⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Por otro lado, un grupo de mujeres se reunió en un rincón y susurraba en voz baja.
—Pensé que la ceremonia de coronación sería descuidada, ya que fue organizada repentinamente y no contaría con la presencia de los ancianos de la familia real, pero no ha sido así. Es realmente impresionante.
La decoración del templo donde se llevaba a cabo la coronación, la lista de invitados y la disposición de los asientos, así como los sirvientes y doncellas que se movían sin causar la más mínima molestia a los asistentes, todo era perfecto.
Y la persona que había organizado esta magnífica coronación era Siana. Vestida con un traje dorado y maquillada con elegancia, estaba radiante y hermosa. Parecía increíble que, hasta hace poco, hubiera sido una simple doncella trabajando en el palacio real.
Mientras observaban a Siana supervisar con atención que todo en la ceremonia funcionara sin problemas, una de las mujeres comentó:
—Seguramente Su Majestad el nuevo Emperador hará de la princesa Siana su Emperatriz, ¿verdad?
Nadie se atrevió a contradecir esa afirmación.
Siana ya no era una simple doncella, sino la princesa y primera ministra del nuevo reino de Asilond. Aunque Asilond era un pequeño reino, recientemente había comenzado un lucrativo negocio con una flor misteriosa que había captado la atención de muchos países.
Y no solo eso, Siana había salvado a Rashid, quien estuvo en peligro por culpa de la Emperatriz. Este era un mérito que nadie podía negar.
A pesar de todo, las miradas de las mujeres reflejaban una leve insatisfacción. En sus corazones ardía la ambición de ocupar el lugar más alto que una mujer del imperio podía alcanzar, y además sentían una atracción por el joven, fuerte y apuesto nuevo Emperador.
Los ojos de las mujeres brillaban con determinación.
—El Emperador tiene la obligación de engendrar muchos hijos para consolidar su poder.
Ni siquiera Rashid podía escapar de esa responsabilidad.
—Aunque no sea la Emperatriz, puedo aspirar a ser concubina o al menos dama de honor.
—El verdadero desafío empieza a partir de ese momento.
Las mujeres, llenas de ambición, intercambiaban miradas encendidas.
A cierta distancia, un joven observaba a esas mujeres con una mirada fiera y llena de odio.
Era Kiran, del gremio Mystic.
Kiran gruñía como un zorro enfurecido.
—¡Esas mujeres! ¿Qué estarán pensando para mirar a la princesa Siana con esos ojos tan despreciables?
Caroline, que estaba al lado de Kiran, le lanzó una mirada reprobatoria.
—Deberías dejar de poner esa cara desagradable. Esas personas son damas de familias nobles o princesas de otros países. Son excelentes clientas de nuestro gremio Mystic.
—¿Clientas? ¡Bah! De ahora en adelante, solo venderé mis productos a la princesa Siana.
—Ya lo sospechaba, pero este chico está realmente loco. ¿Vas a terminar regalándole todo el gremio Mystic a la princesa Siana?
De repente, un puño relampagueante cayó sobre las cabezas de los hermanos, quienes se quejaron, agarrándose la cabeza por el dolor.
La persona que los miraba con desdén era su madre, Redrock, la líder del gremio Mystic.
—Dejen de hacer ruido, los dos.
—…
—Ser invitados a la coronación de Su Majestad el nuevo Emperador es un honor sin precedentes en la historia del gremio Mystic. No lo olviden y comportense.
El gremio Mystic era el mayor comerciante de piedras mágicas del continente. Sin embargo, debido a la naturaleza de sus productos, relacionados con la magia, y a su condición de plebeyos, nunca habían sido invitados a eventos tan importantes.
Pero Rashid (en realidad Siana) había invitado al gremio Mystic a la ceremonia de coronación.
Todo gracias a Kiran.
Caroline miró a Kiran con incredulidad y dijo:
—Pensé que te darían una buena paliza por robar piedras mágicas sin permiso de mamá, pero…
El comportamiento imprudente de Kiran había resultado ser una gran ayuda para el Gremio Mystic. Gracias a la piedra mágica de teletransportación que Kiran le dio a Siana, se pudo rescatar al príncipe heredero.
Además, Kiran había encontrado y entregado al mago que había lanzado un maleficio sobre el antiguo Emperador.
Rashid le había prometido una recompensa sustancial a Kiran por su ayuda.
A partir de ahora, el gremio Mystic prosperaría aún más bajo el favor del nuevo Emperador.
Redrock soltó una pequeña risa y murmuró:
—Quién hubiera pensado que mi hijo, que solo causaba problemas, terminaría siendo útil. Qué sorpresas da la vida.
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Siana echó un vistazo al lugar donde estaban sentados los invitados. Todas las sillas estaban ocupadas.
Ya han llegado todos los invitados.
Siana salió del salón y se dirigió a una habitación al lado del templo.
A diferencia del bullicio del salón, donde la emoción de la multitud se sentía en el aire, en la habitación reinaba una calma absoluta. Allí estaba Rashid, esperando.
Sin embargo, no estaba solo. Aris también estaba allí, con una expresión feroz, como si estuviera a punto de atacar a Rashid. Con una mirada furiosa, Aris habló:
—Por si acaso te lo has tomado de otra manera, te lo dejo claro: hoy te convertirás en Emperador no porque seas extraordinario, sino gracias a Siana. Si no fuera por ella, seguirías siendo un juguete en manos de la Emperatriz.
A pesar de la rudeza de sus palabras, Rashid asintió tranquilamente.
Al ver su reacción, el rostro de Aris se volvió aún más sombrío.
—¿Crees que eso es todo? Si yo hubiera nacido antes que tú, hoy sería yo quien se convertiría en Emperatriz.
No era una simple afirmación. A diferencia de Rashid, que era más directo, Aris tenía un talento natural para la estrategia y la manipulación. En el campo de batalla, Rashid era fuerte, pero en el ámbito político, Aris era la experta.
Rashid no negó esas palabras.
Con tono suave, Rashid respondió:
—Reconozco tu inteligencia. Por eso, espero que me ayudes mucho en el futuro.
Aris gritó con furia:
—¿¡Estás loco?!
Con el rostro rojo como un tomate, Aris alzó la voz:
—No te confundas pensando que estoy de tu lado solo porque me mantengo tranquila. En cuanto vea una debilidad en ti como Emperador, ¡te traicionaré sin dudarlo!
Aris haría todo lo posible por arrebatarle lo que él tenía.
Por otro lado, Aris no terminó de decir lo que quería.
—¡Princesa Aris!
En ese momento, Siana había entrado en la habitación y la miraba con una expresión de sorpresa, preguntándose qué era lo que estaba diciendo. Siana siempre había apoyado todo lo que hacía Aris, excepto cuando se trataba de Rashid. Si alguien cruzaba la línea y se metía con él, ni siquiera Aris recibiría indulgencia.
Aris lo sabía bien, y su rostro cambió de inmediato.
Con una sonrisa inocente, Aris agitó la mano.
—No te confundas, Siana. Solo estaba felicitando a mi hermano mayor.
Aris dio un golpecito en el hombro de Rashid y continuó:
—No cometas errores hoy, hermano. Estaré observando muy de cerca.
Aunque parecía un comentario de apoyo, había una clara amenaza en sus palabras.
Después, Aris giró la cabeza para mirar a Siana.
—Siana, te doy permiso especial para pasar tiempo con mi hermano. Cuando terminen de hablar, no olvides venir a sentarte a mi lado.
Con esas palabras, Aris desapareció de la habitación.
Siana frunció el ceño con una expresión complicada.
—Realmente no parece el comportamiento de una niña de apenas diez años. ¿Qué clase de adulta tan impresionante pretende ser la princesa?
Rashid, con una expresión indiferente, respondió:
—Cuanto más crezca, más peligrosa será para mí.
Rashid sabía que, una vez convertido en Emperador, tendría que esforzarse aún más para no perder lo que tenía ante una hermana que siempre acechaba para arrebatárselo.
—En serio, estos dos hermanos…
Siana negó con la cabeza, como si no pudiera hacer nada al respecto.
—Vaya, este no es el momento para eso.
Siana explicó el propósito de su visita.
—La coronación está a punto de comenzar. Vine para informarte.
Mientras acomodaba el cabello de Rashid, Siana le preguntó:
—¿No estás nervioso?
Rashid soltó una suave risa ante sus palabras. Si hubiera sido en su niñez, podría haber sentido nervios, pero desde que era adulto, nunca lo había estado.
Tenía una valentía tan grande que podía dormir plácidamente incluso en medio de un campo de batalla donde la vida pendía de un hilo.
Para él, la ceremonia de coronación no era más que una tarea aburrida que apenas lo mantenía despierto.
Aun así, como le agradaba el cuidado de Siana, Rashid fingió una expresión de debilidad.
—Sí, estoy muy, muy nervioso.
—…
—Así que ayúdame.
Siana sabía que Rashid no lo decía en serio, pero no rechazó su petición. Sabía que ese pequeño capricho era, en el fondo, un gesto adorable.
Con cuidado de no arrugar su ropa, lo abrazó suavemente y le susurró en un tono afectuoso:
—Lo harás bien, Rashid.
Solo entonces una sonrisa satisfecha apareció en el rostro de Rashid.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Dentro del salón principal del templo.
Aunque muchas personas estaban presentes, el vasto espacio estaba tan en silencio que ni siquiera se escuchaba una respiración.
Momentos después, con el sonido de una campana clara, el protagonista del día apareció.
Al ver la figura de Rashid, algunos de los presentes olvidaron la solemnidad del momento y dejaron escapar pequeños gritos de sorpresa. Alguien incluso tambaleó, incapaz de asimilar lo que veía.
Rashid era impresionante.
Su cabello plateado brillaba, y su rostro parecía esculpido meticulosamente por una diosa.
La túnica blanca adornada con bordados dorados lo hacía ver puro, mientras que la capa roja que caía sobre sus hombros irradiaba poder.
Era, en definitiva, una figura abrumadoramente hermosa.
Viendo la fascinación en los ojos de los asistentes, Siana sonrió con satisfacción.
Valió la pena dedicar un mes a preparar su imagen.
Entre miradas llenas de asombro, Rashid subió al estrado.
Sobre la mesa plateada del estrado descansaban los tres tesoros que simbolizaban al Emperador.
La corona, símbolo de la sangre imperial.
La espada, símbolo de la fuerza del Emperador.
El cetro, símbolo de la autoridad del Emperador.
Rashid tomó primero la corona de oro adornada con decenas de diamantes.
Se la colocó sobre la cabeza y luego sostuvo la espada y el cetro en sus manos.
En ese momento nació Rashid Revijon de Arden, el 17.º Emperador del Imperio.
Los rostros de los presentes reflejaban la emoción de presenciar un momento tan grandioso.
Sin embargo, todos contenían el deseo de estallar en aplausos y gritos de admiración. La ceremonia aún no había terminado.
Faltaba el discurso del nuevo Emperador.
A través de este discurso, el Emperador revelaría al mundo la visión de su reinado.
El anterior Emperador solo se interesaba por las luchas de poder dentro del palacio y los lujos. Pero el nuevo Emperador es completamente diferente.
Desde los trece años, Rashid había recorrido los campos de batalla conquistando innumerables naciones.
El nuevo Emperador seguramente creará el imperio más poderoso de la historia.
Los ojos de los nobles e imperiales presentes estaban llenos de expectativa, mientras que los representantes de naciones extranjeras mostraban temor.
Siana también observaba a Rashid con una expresión tensa.
Bajo las atentas miradas de todos, Rashid abrió la boca para hablar.
—El Emperador Rashid Revijon de Arden amará a Siana Asilond von Sylith por el resto de su vida.
—… ¡¿Qué?!
En ese instante, los rostros de los presentes se llenaron de asombro. Siana también abrió los ojos de par en par y quedó paralizada.
¿Escuché mal? ¿Por eso me pareció escuchar algo tan extraño?
Algunos realmente pensaron eso y se frotaron las orejas, olvidando su compostura.
Otros se pellizcaron las mejillas, pensando que estaban soñando.
Pero, para su desconcierto, Rashid continuó hablando con una expresión serena y llena de dignidad.
—Mi cuerpo, mi corazón y mi alma pertenecen a Siana Asilond von Sylith. Por lo tanto, me esforzaré por crear el país que ella desee.
Si ella deseaba honor, él construiría un país que ayudara a los pobres y fuera respetado por muchos.
Si ella deseaba paz, él crearía una nación poderosa que usaría toda su fuerza para detener las guerras en el mundo.
Los ojos violetas de Rashid se dirigieron hacia Siana, que estaba sentada a un lado. Rashid preguntó:
—Entonces, dime, Siana, ¿qué tipo de Emperador te gustaría que fuera?
Siana frunció el ceño, claramente en una situación incómoda.
El primer día de su reinado como Emperador, y ya ha causado un gran escándalo.
La vergüenza que sentía era tan grande que tuvo la tentación de pedirle al mago Yong que borrara la memoria de la gente.
Sin embargo, pronto su rostro se relajó y Siana soltó un pequeño suspiro.
¿Qué puedo hacer? Ya es un hecho consumado.
A estas alturas, era imposible que él mostrara su carisma imponente como Emperador o revelara grandes ambiciones para el imperio.
En ese caso, lo mejor sería seguirle el juego.
Después de todo, hoy es su día.
Entonces, con una expresión un poco descarada pero llena de sinceridad, Siana dijo:
—Por favor, conviértase en el Emperador más feliz del mundo.
Ante sus palabras, Rashid sonrió radiante, como una princesa que recibió un cálido rayo de sol en una historia que Siana había contado hace mucho tiempo.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Rashid Revijon de Arden, el 17.º Emperador del imperio, cumplió la promesa que había hecho a muchas personas el día de su coronación.
Después de hacer de Siana Asilond von Sylith su Emperatriz, nunca mostró interés por ninguna otra mujer.
La Emperatriz Siana fue la única esposa y el único amor de Rashid.
Cada mañana, Rashid despertaba con un beso de Siana, tomaba el té que ella le servía tres veces al día y, juntos, veían los asuntos del estado sentados uno al lado del otro.
Cuando el sol se ponía y llegaba la noche, él la arropaba cuidadosamente hasta el pecho.
Acostada en la cama, con la cara llena de sueño, Siana decía:
—Hoy también creo que me quedaré dormida antes que tú. Quería quedarme despierta contigo…
Rashid, que estaba reclinado junto a ella, dándole suaves golpecitos, se rió entre dientes.
—A diferencia de mí, que soy un dormilón, tú has estado despierta desde el amanecer y has estado activa todo el día. Es normal que tengas sueño.
—Eso es cierto, pero…
—Vuelve a dormir.
Rashid besó sus labios suaves. Un momento después, Siana cerró los ojos y comenzó a respirar suavemente.
Rashid la observó durante un rato y luego la abrazó en su amplio pecho.
Sintiendo su cálida presencia, el joven Emperador esbozó una sonrisa de pura felicidad.
Era una sonrisa de completa dicha.
[ SER SIRVIENTA ES MÁS NATURAL QUE SER PRINCESA ]
[ FIN DE HISTORIA PRINCIPAL ]
N/Nue: Me pareció muy necesario decir algo porque, esta novela es de lejos una de mis favoritas. Cuando Rashid dijo «El Emperador amará a Siana hasta el resto de sus días» lloré al momento de traducirlo, quizás no sea uno de los momentos más especiales, pero es que ese amor… me dejó igual de enamorada. Son preciosos, son los mejores, son mis bebés y mis protegidos. Gracias por acompañarme con esto, ver y lograr entender mi amor hacia ellos, lo hace aun más especial.
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