⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Las doncellas aprendices, habiendo terminado sus tareas, se reunieron en la destartalada cocina. Estaban allí para cenar.
La comida servida en la mesa era extremadamente pobre: trozos de pan endurecido por el tiempo y una sopa insípida casi sin sustancia.
Chuchu habló con voz abatida:
—Hoy tampoco hay carne. A este paso, mis brazos se volverán tan delgados como ramas.
Siana, por otro lado, lucía una expresión completamente feliz.
No tengo que preocuparme por cómo comer, ni de qué hablar.
Solo tenía que comer a gusto, ¡qué momento más celestial! Siana mordió con felicidad el pan duro.
Entonces, una voz punzante se dirigió a ella:
—¿Será porque vienes de un país derrotado que te comes tan bien esta basura?
No había necesidad de mirar para saber que era Jeanne, quien siempre encontraba la forma de venir a soltar sus comentarios desagradables.
Siana la miró mientras masticaba el pan.
¿Dijeron que me está molestando?
¿Eso era todo? ¿O había algo más?
La cara de Jeanne se arrugó al mirar a Siana, quien parecía una abuela viendo con ternura a su nieto travieso.
Vamos, vamos, inténtalo otra vez.
Parecía que dijera esto con su expresión. A Jeanne no le gustaba nada de Siana, desde la cabeza hasta los pies, pero lo que más odiaba era esa actitud.
Una esclava extranjera sin nadie en quien apoyarse, ¿cómo podía estar tan tranquila?
Jeanne habló con una voz aguda:
—De verdad, eres ridícula. ¿Piensas que pareces genial fingiendo que no pasa nada?
Chuchu, que estaba sentada al lado de Siana, giró su tenedor mientras respondía:
—Lo que es realmente gracioso es que te divierta molestar a alguien que está quieto.
La cara de Jeanne cambió de inmediato. Miró a Chuchu con expresión feroz.
—¡Vaya, te he dejado pasar unas cuantas veces y ahora crees que puedes intervenir! ¿Qué pasa, confías en tu tamaño para no entender la situación? ¡Aquí, la líder soy yo!
—¿Líder, mis narices? Todo lo que haces es molestar a las más débiles.
—¿Qué dijiste? ¿Te oí bien?
—¡Sí, te lo dije!
Chuchu se arremangó como si fuera a lanzarse contra Jeanne en cualquier momento, mostrando sus musculosos brazos curtidos por años de trabajo duro.
A simple vista, la victoria de Chuchu, con su figura musculosa, era evidente, pero Jeanne, respaldada por varias doncellas aprendices, no parecía un oponente fácil.
—Vaya. Es como ver una pelea entre un gran oso y una manada de hienas.
Siana, interesada, masticaba su pan mientras observaba a las dos mujeres.
Pero lamentablemente, el enfrentamiento no fue más allá de eso.
La puerta se abrió y Lip, la doncella encargada de las aprendices, entró.
—¿Qué es todo este ambiente? No me digan que están peleando.
—¡No, no lo estamos!
Jeanne y Chuchu se separaron rápidamente a la velocidad del rayo y sonrieron de manera incómoda.
Aunque para cualquiera era evidente que algo raro sucedía, Lip no preguntó más. Todo en el mundo le resultaba molesto, y volvió a usar su frase habitual:
—No causen problemas.
No le importaba si se agarraban de los pelos o se golpeaban en lugares no visibles.
Jeanne, con una sonrisa astuta, asintió.
—Claro, claro.
Chuchu, mirando a Jeanne con desdén, resopló por la nariz, tratando de contener su enojo.
Una vez que Lip se aseguró de que la situación estaba bajo control, llamó a las doncellas aprendices.
Mirando a las aprendices alineadas, con las manos juntas, Lip habló:
—Ha llegado un comunicado inesperado de arriba. Dentro de unos días se celebrará una fiesta de té y las doncellas aprendices recibirán a los invitados.
Los ojos de las doncellas aprendices se abrieron de par en par ante lo inesperado. Siana no fue la excepción.
—¿De repente, qué es esto?
Las doncellas aprendices hacían muchísimos trabajos, pero no atendían a los invitados.
Eso era algo completamente diferente de limpiar o lavar en lugares apartados.
Se requería un protocolo estricto, y no se podían permitir errores. Por eso, generalmente, la tarea de recibir invitados se asignaba a doncellas oficiales con cierta experiencia.
—¿Pedirle a las doncellas aprendices que hagan ese trabajo? ¿Por qué?
A diferencia de la desconcertada Siana, los ojos de las demás doncellas aprendices brillaban como los de unas niñas.
Por supuesto, estaban encantadas de hacer el trabajo que siempre habían soñado.
Jeanne, con el rostro lleno de emoción, levantó la mano y preguntó:
—¿Qué tipo de invitados asistirán a la fiesta de té?
¿Damas de familias nobles y elegantes?
¿O tal vez una hermosa princesa de un país vecino?
Cualquiera de las opciones le venía bien.
Pero la respuesta de Lip bastó para apagar la expectación de Jeanne.
—Unas mujeres que cultivan frutas para proveer al palacio.
—¿Qué?
—En los últimos años, la calidad de la fruta que han enviado ha sido excelente, así que se ha organizado este evento para reconocerlo.
Plebeyas, ni siquiera nobles, y encima granjeras.
Jeanne, quien esperaba atender a algún invitado distinguido, mostró claramente su decepción.
—¿Y voy a servir a campesinas? ¿Por qué debería atender a ese tipo de gente? —Luego, mirando de reojo a Siana, murmuró en voz baja—. Para alguien como tú, esto es perfecto. ¿Cuándo más tendrías la oportunidad de servir a alguien?
Siana, imaginando golpear a la odiosa Jeanne en la cabeza, pensó:
Así que la razón para que nosotras sirvamos es que los invitados son granjeros. Estarán agradecidos solo por ser invitados al palacio, así que no es necesario que las doncellas oficiales se esfuercen mucho en atenderlos.
Finalmente, entendió.
Aunque todavía le parecía un poco sospechoso.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Al día siguiente, Lip reunió a las doncellas aprendices y habló con un rostro apático.
—A partir de hoy, les enseñaré cómo atender a los invitados. Aun siendo aprendices, son doncellas del palacio real. Aprendan bien para no deshonrar el nombre de la realeza.
En otras palabras, les decía que no hicieran nada que les pudiera traer problemas.
Las doncellas aprendices respondieron con ojos brillantes.
—¡Sí!
Sus rostros mostraban una vitalidad que nunca antes habían tenido.
Después de estar todos los días barriendo sin descanso, era natural que se alegraran al aprender algo más propio de una doncella.
Sin embargo, la pasión y la habilidad no siempre van de la mano.
—Chuchu, te lo he dicho muchas veces. Cuando sirvas té a los invitados, no debes salpicar las gotas de té.
Ante la voz de Lip, los amplios hombros de Chuchu se encogieron notablemente.
—¡Lo, lo siento!
Jeanne y otras doncellas aprendices que presenciaban la escena se rieron entre dientes.
Jeanne sonrió y dijo:
—¿Qué se puede esperar de esa idiota musculosa? Claro, ¿cómo va a saber servir el té si nunca lo ha bebido? En su vida solo habrá probado la cerveza de los mineros, así que no es de extrañar que no lo haga bien.
Jeanne se rió disimuladamente y, como para demostrarlo, sirvió té en una taza.
Lo hizo con bastante destreza.
Incluso Lip asintió con la cabeza.
—Es bastante bueno.
El elogio de Lip hizo que Jeanne levantara la nariz con orgullo.
—Oh, esto no es nada.
Antes de entrar al palacio, Jeanne había contratado a un famoso maestro de etiqueta de la capital para recibir clases particulares.
—Me preparé para este momento. Yo no soy alguien para estar como simple aprendiz de doncella. Estoy destinada a ser la jefa de las doncellas y servir a Su Majestad la Emperatriz.
Con los hombros en alto, Jeanne sirvió té en las demás tazas.
Su habilidad impresionó tanto a las demás doncellas aprendices que aplaudieron.
—Eres increíble, Jeanne.
—No parece que sea tu primer día aprendiendo esto.
Incluso a los ojos de Siana, los movimientos de Jeanne al servir el té no eran malos.
Eso sí, al nivel de una plebeya.
Siana recordó las fiestas de té que se celebraban todas las tardes en la corte real.
Para no molestar a la exigente nueva reina, las doncellas servían el té con sumo cuidado.
Más elegantes que cualquier dama noble, y al mismo tiempo, tan silenciosas como el aire.
Comparado con aquellas doncellas, los gestos de Jeanne eran torpes. Lo mismo ocurría con las doncellas que estaban enseñando a las aprendices.
Sin embargo, Siana no hizo ningún comentario al respecto.
Como los invitados no son miembros de la realeza, sino campesinos, esto debería ser suficiente.
Sobre todo, no quería destacar innecesariamente.
Su objetivo era pasar desapercibida y durar mucho tiempo en el palacio real.
Por eso, Siana sirvió el té tal y como había aprendido.
Un poco torpe y rudimentariamente.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
La instrucción solo se llevaba a cabo durante la mañana.
El horario de las doncellas aprendices no era lo suficientemente holgado como para recibir clases todo el día.
En cuanto terminaban la formación, las doncellas aprendices eran llamadas a donde se necesitaban manos adicionales.
Siana ayudaba en la cocina junto con Chuchu.
Después de lavar pilas de platos que llegaban hasta el techo y de pelar cestas llenas de patatas, la noche cayó antes de que se dieran cuenta.
—Hoy también han trabajado mucho.
La doncella de la cocina les entregó trozos de pan crujiente a Siana y a Chuchu mientras salían de la cocina.
Eran bocadillos hechos con pan sobrante, pero para las siempre hambrientas doncellas aprendices eran un manjar.
—Es por esto que vale la pena trabajar en la cocina.
Siana rió mientras mordía un trozo de pan.
Pero algo andaba mal con Chuchu.
Normalmente habría exclamado: ‘¡Ay, qué rico!’ mientras disfrutaba del pan, pero hoy estaba muy callada.
Después de un rato, Chuchu, con una expresión desanimada, abrió la boca.
—Siana, ¿tú puedes hacer bien lo que nos enseñaron las doncellas? Lo de atender a los invitados, digo.
—Sí, no me han regañado mucho.
—Qué envidia.
Entonces, Siana comprendió por qué Chuchu estaba así.
Chuchu había sido regañada varias veces por no hacer bien lo que había aprendido.
Era la primera dificultad real que Chuchu, quien hasta ahora había sido reconocida por hacer bien su trabajo, enfrentaba.
Comments for chapter "3"
MANGA DISCUSSION