⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
La voz de Siana era tranquila.
Sin embargo, para la nueva reina, sonó más aterradora que cualquier voz que pudiera venir del infierno.
La nueva reina, con el rostro desfigurado, negó con la cabeza.
—¡Mis hijos no están muertos! ¡Están vivos! ¡Yo los reviviré!
Sin embargo, el desesperado grito de la nueva reina no fue escuchado por nadie.
Siana y Daltan ya habían salido de la habitación.
Daltan, que estaba junto a Siana, preguntó:
—¿Qué haremos con la reina? —Daltan susurró en voz baja—: ¿La matamos?
No había mucha gente que supiera que la nueva reina estaba encerrada aquí. Por lo tanto, acabar con su vida en silencio no sería difícil en absoluto.
He oído que la princesa sufrió mucho a manos de la reina. Así que no sería sorprendente si quisiera deshacerse de ella de inmediato.
Sin embargo, la respuesta de Siana fue completamente diferente a lo que Daltan esperaba.
—Esa mujer incendió el palacio. También intentó robar los tesoros del palacio.
Y eso no era todo.
Cuando la nueva reina tenía poder, hirió y mató a innumerables personas.
—Es una criminal. Vamos a hacerle un juicio formal y que reciba el castigo que merece.
—… ¿Estás segura de que está bien?
—De cualquier manera, si se le juzga correctamente, no escapará de la pena de muerte. No necesito hacerle nada más. Y además… —Siana bajó la mirada y añadió—: No quiero gastar nada más en alguien que no tiene ningún significado para mí. Ni sentimientos, ni tiempo.
Daltan la miró en silencio por un momento.
Cuando la conoció por primera vez, pensó que era una joven adorable, como una pequeña ardilla. Pero no era así.
Siana era fuerte, inteligente y, en ciertos momentos, muy fría.
Tan fría que era fácil olvidar que solo tenía dieciocho años.
Daltan sonrió levemente y dijo:
—Creo que ahora entiendo por qué el príncipe heredero te eligió como su pareja.
—¿Lo dices en un buen sentido?
—Por supuesto.
Daltan asintió con sinceridad.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Gracias a las personas reunidas en torno a los revolucionarios, el palacio fue reconstruido rápidamente.
Chuchu y Grace desempeñaron un papel importante en esto.
—Cuando se termine ese edificio, lo convertiremos en una biblioteca y lo abriremos al público. Mi sexto hermano también ama los libros, pero eran tan caros que no se atrevía a comprarlos. ¡Es una idea realmente buena!
Chuchu, con las fosas nasales ensanchadas, cargó ladrillos apilados como una montaña sobre su espalda y caminó con paso firme.
Al verla, los demás, determinados a no quedarse atrás, flexionaron sus músculos y cargaron ladrillos también (aunque no podían cargar ni la mitad de lo que Chuchu cargaba).
Después de trabajar con todas sus fuerzas y caer agotados al suelo, Grace apareció frente a ellos.
Traía un carro lleno de comida.
Grace aplaudió y gritó con una voz poderosa:
—Buen trabajo a todos. Vamos a comer algo antes de continuar.
La comida que Grace trajo no se parecía en nada a las meriendas comunes de los trabajadores.
Pollo asado dorado, bloques redondos de queso, cinco tipos de frutas, e incluso un pastel dulce que los plebeyos difícilmente podrían permitirse.
Al ver la abundante comida, que rara vez habían visto en toda su vida, la gente se lanzó sobre ella con ojos desorbitados.
Mientras llenaban sus mejillas con la comida, la gente comentó:
Pero, ¿quién es exactamente Grace que puede traernos esta comida cada vez?
La hambruna había durado tanto tiempo que en el Reino de Asilond ni siquiera se podían conseguir panes.
Un hombre al lado susurró:
—Escuché en secreto de un amigo que trabaja en el palacio que Grace es una princesa del Imperio. Así que ella amenaza a los nobles a través del ejército imperial para conseguir toda esta comida.
—¿Qué?
En ese momento, todos los que estaban comiendo se detuvieron con caras de asombro.
Aunque habían anunciado que dejarían este lugar en paz, el Imperio seguía siendo un rival incómodo.
Una princesa de ese país…
Sin embargo, no solo estaban sorprendidos por su identidad.
¿Cómo puede una princesa comer así?
Grace, que estaba sentada a lo lejos, sostenía en sus manos un enorme trozo de carne y lo devoraba con entusiasmo. Luego, se tomó una jarra de cerveza de un solo trago y soltó un ‘¡Ah!’ como un hombre adulto.
Definitivamente no parecía una princesa de un reino.
Pero…
Grace, que estaba masticando, notó que la observaban, sonrió ampliamente y levantó la mano.
—¡Disfruten la comida!
Su sonrisa era tan fresca como la brisa de otoño.
En un instante, las caras de las personas se sonrojaron.
—…Sin duda es hermosa.
—Sí, y además es muy fuerte. Hubo un momento peligroso en el que una columna en llamas cayó, pero la señora Grace corrió y me salvó. Levantó la columna con facilidad y me dijo que saliera de allí rápidamente.
—Yo estaba temblando mientras intentaba mover un montón de madera porque era muy pesado, y ella se acercó en silencio y me ayudó a levantarlo.
Hombres y mujeres por igual comenzaron a compartir orgullosamente sus historias sobre las hazañas de Grace que habían presenciado.
Siana, que escuchaba la conversación desde unos pasos de distancia, se contuvo de sonreír.
La popularidad de Su Alteza Imperial es increíble.
Grace había conquistado el corazón del pueblo en este lugar.
Eso sin duda le sería de gran ayuda en el futuro cuando viviera como parte de la realeza.
Siana giró la cabeza y observó el paisaje del palacio.
Hasta hace unos días, el lugar estaba cubierto de cenizas debido a un devastador incendio, pero ahora se estaban construyendo nuevos edificios de madera y ladrillo.
Dentro de unos meses, este lugar se verá completamente diferente. A diferencia de antes, cuando solo la realeza y la nobleza podían venir aquí, ahora será un lugar donde muchas personas podrán entrar y salir libremente, reflexionando sobre la prosperidad de la nación.
Al pensar en el futuro que se avecinaba, Siana sonrió.
Una voz juguetona interrumpió su pensamiento.
—¿Por qué sonríes tan lindo? Estás haciendo que mi corazón se acelere.
Era Vera.
Vera expresaba su afecto por Siana de manera cada vez más intensa.
Mientras Siana se preguntaba cómo responder, la voz de Vera continuó.
—Estas personas querían hablar con usted, así que las traje.
Junto a Vera estaban algunas doncellas y sirvientes del palacio.
Siana se dirigió primero a las doncellas y sirvientes que estaban de pie, tomados de las manos y titubeando.
—¿Todos están bien?
Eran las personas que habían resultado gravemente heridas el día que el palacio se incendió y a quienes Siana había tratado.
Siana miró a la doncella que estaba en el centro y dijo:
—Especialmente tú, sufriste quemaduras en la mitad de tu cuerpo, tu estado era muy grave. Pero ahora te ves saludable, sin ninguna cicatriz. Me alegra que la flor mística haya funcionado tan bien, Garnet.
Garnet, sorprendida, preguntó:
—¿Conoces mi nombre?
—Por supuesto.
Siana asintió y miró a cada una de las personas que estaban al lado de Garnet mientras decía:
—Garnet, Rina, Daran, Mark, los conozco a todos. Ustedes han trabajado en este palacio desde que yo era pequeña. Siempre he estado agradecida por que defendieran este lugar incluso después de que fuera invadido por el ejército imperial.
En ese momento, los rostros de las doncellas y sirvientes se torcieron, como si estuvieran a punto de llorar.
En realidad, hasta ese momento, las doncellas y sirvientes no sentían ningún afecto por Siana.
Para ellos, Siana no era más que una persona a la que estaban obligados a servir.
Por eso, cuando la joven Siana fue maltratada por el rey y la reina, no se sintieron particularmente compasivos, y tampoco se alegraron mucho cuando Siana regresó al reino.
Pero…
Recordaban vívidamente cómo Siana los había tratado con todas sus fuerzas mientras gritaban de dolor.
Con los ojos enrojecidos, las doncellas y los sirvientes hicieron una profunda reverencia.
—Gracias a usted, pudimos recuperarnos de nuestras heridas. ¡Gracias por salvarnos!
—¡…!
Siana los miró con asombro, y ellos continuaron:
—Nos avergüenza decir esto ahora, pero queremos servirle con todo nuestro corazón. Por favor, permítanos hacerlo.
Siana, sorprendida por esas palabras, los observó por un momento antes de responder:
—Pero yo…
Después de proclamar la fundación del nuevo país, Siana planeaba abandonar el Reino de Asilond.
Sin embargo, las doncellas y los sirvientes parecían estar al tanto de esto y dijeron:
—No importa a dónde vaya, la seguiremos. No queremos servir a la realeza del Reino de Asilond, sino a usted, Siana.
Siana abrió los ojos con asombro.
Y luego, una brillante sonrisa iluminó su rostro.
Como si hubiera recibido un valioso regalo inesperado.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Bajo un cielo despejado y un viento refrescante, comenzó un día que quedaría grabado en la historia.
La plaza del palacio, recién acondicionada justo a tiempo, se llenó de gente que acudía en masa como nubes.
Las personas, con rostros emocionados, decían:
—Aún no lo puedo creer. Ver con mis propios ojos el fin de ese país infernal y el comienzo de uno nuevo.
—Será el día más significativo de mi vida. Por eso traje a mi hija conmigo.
La pequeña niña que estaba sobre los hombros del hombre respondió con un grito de alegría mientras agarraba el escaso cabello de su padre.
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