⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Un tiempo atrás, Siana escuchó a Rashid hablar sobre la madre biológica de Aris. Cuando Siana preguntó cómo podría pagarle por la información, Rashid le pidió que fuera a su palacio. Siana interpretó eso como una invitación para hacer algunos trabajos allí.
Así que comí un montón y traje productos de limpieza hechos por mí misma.
Hasta ahora, había pagado por la información simplemente sirviendo una taza de té, pero esta vez, estaba decidida a cumplir correctamente con su parte del trato. Sin embargo, cuando Siana llegó al palacio del príncipe heredero, no pudo evitar sentirse desconcertada. En lugar de ser llevada a una cocina llena de platos sucios, a un jardín lleno de maleza o a un pasillo que necesitara limpieza, la condujeron a una sala de recepción en lo profundo del palacio.
—El príncipe heredero llegará pronto. Por favor, espere cómodamente hasta entonces.
La doncella que le habló llevaba el uniforme azul que simbolizaba a una doncella de alto rango. Era inusual que una doncella de alto rango tratara con tanta cortesía a una doncella de bajo rango.
¿Qué está pasando…?
Incapaz de comprender la situación, Siana se quedó parada incómodamente sin poder sentarse en una silla. La doncella le dijo entonces:
—Me informaron que la persona que visita hoy es una invitada valiosa del príncipe heredero.
Quería decirle que estaban brindándole una atención adecuada y que no necesitaba sentirse incómoda. Luego, la doncella colocó una colorida bandeja de pasteles y té frente a Siana.
Siana, asustada, rechazó la oferta rápidamente.
—¡No, está bien!
Era imposible relajarse con una taza de té servida por una superior tan lejana.
Afortunadamente, la doncella no insistió y se retiró.
—Entendido. Si necesita algo, no dude en llamar.
—Sí.
Siana permaneció de pie, con las manos entrelazadas, hasta que la doncella salió de la sala de recepción. Solo cuando la puerta se cerró y estuvo finalmente sola, Siana exhaló un gran suspiro y se dejó caer en la silla.
Con una expresión de haber pasado por una experiencia terrible, Siana murmuró:
—¿Soy yo una invitada valiosa del príncipe heredero?
Era una broma muy pesada para una simple doncella de bajo rango. Y si no era una broma, la situación era aún más desconcertante.
—… Mejor no pensar demasiado en ello.
Siana decidió que la conclusión más fácil era que ‘el príncipe heredero no está en su sano juicio’. Eso la tranquilizó.
Con su mente en paz, Siana empezó a observar la sala de recepción. Antes, distraída por la presencia de la doncella de alto rango, no había notado que esta no era una sala de recepción ordinaria. El techo alto era de vidrio transparente, lo que permitía ver el cielo azul, y debajo había árboles frondosos y flores coloridas.
Esto se parece más a un jardín interior bien cuidado que a una sala de recepción.
Justo en ese momento, Siana giró la cabeza al escuchar el sonido de pasos, y vio que Rashid ya había entrado en la sala.
Tenía el mismo rostro hermoso de siempre, con su cabello plateado y ojos violetas, pero…
Parece que estás en una situación peculiar.
Rashid llevaba en sus brazos un hurón blanca de cuerpo largo, en su hombro se encontraba una pequeña ardilla y, sobre su cabeza, un pajarito piaba.
Rashid respondió con una voz suave:
—Estaba paseando con ellos. Cuando escuché que habías llegado, me apresuré a venir.
Rashid sonrió a Siana.
—Bienvenida, Siana.
—…
En ese instante, el corazón de Siana dio un vuelco.
Su sonrisa parecía la de un niño emocionado al recibir un regalo que había esperado durante mucho tiempo. Fue un sentimiento extraño.
Siana negó con la cabeza rápidamente en su interior.
No te dejes llevar, Siana. Sabes muy bien que esta persona no está en su sano juicio.
Siana, habiendo ordenado sus pensamientos rápidamente, habló:
—He venido a pagar la deuda que tenía con Su Alteza por la historia que me contó. ¿Qué trabajo debo hacer hoy, Su Alteza?
Con esta declaración, marcó una línea clara, dejando en claro que no era una invitada ni estaba allí para divertirse.
—…
Sería un error pensar que su rostro hermoso parecía decaído por un momento. Sin embargo, Rashid frunció el ceño al ver la expresión de Siana, que había fruncido involuntariamente las cejas.
—Eres bastante impaciente. Podríamos haber ido al grano con calma.
—Mis disculpas. Es que estoy algo ocupada.
En lugar de reprocharle por su aparente presunción, Rashid cambió de tema.
—De acuerdo. Entonces iré directo al punto. Lo que debes hacer hoy es…
—…
Al escuchar lo que Rashid dijo a continuación, los ojos de Siana se agrandaron.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Crunch.
Siana estaba sentada en la silla, mordisqueando una galleta.
Gulp.
Siana tragó la galleta y pensó:
El trabajo que tenía que hacer hoy era probar el postre que hizo… este hombre realmente es extraño.
Frente a Siana, Rashid estaba sentado con una amplia sonrisa.
Parecía estar inmensamente feliz por alguna razón.
Con una sonrisa en el rostro, Rashid preguntó:
—¿Qué tal está?
—Es excelente. Parece que usaste ingredientes de alta calidad, no es demasiado dulce, así que se puede comer fácilmente, y el aroma a frutas entre cada bocado es agradable.
Justo cuando iba a añadir que el chef del palacio del príncipe heredero tenía muy buena mano, Rashid dijo:
—Vale la pena haberme esforzado tanto en prepararlas.
—¡Pfft!
Siana estuvo a punto de escupir la galleta en su boca de la sorpresa.
Con una expresión de incredulidad, Siana preguntó:
—… ¿Acaso Su Alteza preparó estas galletas?
Rashid asintió con la cabeza, con una expresión radiante.
Pero Siana no pudo corresponder a esa radiante expresión con un simple ‘Oh, ya veo’.
¿El príncipe heredero, quien posee el mayor poder del Imperio, hizo estas galletas personalmente? ¿Por qué?
Como si Rashid hubiera leído la mente de Siana, respondió:
—No me gusta darles a mis pequeños amigos cosas que otras personas hayan hecho. Así que preparo personalmente todos sus bocadillos y comida. Con el tiempo, le he tomado gusto a hacerlo.
Fue entonces cuando Siana notó a los pequeños animales en los brazos de Rashid, devorando con entusiasmo las galletas. Con un par de galletas en sus pequeñas manos, el hurón blanco y la ardilla lo miraron, ladeando la cabeza como si preguntaran ‘¿Qué pasa?’. El pajarito, que estaba picoteando el suelo, también levantó la cabeza.
Rashid los observó con ojos entrecerrados, como si los encontrara adorables.
—…
Siana miró la escena y pensó:
Ahora que lo pienso, he escuchado algo sobre eso. Se dice que el príncipe heredero, conocido por ser despiadado y sin piedad, tiene un secreto: le encantan los animales.
Pero había algo más que se decía:
El príncipe heredero es tan voluble que, aunque amara a un animal ayer, si se sentía mal hoy, lo mataría con su espada.
Las doncellas temblaban mientras hablaban de lo aterrador que era el príncipe heredero.
Sin embargo, todo eran rumores falsos.
Rashid era un amante de los animales, y no solo eso, sino que era extremadamente afectuoso con ellos.
Es realmente un blando con los animales.
Rashid parecía genuinamente feliz mientras observaba a los pequeños animales con las mejillas llenas.
En otras personas, esa actitud podría haber parecido un poco tonta, pero en él, con su extraordinaria belleza, era… ‘agradable de ver’.
Parecía una escena sacada de una pintura.
Oh, me quedé mirando de nuevo.
Recuperando el sentido, Siana habló con timidez.
—Te gustan mucho los animales, ¿verdad?
—No me gustan todos los animales. Me gustan los pequeños y lindos.
Entonces, ¿por qué me estás mirando tan fijamente, Su Alteza?
Rashid soltó una risita al ver la expresión de Siana, que estaba tensa y con el ceño fruncido.
—Y también me gusta que estos pequeños me mantengan abrigado. Soy bastante sensible al frío.
Diciendo eso, Rashid acarició el hurón blanco que se acurrucaba en sus brazos.
—…Eso es inesperado.
Siana murmuró, sorprendida, mientras miraba a Rashid fijamente.
—Viendo a Su Alteza, me ha venido a la mente una historia.
—¿Qué historia?
Rashid, interesado, la miró con ojos brillantes.
Siana, mientras mordisqueaba una galleta, respondió:
—Es la historia de una princesa que vivía en un reino de invierno. La princesa era deslumbrantemente hermosa, pero no podía soportar el frío. Era tan delicada que no podía dar un solo paso fuera de su habitación, donde siempre había una chimenea encendida. Un día, un pequeño pájaro, que la encontraba muy triste, se le acercó y le dijo:
—…
—‘Quiero cortar un pedazo del sol y regalártelo, princesa.
Siana lo dijo como si fuera algo sin importancia.
Sin embargo, en ese momento, los ojos de Rashid se abrieron de par en par, como si ella hubiera dicho algo que jamás debía decirse.
Rashid preguntó con urgencia:
—¿Dónde escuchaste esa historia?
Siana se sintió desconcertada por la reacción de Rashid.
Observando su expresión, respondió:
—No es una historia que haya escuchado de alguien en particular. Es solo una vieja historia que se cuenta en mi tierra natal.
—Ah…
Rashid suspiró y se pasó una mano por el cabello, aliviado.
—Ya veo. Y yo que pensaba… —Rashid, al ver a Siana mirándolo fijamente, añadió—: Hace mucho tiempo, alguien me contó esa historia. Por alguna razón, no puedo recordar ni el rostro ni la voz de esa persona, pero esa historia la recuerdo con claridad.
—…
—Pensé que esa historia podría ser una pista para encontrar a esa persona… Pero estaba equivocado.
Los ojos de Rashid se apagaron, como si estuviera profundamente decepcionado.
Observando la tristeza en su rostro, Siana entrelazó sus dedos nerviosamente, sintiendo cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Siana no pudo levantarse de su asiento hasta que se comió tres platos más de postre.
Rashid, como recuerdo de su visita al palacio del príncipe heredero, le dio a Siana una gran cantidad de galletas, todas hechas por él mismo.
…Es un poco abrumador.
Leyendo la expresión de Siana, Rashid dijo:
—Cómetelas con Aris. Estoy seguro de que le encantarán.
Y Rashid tenía razón. Las galletas eran suaves y dulces, justo del gusto de Aris.
Al final, Siana aceptó la enorme cesta de galletas con una sonrisa.
—Gracias.
—De nada.
Rashid sonrió suavemente.
Justo cuando Siana iba a inclinar la cabeza para despedirse, Rashid habló:
—¿Te acompaño?
Siana abrió los ojos con sorpresa.
Un príncipe heredero acompañando a una doncella… Nada podría ser más incómodo.
Negando rápidamente con la cabeza, Siana exclamó:
—No, está bien, de verdad.
—Pero la cesta de galletas es pesada.
¡Por mucho que pesen, siguen siendo solo galletas!
Aunque la enorme cesta estaba bastante llena, no era demasiado pesada para llevarla.
Siana rápidamente se despidió:
—Entonces, me retiro ahora.
Siana inclinó la cabeza apresuradamente y se dio la vuelta, como un ratoncito escapando antes de ser atrapado por un gato.
Detrás de ella, la voz de Rashid resonó:
—Qué lástima.
—¡…!
Siana hizo un esfuerzo por fingir que no había escuchado y siguió caminando a toda prisa.
Afortunadamente, Rashid no dijo nada más que pudiera ponerla en una situación incómoda.
Una vez fuera del palacio del príncipe heredero, Siana soltó un suspiro de alivio.
Fue un día más difícil de lo que esperaba.
Hubiera preferido trabajar duro físicamente; eso habría sido menos agotador.
El sol brillando a través del techo de cristal, la suave mirada de Rashid, las galletas dulces, y los pequeños animales crujientes…
Todo había sido extraño y estresante.
Recordando lo ocurrido, Siana frunció el ceño y murmuró:
…Pero, ¿cómo sabía Su Alteza sobre esa historia?
La historia de una princesa que vivía en un reino de invierno, que sufría por el frío.
Un pequeño pájaro le regaló un trozo de sol, y finalmente, la princesa pudo salir al hermoso mundo exterior.
Esa historia no era un antiguo cuento de su tierra natal.
Era una historia que Siana había inventado cuando era pequeña.
Comments for chapter "34"
MANGA DISCUSSION