⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Aris habló con una expresión severa, como una estricta institutriz.
—Primero, come algo.
—Sí.
Siana, con los ojos hinchados de tanto llorar durante varios minutos, asintió obedientemente y comenzó a comer. Después de llenar su estómago con la sopa caliente, el pan y la carne picada, finalmente sintió cómo su cuerpo recuperaba fuerzas.
—Ahora que has comido, ve a dormir.
—Sí.
Una vez más, Siana siguió dócilmente las palabras de Aris. Se acostó en la cama y se cubrió con las mantas. Aris se metió en la cama junto a ella y se acurrucó a su lado.
—Te ayudaré a dormir.
Siana abrió los ojos sorprendida y bromeó.
—Su Alteza se sorprendería si supiera esto.
—¿Y qué? ¿Quién le dijo que se encerrara en un lugar como la Torre de los Condenados?
Aris habló con desdén mientras abrazaba a Siana. De Aris emanaba un dulce aroma, el mismo jabón que Siana había usado cuando la había bañado en el Palacio Ruby.
—Todavía usa el mismo jabón.
—Nini y Nana trajeron un montón.
—Ya veo.
Siana recordó a Nini y Nana, a quienes había visto antes. Ambas habían venido con Aris a ese lugar, y cuando vieron a Aris y Siana abrazadas, se echaron a llorar conmovidas.
( Sniff, nuestra princesa es tan madura. Si yo estuviera en el lugar de Lady Siana, ¿me consolaría con tanta dulzura? )
( ¿Qué dices, Nini? Lady Siana es especial, por eso la consuela así. Si fueras tú, te daría una patada en el trasero y te diría que te pongas las pilas. )
( ¡Ja! Te retaría a intentarlo. Yo te patearía de vuelta a ese lado del este con tu trasero blando como una tortilla. )
( Adelante, pégame, y yo te mandaré volando al oeste con tu trasero flojo como masa de pan. ¡Que no puedas volver a acercarte a la princesa! )
Al recordar la discusión de siempre entre las dos, Siana soltó una risa. En ese momento, una pequeña mano de Aris cubrió sus ojos.
—Deja de pensar en tonterías y duerme.
Siana no había podido dormir bien en los últimos días. Incluso si se quedaba dormida, cualquier pequeño sonido la despertaba de inmediato. Pero ahora no era el caso.
El aroma a jabón y el calor del cuerpo de la niña la hicieron sentir completamente en paz.
El sueño la invadió como una ola.
Por primera vez en mucho tiempo, Siana soñó. Estaba en el Palacio Ruby, bajo el cálido sol, rodeada de personas alrededor de una mesa redonda, charlando alegremente.
Aris, con el ceño fruncido, alzaba la voz; Nini y Nana la miraban con expresión embelesada como si la adoraran, mientras Sol, con su gran tamaño, tenía una expresión incómoda. Y… allí estaba Rashid, sonriendo mientras sostenía una taza de té que Siana le había servido.
En la realidad, Siana murmuró en su sueño, aún con los ojos cerrados.
—Solo espera un poco más. Te salvaré.
Era una firme declaración de voluntad expresada en un susurro adormilado.
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Al día siguiente, Siana se despertó con una expresión fresca. A su lado, Aris seguía durmiendo, respirando suavemente.
Siana sonrió sin darse cuenta.
Anoche parecía una adulta, pero sigue siendo una niña.
Aris seguía siendo pequeña y adorable.
Siana besó suavemente la mejilla redonda y suave de Aris, quien sonrió en sueños, como si disfrutara del gesto.
Siana se levantó de la cama y comenzó a prepararse.
Un buen rato después, cuando Aris despertó, Siana ya estaba completamente arreglada. Su cabello ondulado y color miel estaba trenzado, y llevaba un hermoso vestido.
Aris abrió los ojos de par en par al verla.
No era común ver a Siana vestida de esa manera. La única vez que Aris la había visto así fue mucho tiempo atrás, durante el baile de la rosa, cuando Siana se disfrazó de Roseanna.
Por eso, Aris exclamó sorprendida.
—¡Eres hermosa! ¡Eres una verdadera princesa, Siana!
Ante las palabras de Aris, Siana sonrió levemente.
—Sí, soy una princesa. También soy la primera ministra del Nuevo Asilond ahora.
—Así que eres la jefa del país elegida por el pueblo, ¿no?
Aunque el término ‘jefa’ no era del todo adecuado, lo de ser elegida por el pueblo era cierto. Así que Siana asintió, aunque con una expresión un tanto ambigua.
Los ojos de Aris brillaron.
—¡Mi doncella resultó ser una princesa y la jefa de un país! ¡Es increíble! ¡Muy impresionante!
Al ver lo emocionada que estaba Aris, Siana añadió:
—Y también soy la prometida del príncipe heredero.
—Eso no me impresiona tanto.
Aris frunció el ceño de inmediato y dejó escapar un resoplido.
Siana sonrió al verla y pensó para sí misma:
Sí, soy la prometida de Su Alteza.
No podía simplemente esconderse en un lugar seguro y rezar por su regreso. Tenía que actuar para salvarlo.
Afortunadamente, el cerebro que hasta ayer se sentía rígido como yeso ahora rodaba ágilmente como una bellota recién caída.
Siana habló:
—Lo primero que debemos hacer es sacar a Su Alteza de la Torre de los Condenados.
En ese momento, Rashid estaba bajo el control del Emperador, acusado de un intento de regicidio.
El Emperador podía matarlo en cualquier momento si lo decidía. Primero, Rashid debía escapar de sus manos.
Aris frunció el ceño nuevamente.
—¿Pero cómo? Ningún prisionero puede salir de la Torre de los Condenados sin el permiso del Emperador.—
La Torre de los Condenados estaba protegida por una poderosa magia y vigilada por numerosos caballeros, por lo que rescatar a alguien por la fuerza era casi imposible.
Siana bajó las cejas.
—Lo sé. Por eso planeo usar el poder de los nobles. Si todos los nobles expresan su desconfianza en este caso y exigen un juicio formal al Emperador y la Emperatriz, Su Majestad no podrá ignorarlos.
Si el Emperador daba un paso atrás y aceptaba un juicio, Rashid podría ser liberado de la Torre de los Condenados, al menos temporalmente.
Entonces, Siana tendría la oportunidad de rescatarlo, ya sea demostrando su inocencia en el juicio o escapando con él durante el proceso.
Aris seguía preocupada.
—¿Pero crees que los nobles realmente te apoyarán?
Su preocupación no era infundada. Siana había pedido ayuda a los nobles antes, pero la habían ignorado por completo.
Pero esta vez será diferente, pensó Siana.
Tenía una estrategia completamente distinta a simplemente pedir favores con una carta, como había hecho antes.
Aris, que había estado observando a Siana, tragó saliva inconscientemente.
—Siana, tienes una cara muy aterradora ahora mismo. ¿No me digas que piensas amenazar a los nobles agarrándolos por el cuello?
Siana sonrió con suavidad, pero no negó la posibilidad y cambió de tema.
—Tengo algo para que la princesa haga mientras yo me encargo de los nobles.
En realidad, Aris no se preocupaba mucho por el destino de Rashid. De hecho, le costaba imaginar que ese hombre, que era como un monstruo, simplemente muriera en un lugar como la Torre de los Condenados.
Mi hermano no morirá mientras Siana esté viva. Incluso si su corazón se detuviera por el veneno, se levantaría para verla.
Aun así, estaba dispuesta a hacer todo lo posible para ayudar a salvar a Rashid, solo por Siana.
—Lo que sea que necesites. Si tú lo dices, lo haré.
Siana se dirigió a Aris, que la miraba con ojos brillantes.
—Antes de pedirte un favor, primero tengo que decirte algo, princesa.—
—¿Qué es? —preguntó Aris, inclinando la cabeza con curiosidad.
Con cautela, Siana comenzó a hablar. Era sobre la Emperatriz.
Después de escuchar toda la historia, Aris exclamó con incredulidad:
—¿Quieres decir que el cariño que Su Majestad la Emperatriz tenía por mi hermano era todo una mentira?
—Estoy segura de que, al menos, no eran los sentimientos normales de una madre por su hijo.
—Entiendo —dijo Aris, aún sorprendida, pero sin dudar de las palabras de Siana.
En cambio, murmuró con interés:
—Ya veo. Resulta que, en todas las historias, la persona que parece más amable termina siendo el villano final.
Siana la observó y dijo:
—Lo que quiero pedirte, princesa, es que investigues a la Emperatriz, el villano final, digo, Su Majestad la Emperatriz.
En el momento en que Rashid fue acusado de intentar asesinar al Emperador, tanto el Emperador como la Emperatriz estaban presentes en la sala.
Eso significaba que el Emperador no fue el único que incriminó a Rashid. La Emperatriz también era cómplice.
—Su Majestad la Emperatriz es originaria del este. Si investigamos a fondo su pasado en esa región, podríamos descubrir algo sorprendente.
… Como, por ejemplo, un antiguo amante de la Emperatriz.
Podría ser una historia trivial o algo realmente impactante.
Si fuera lo último, sin duda sería un arma poderosa para manipular a la Emperatriz.
Los ojos de Aris brillaron.
—Así que me estás diciendo que descubra el punto débil de la Emperatriz, ¿verdad?
Aris, como siempre, había captado la idea rápidamente.
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