⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Princesa, no estás sola. Tienes a Nini y Nana a tu lado.
—Así es. Podemos hacer muchas cosas juntas. Jugar a cambiarte de vestido, teñir tus uñas con flores de impatiens…
—También dijiste que querías hacer pulseras. Puedo conseguirte piedras bonitas.
Aris, arrastrada por el bullicio de las dos, dejó de hablar del tema. Nini y Nana le guiñaron un ojo a Siana, como diciéndole que no se preocupara y que fuera tranquila al palacio de la Emperatriz.
Qué suerte tenerlas a las dos, pensó Siana sinceramente.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Al día siguiente, Siana fue a ver a la Consorte Angelina.
—Haré todo lo posible para ayudarle con la poca fuerza que tengo, Su Majestad.
El rostro de Angelina se iluminó con las palabras de Siana.
—Debe haber sido difícil aceptar esta petición tan repentina… Estoy tan feliz de que lo hayas hecho. Gracias, Siana.
Siana miró a la mujer, que sonreía con una pureza infantil, y frunció ligeramente el ceño. ‘Que le dé las gracias a una sirvienta…’ Ya lo había sentido antes cuando Angelina habló de su ‘petición’: era demasiado dócil, casi como si no encajara en su posición de Consorte. Sin mostrar lo que pensaba, Siana dijo:
—Pero hay algunas cosas que debo mencionarle, Su Majestad.
—¿Qué es?
Siana le transmitió las palabras de Aris: le permitiría trabajar en el palacio de la Consorte solo medio día.
Angelina asintió.
—Es comprensible que su sirvienta más cercana no pueda ausentarse todo el día. Estoy agradecida de que haya aceptado que me ayudes, aunque sea por un rato.
Angelina miró a Siana con cautela y preguntó:
—…Pero, ¿no le has hablado a la princesa Aris sobre el estado del príncipe, verdad?
—Por supuesto que no.
—Debe haber sido difícil ocultarle algo a tu ama.
—Pero Su Majestad me pidió que lo mantuviera en secreto. Una sirvienta debe ser discreta.
—Entiendo.
Siana, mirando a la mujer que sonreía ingenuamente, dijo:
—En ese caso, hay una cosa más que debo pedirle, Su Majestad. Me gustaría que redactara un documento sobre lo que tengo que hacer a partir de ahora.
Los ojos de la Emperatriz Angelina se agrandaron.
—¿Un documento?
—Sí. Un contrato que describa exactamente qué debo hacer, hasta cuándo, qué precauciones debo tomar y cuál será mi recompensa.
Era inaudito que una simple sirvienta le pidiera algo así a la Consorte. ‘Deberías inclinarte y hacer lo que se te manda sin rechistar, pero como te he tratado bien, ahora te atreves a pedirme algo así, ¿eh?‘ Podría haberla abofeteado por su descaro. Sin embargo, Siana confiaba en la naturaleza de la Consorte. Tal como esperaba, Angelina no se enfureció, sino que, con una mirada suave, dijo:
—No es difícil. Si lo deseas, así lo haré. Después de todo, soy yo quien te está pidiendo ayuda.
El documento se preparó rápidamente. Angelina escribió elegantemente en el papel: cinco horas al día, hasta el día de la ceremonia de mayoría de edad del príncipe Leisis, que sería en quince días. La sirvienta Siana ayudará a la Consorte Angelina en la educación del príncipe Leisis. Todo sobre el estado del príncipe y el contenido de la educación debe mantenerse en estricta confidencialidad, y si Siana cumple satisfactoriamente, será promovida a sirvienta de nivel medio.
Angelina inclinó la cabeza y preguntó:
—¿Es suficiente? Si hay algo más que desees, dímelo.
Siana, observando con cautela, dijo:
——- —-si pudiera concederme esto, se lo agradecería.
Los ojos de Angelina se agrandaron.
—Pensé que solo pedirías algunas joyas más, pero veo que tienes grandes ambiciones.
—Así soy.
Angelina rió ante la descarada respuesta de Siana. Aceptó la petición de Siana y, después de agregarla al documento, lo firmó.
Siana, sosteniendo el papel con ambas manos, dijo con firmeza:
—Hasta donde alcancen mis fuerzas, haré todo lo posible para ayudarle, Su Majestad.
Angelina la miró y murmuró:
—Eres tan pequeña como yo, pero muy valiente… Me das envidia.
—¿Perdón?
—No, nada. Soy yo la que te agradece, Siana.
—De nada.
Las dos, con sus caras redondas y ojos amables, se miraron y sonrieron.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Lo primero que hizo Siana fue evaluar el estado del príncipe Leisis.
Leisis estaba encerrado en su habitación, con una expresión ausente, alineando juguetes.
—…
Siana, observando la escena desde un poco más lejos, se volvió y preguntó:
—¿Desde cuándo está Su Alteza en este estado?
La pregunta tan directa desconcertó a Angelina.
—Eso… pues…
La verdad es que Angelina no conocía bien el estado de su hijo. Nunca había cuidado de Leisis adecuadamente.
Después de dar a luz a Leisis, la agotada Angelina recibió la visita del Marqués Wilhelm.
( ¡Has dado a luz a un hijo! ¡Lo has hecho muy bien, Angelina! )
El Marqués Wilhelm era un hombre tacaño con los elogios, especialmente con su hija menor, a quien consideraba ingenua y demasiado buena. Pero al ver la expresión alegre de su padre, una débil sonrisa se dibujó en el rostro pálido de Angelina.
( ¿De verdad? )
El Marqués Wilhelm, con una expresión emocionada, continuó:
( Sí. Has dado a luz a un príncipe, lo que te convierte en una Consorte imponente. La casa del Marqués Wilhelm alcanzará un poder sin precedentes. )
No solo había dado a luz a un bebé; había dado a luz a un príncipe, un potencial futuro Emperador. El Marqués Wilhelm sentía un gran afecto por su nieto, a quien veía como la realización de sus ambiciones. Incluso seleccionó personalmente a la nodriza que cuidaría al niño.
( Es una nodriza noble que habla cuatro idiomas. A partir de ahora, ella cuidará del príncipe, así que no te preocupes y recupérate. )
Angelina nunca se atrevía a contradecir a su padre.
( …Sí. Gracias, padre. )
Así que inclinó la cabeza y confió al bebé a la nodriza. Sin embargo, pocos meses después, la nodriza le dio una noticia impactante a Angelina.
( Lamento informarle, Su Majestad, pero el príncipe se comporta de manera extraña. )
( ¿Qué quieres decir con eso? )
Sorprendida, Angelina escuchó a la nodriza decir:
( No hace contacto visual en absoluto. No responde ni siquiera cuando se le llama por su nombre. )
Fue como un rayo en un día claro. Esa noticia pronto llegó a oídos del Marqués Wilhelm, el padre de Angelina.
( Es porque es muy pequeño todavía. Mejorará con el tiempo. )
Después de eso, el Marqués Wilhelm empezó a visitar el palacio todos los días para observar a Leisis. Sin embargo, a pesar de los deseos fervientes de su madre y abuelo, Leisis no mejoró en absoluto. No hacía contacto visual con nadie y no podía decir ni siquiera palabras simples como ‘mamá’. Solo miraba al vacío como una muñeca rota o repetía la misma acción una y otra vez, golpeando algo una y otra vez.
Cuando Leisis cumplió un año, el Marqués Wilhelm tomó una decisión.
( Llevaré a Leisis fuera del palacio. )
Angelina, asustada, gritó:
( ¡Pero, padre, Leisis es un príncipe! No puede abandonar el palacio. )
El Marqués, con una expresión irritable, le gritó:
( ¡¿Crees que no lo sé?! ¡Pero si lo dejamos así, todos en el palacio se darán cuenta de que Leisis es un inválido! )
Angelina se tapó la boca, sorprendida por las duras palabras de su padre. Ignorando la reacción de su hija, el Marqués apretó los dientes y continuó:
( No debemos permitir que se sepa esto. Si lo descubren, Leisis no tendrá futuro como Emperador. )
Si se supiera que, además de la diferencia de edad con los otros príncipes, no estaba en buenas condiciones, su camino hacia el trono estaría completamente bloqueado. Con una expresión feroz, el Marqués dijo:
( Si decimos que Leisis necesita descansar fuera del palacio debido a su salud frágil, Su Majestad no lo impedirá. Después de todo, no es alguien que se preocupe mucho por sus hijos. )
( … )
( Llevaré al niño a mi mansión y, cueste lo que cueste, lo corregiré. )
Angelina, que había estado escuchando en silencio, reunió el valor para hablar.
( Entonces… entonces, iré contigo. )
( ¿Qué? )
El rostro del Marqués se torció, pero Angelina insistió con valentía.
( Leisis es todavía un niño pequeño. Así que yo debería ir con él… )
( ¡Qué necedad! )
El Marqués miró a su hija con incredulidad, y en ese momento, Angelina bajó la cabeza, pálida. A pesar de haber llegado a ser Consorte, su padre siempre había sido una figura aterradora para ella.
El Marqués, mirándola con ojos penetrantes, dijo:
( Solo han pasado dos años desde que te convertiste en Consorte. Ahora que acabas de dar a luz a un príncipe y que es momento de consolidarte como Consorte, ¿cómo puedes dejar el palacio? )
( Pero… )
( Corre la voz en la corte y en la sociedad. Que el príncipe Leisis, que salió del palacio, está mejorando en salud y en inteligencia. Que cuando regrese al palacio, estará completamente preparado para ser un príncipe. ¡Eso es lo que debes hacer! ¿Entiendes? )
( … )
Pasó un rato antes de que Angelina respondiera con una voz casi llorosa que sí lo entendía. Pero el Marqués no escuchó esa respuesta. Para él, lo que su hija respondiera no era importante.
Unos días después, el Marqués Wilhelm se llevó a Leisis del palacio. Angelina solo podía ver a su hijo cuando visitaba la mansión una vez cada dos semanas. El Marqués Wilhelm, en secreto, reunió a varias personas para educar a Leisis. Sin embargo, el estado de Leisis no mejoró como esperaban. Angelina, aunque inquieta, confiaba en su padre.
Padre es mucho más inteligente que yo, y además ama mucho a su nieto. Seguro que lo criará mejor que yo.
Así pasaron los años… hasta que un día, Angelina descubrió la verdad. La verdadera naturaleza de la educación que su padre le estaba dando a Leisis.
En una larga mesa llena de comida lujosamente servida, estaba Leisis. Con su pequeño cuerpo, más frágil de lo que correspondía a su edad, estaba atado a una silla. Sus manos también estaban amarradas con tenedores y cuchillos. En ese estado, Leisis forzaba la comida en su boca.
Era una escena espantosa.
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