⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Qué fue lo que le dijiste al sastre para que saliera con esa cara? Te dije que no anduvieras por ahí cautivando a la gente de esa manera —dijo Aris, entrando con un tono pícaro.
Detrás de ella, sus sirvientas Nini y Nana la seguían de cerca.
Siana frunció el ceño y respondió:
—No le dije nada fuera de lo normal. Solo le pedí que hiciera su mejor esfuerzo con la ropa de Su Alteza.
—Hmph, cuando digas cosas así, tienes que afilar la mirada y usar un tono lo más severo posible. ¡Nada de sonreír!
—Lo tendré en cuenta.
Mientras Siana sonreía al responder, Aris le preguntó:
—¿Ya terminaste con tu trabajo?
—Solo he terminado de revisar la ropa.
Aún le quedaba mucho por hacer. Tenía que verificar que la sala de la coronación estuviera correctamente decorada y revisar la lista de invitados para la ceremonia.
Aris frunció los labios como si fuera un pato.
—Puedes hacer eso un poco más tarde.
—Eso es cierto, pero… ¿por qué? ¿Tienes algo en mente que quieras hacer conmigo?
Aris asintió emocionada, con los ojos brillantes.
—Sí, ver una pelea.
—¿Perdón?
Siana abrió los ojos sorprendida cuando Aris la tomó de la mano y la llevó fuera del palacio. Nini y Nana las siguieron de cerca.
Las cuatro mujeres llegaron al palacio de la princesa Grace, quien había regresado hace unos días para asistir al funeral del Emperador.
Siana pensó que iban a ver a Grace, pero Aris la condujo a unos arbustos en un rincón del jardín. Ocultándose entre el follaje como si fueran ladronzuelas, Siana abrió los ojos como platos.
—Princesa, ¿qué es todo esto…?
—Shh.
Aris cubrió la boca de Siana y señaló en una dirección. Siana dejó escapar un pequeño grito de sorpresa.
A unos pocos pasos de distancia, Grace y su prometido, Isaac, estaban de pie.
Siana, todavía sorprendida, le susurró a Aris:
—¿Ese Isaac sigue vivo…? Quiero decir, ¿no lo ha dejado aún?
—Yo también pensaba que mi hermana Grace lo había dejado hace tiempo, pero parece que no.
En realidad, Grace había olvidado por completo a Isaac. Estaba demasiado ocupada yendo y viniendo del reino de Ashilon. Además, Isaac, que era el tercer hijo de un simple Conde, ni siquiera había sido invitado al funeral del Emperador.
Era un reencuentro después de mucho tiempo.
—Ha pasado mucho tiempo, Isaac —dijo Grace, inclinando ligeramente la cabeza.
—…
Pero mientras Grace estaba tranquila y serena, la expresión de Isaac estaba completamente tensa.
Isaac había venido a ver a Grace con un plan meticuloso en mente.
El Emperador había fallecido repentinamente. Aunque Grace no tenía un gran apego por su padre, seguramente estaría triste y llorosa.
Este era el momento perfecto para que su prometido la consolara tiernamente.
Isaac planeaba consolar a Grace y reavivar su frío corazón. Pero…
—¿E-estás haciendo ejercicio? —preguntó Isaac, sorprendido.
—Sí —respondió Grace, con una expresión despreocupada mientras levantaba una enorme roca.
En ese momento, sus poderosos bíceps se hincharon.
Isaac quedó impactado al ver los músculos de Grace, que eran aún más impresionantes que la última vez que se habían visto.
Grace, dándose cuenta de la mirada de Isaac, dijo:
—No los desarrollé a propósito, pero ayudando en las obras del reino de Asilond, crecieron naturalmente. Es mucho más eficaz que levantar pesas.
Con una expresión de orgullo, Grace miraba sus músculos mientras Isaac no podía contenerse más y gritaba:
—¡Por favor, basta! ¡No puedo soportarlo más!
—…
—¿Quieres que te diga la verdad? El aspecto que tienes ahora, princesa Grace, es horrible. Esos músculos, tu piel bronceada por el sol, y tu cabello corto como el de un hombre… Ningún hombre podría considerarlo hermoso.
Fue una crítica devastadora.
Aun así, Grace no parecía herida en lo más mínimo. Simplemente frunció el ceño con disgusto y murmuró:
—No hice estos músculos para que un hombre me llamara hermosa.
—¿Qué…?
Isaac abrió los ojos de par en par, y Grace le sonrió. Aunque su cuerpo se había vuelto más grande y su cabello era corto hasta las orejas, sus facciones seguían siendo igual de deslumbrantes, y su sonrisa era hermosa.
Grace, mirando a Isaac, cuyo rostro se había puesto rojo sin que él lo notara, dijo:
—Rompamos nuestro compromiso.
—¿Qué?
Isaac quedó atónito y dejó su boca abierta. Recuperándose tarde, Isaac tartamudeó:
—¿C-cómo puedes romper nuestro compromiso tan de repente? ¿Es por lo que acabo de decir? Admito que fui un poco rudo, pero lo dije por tu bien, princesa Grace. A mí me gustas sin importar cómo te veas…
Grace lo interrumpió tajantemente.
—No me importa si te gusta mi apariencia o no. Lo que importa es lo que yo siento.
—¡…!
—No siento ninguna atracción por un hombre que, sin músculos, es débil y solo sabe hablar sin cesar.
El rostro de Isaac se sonrojó de rabia.
Aunque Grace era una princesa, al final seguía siendo una mujer. Y escuchar tales palabras de una mujer hirió su orgullo profundamente.
Mientras Isaac rechinaba los dientes, Grace se rió.
—Si te molesta tanto, ¿por qué no me desafías?
—¿…?
Isaac entendió el significado de esas palabras de inmediato.
Grace lo estaba provocando. Si no le gustaba lo que oía, debería lanzar un guante y retarla a un duelo.
Isaac se puso serio.
—No diga tonterías. Los duelos son algo que se lleva a cabo solo entre hombres fuertes. ¿Cómo podría desafiar a una frágil mujer…?
En ese momento, Grace extendió su brazo frente a Isaac. La enorme musculatura de su brazo hizo que Isaac soltara un grito involuntario:
¡Hiiiik!
Grace, mirando al pálido Isaac, dijo:
—Si un duelo te parece demasiado, una pulsada también está bien.
Cuando Grace tensó el brazo, sus músculos se hincharon aún más. Comparado con ella, el brazo de Isaac parecía el de un niño, delgado y débil.
Isaac ya no pudo soportar más la humillación.
—Nuestro compromiso fue acordado entre nuestras familias. No romperé el compromiso bajo ninguna circunstancia.
Dejó esas palabras y se fue, casi huyendo.
Grace, ahora sola, puso las manos en la cintura y habló:
—Si ya han visto suficiente, salgan de ahí.
En ese momento, los arbustos cercanos se agitaron, y Siana, Aris, Nini y Nana salieron apresuradamente.
Aris, con el rostro enrojecido, corrió hacia Grace.
—¡Hermana, estuviste increíble! Aunque creo que fue un poco suave. ¡Deberías haberlo levantado y lanzado por los aires! Así estaría tan asustado que no se atrevería a volver por aquí nunca más.
—Aun así, creo que eso sería demasiado… hay que proteger a los débiles —respondió Grace, encogiéndose de hombros.
Siana se acercó a Grace con preocupación.
—Pero, ¿realmente está bien que hayas mencionado la ruptura del compromiso así de repente?
Tal como había dicho Isaac, el compromiso entre Grace e Isaac no era un juego de niños. Había muchos intereses entre la familia imperial y la familia del Conde que estaban en juego.
Sin embargo, Grace respondió con total despreocupación:
—No hay problema. Mamá me dijo que hiciera lo que quisiera.
Los ojos de Siana se agrandaron.
—¿La Emperatriz Consorte Laila?
—Sí.
—…
—Antes, me decía que nunca rompiera el compromiso primero porque perderíamos mucho. Si quería romperlo, debía encontrar una razón convincente o hacer que Isaac quisiera romperlo él mismo. Pero últimamente, mamá ya no tiene ganas de darme esos sermones.
Siana frunció el ceño.
—¿Es porque Su Alteza el príncipe heredero ha ascendido al trono?
La Emperatriz Consorte Laila era la más ambiciosa de las cuatro esposas del Emperador. Era la única que había deseado que su hijo se convirtiera en Emperador. Sin embargo, ahora que Rashid había sido coronado, sus aspiraciones habían quedado destruidas, lo cual debía ser frustrante.
Grace soltó una risita.
—No, no es eso. Después de todo, siempre fue un sueño poco realista. Desde el principio, el poder del príncipe Rashid era demasiado abrumador.
—…
—El verdadero motivo por el que mamá está desanimada es por la Emperatriz.
Al oír ese nombre inesperado, los ojos de Siana se abrieron aún más.
—¿La Emperatriz?
—Sí. Desde que fue exiliada al norte, mamá ha estado de capa caída.
—¿Pero no odiaba la Emperatriz Consorte Laila a la Emperatriz?
Laila, nacida en una familia noble, siempre había soñado con convertirse en Emperatriz. Pero ese sueño se rompió con la llegada de la actual Emperatriz, lo que la llenó de resentimiento.
Por eso, Laila había estado constantemente en conflicto con la Emperatriz. Siana también se había beneficiado de ese enfrentamiento.
Grace explicó:
—Es cierto. Pero aunque la odiaba tanto, ahora que la Emperatriz ha desaparecido del palacio, parece que mamá se siente melancólica. No sé si es por una mezcla de amor y odio o por lástima.
No pudiendo entender del todo esos sentimientos, Grace simplemente encogió los hombros.
—De todos modos, mamá está tan desanimada que ya no le importa nada. Me dijo que hiciera lo que quisiera, así que aprovecho la oportunidad para romper el compromiso.
Ante esas palabras, las mujeres presentes en el jardín, incluida Siana, levantaron el pulgar en señal de aprobación.
Grace respondió con una amplia sonrisa.
Poco después, Grace logró romper el compromiso, tal como había querido. Isaac se enfureció, diciendo que no podía ser, pero no pudo hacer nada.
Él solo era el tercer hijo de un Conde, mientras que Grace era la hija del Emperador fallecido y la hermana del actual Emperador.
La diferencia de poder era demasiado grande.
Con el rostro desencajado, Isaac firmó los papeles de la ruptura del compromiso, y lanzó una maldición:
—Afirmo que a la princesa le será imposible comprometerse con un noble mejor que yo. Nadie en el mundo verá con buenos ojos a una mujer cruel que rompió un compromiso sagrado a su antojo.
Tal como Isaac había predicho, la reputación de Grace como posible esposa cayó en picado después de la ruptura. Su musculatura impresionante y su apariencia varonil no ayudaron.
Por supuesto, a Grace no le importó en absoluto.
Y fue unos años después cuando Grace finalmente encontró a su verdadero compañero de vida.
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