nunca regresó. Después de eso, muchas otras sirvientas vinieron y se fueron. Todas ellas abandonaron el Palacio Ruby rápidamente, algunas porque Aris no les servía de nada, otras porque la odiaban, y otras porque simplemente les resultaba molesta.
Al principio, Aris intentaba agradarles, pero con el tiempo cambió. Comenzó a comportarse de manera caprichosa con las sirvientas.
De todas formas, se iban a ir, así que esto es mejor. Es mejor ser la niña malcriada que provoca su partida, que ser abandonada.
—Entendido. Entonces, yo también me iré. Estoy harta de servir a la princesa.
El último rostro que vio de una sirvienta fue el de Siana.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
—¡..!
Aris abrió los ojos de golpe. Se giró bruscamente, con el rostro pálido por no haber dormido bien. La luz del sol brillaba a través de la ventana. Habían pasado unos días desde la última vez que Siana tocó a la puerta por la mañana. Pero esta vez, no escuchó el sonido de los golpes.
Aris murmuró con una expresión vacía:
—Después de lo que hice, no vendrá.
Quizás Siana no volvería a entrar en esa habitación. Y cuando tuviera la oportunidad, se iría del Palacio Ruby.
Me quedaré sola otra vez.
Los ojos de Aris se llenaron de lágrimas. Estaban a punto de desbordarse cuando…
Toc, toc.
Un suave y alegre golpe en la puerta, como si fuera un gorrión picoteando.
—Princesa, ya llegó la mañana, el sol y los pajaritos también se han levantado. Es hora de despertarse.
—……
Era la voz de Siana. Aris no respondió. O más bien, no pudo responder.
Siana, sin darle importancia, abrió la puerta. Cuando entró en la habitación, abrió los ojos sorprendida al ver a Aris.
—Hoy te has despertado temprano.
Siana colocó la bandeja del desayuno junto a la cama y se acercó a Aris.
—¿O acaso no has dormido bien? No te ves muy bien.
—……
Siana miró a Aris, preocupada por su falta de respuesta.
—En ese caso, ¿por qué no duermes un poco más antes de desayunar? Es difícil tener apetito cuando uno está muy somnoliento, y forzarte a comer podría causarte indigestión.
Siana continuó hablando con una sonrisa.
—No te preocupes. Esta es una situación especial. No tocaré tu comida hasta que estés lista.
Siana, con su rostro apacible y palabras punzantes, era la misma de siempre. No había ni rastro de las emociones que había mostrado el día anterior. Entonces, Aris rompió en llanto.
Con manos temblorosas, Aris tomó la mano de Siana y dijo:
—Lo… lo siento.
—¡…!
Aris seguía hablando mientras las lágrimas caían de sus grandes ojos.
—De verdad, no quería llegar tan lejos ayer. De verdad.
—……
—Así que por favor, no me odies.
Aris era una princesa, y Siana no era más que una sirvienta. Por lo tanto, no tenía por qué preocuparse por los sentimientos de Siana. Sin embargo, ahora, Aris estaba sinceramente pidiendo perdón, con lágrimas en los ojos.
—……
Siana, que miraba fijamente a Aris, se inclinó para limpiar las lágrimas de la pequeña princesa y dijo:
—No te odio.
—…. Mentira.
—Es verdad.
—¡Entonces, ¿por qué actuaste así ayer?!
Ante las palabras de Aris, Siana recordó su comportamiento del día anterior.
Tal vez fui un poco fría.
Pero eso solo fue porque estaba molesta por haber perdido el pasador, no porque odiara a Aris.
—Lo de ayer fue porque fuiste un poco lejos, princesa. Pero entiendo que los niños a veces hacen cosas sin sentido.
—…..
—Así que está bien. Y más aún porque me estás pidiendo disculpas.
Los ojos esmeralda de Siana eran cálidos. Parecía que hablaba con sinceridad.
Solo entonces Aris se sintió un poco aliviada. La pesada carga que aplastaba su corazón comenzó a aliviarse un poco. Por eso, decidió ser un poco más valiente.
—Sé que no te gusta el Palacio Ruby. Eres la única sirvienta y tienes demasiado trabajo… y la única miembro de la realeza aquí no sirve para nada.
—……
Nunca había dicho algo así antes. Siana frunció el ceño, sin saber de qué estaba hablando la joven princesa. Aris, que ya había dejado de llorar, habló con una expresión seria.
—Te ayudaré de ahora en adelante. Limpiaré y lavaré contigo. Seré obediente. Compartiré mi comida. Seré una niña buena. Así que… ¿podrías quedarte en el Palacio Ruby?
Esa inesperada solicitud golpeó el corazón de Siana.
¿Cómo describir esta sensación?
Hasta ahora, Siana había tratado a Aris como una princesa. Aunque a veces discutían, para Siana, Aris siempre había sido una princesa, y ella, una simple sirvienta. Pensaba que su deber era cuidar de Aris como parte de su trabajo.
Pero en ese momento, esa barrera se rompió.
Por primera vez, Aris no parecía una princesa, sino una niña pequeña. Una niña terca, no muy sincera, que lloraba mucho, vulnerable y adorable.
Entonces, Siana sonrió mientras bajaba las cejas.
—Está bien, me quedaré.
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