⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
No quiero, padre. Todavía quiero estar al lado de ti y de mamá.
Tengo mucho miedo de casarme con el Emperador, a quien no conozco, y de ir sola al palacio imperial.
Sin embargo, Angelina no pudo decir esas palabras.
Temía la furia de su padre, que caería sobre ella como un rayo si decía algo así.
Por eso, Angelina forzó una sonrisa.
El matrimonio se llevó a cabo rápidamente.
A los catorce años, Angelina se convirtió en esposa del Emperador y en una de las Cuatro Emperatrices del imperio. Poco después de su primera noche de bodas, quedó embarazada.
N/Nue: Que trauma…
Al año siguiente, a los quince años, dio a luz a un bebé.
Al año siguiente, a los dieciséis años, envió a su bebé con su padre.
Y así, una y otra vez.
Pasaron más de diez años, y hasta los veintisiete años, Angelina vivió como una chica frágil que temía a su padre.
Hasta hace un momento, así era.
Pero cuando vio a su padre meterse con su hijo, algo dentro de Angelina se rompió.
A los ojos de ella, su padre seguía siendo grande y aterrador como un monstruo.
Pero un sentimiento más fuerte que el miedo la envolvía.
Era el amor maternal.
¡No permitiré que vuelvas a tocar a mi hijo!
Angelina respiró agitadamente y abrazó a Leisis. Luego, miró fijamente al Marqués Wilhelm.
—¡Aparta tus manos de Lei ahora mismo! ¡Y no pienses en llevártelo! ¡De ahora en adelante, Lei estará a mi lado!
El Marqués Wilhelm se quedó sin palabras al ver a su hija hablando con voz temblorosa pero firme.
Era la primera vez que su hija, que siempre obedecía diciendo ‘sí, sí’ a todo, le desafiaba de esta manera.
Fue solo por un momento, luego la ira lo invadió.
—Veo que desde que te convertiste en Emperatriz Consorte, te he tratado con demasiada cortesía.
No tenía por qué haberlo hecho.
Aunque llevara la corona de Emperatriz y hubiera dado a luz a un príncipe, seguía siendo su hija.
La débil hija que temblaba y pedía perdón por todo, tan solo al levantar la vara.
El Marqués Wilhelm levantó la mano.
—¡……!
Angelina se dio cuenta de lo que estaba a punto de suceder.
La mano de su padre la abofetearía sin piedad.
Debía esquivarlo o detenerlo de inmediato.
Pero su valentía llegaba hasta ahí. Los años de temor acumulado la inmovilizaron como una piedra.
Angelina abrazó con fuerza a Leisis y cerró los ojos con fuerza.
Eso era todo lo que podía hacer.
El Marqués Wilhelm esbozó una sonrisa siniestra ante la reacción débil de su hija y lanzó un golpe.
¡Swish!
La cara de Angelina se giró hacia un lado.
Esto no es suficiente.
Iba a abofetearla una vez más cuando…
—¡Aquí! ¡Un intruso está atacando a Su Majestad la Emperatriz Consorte y al príncipe del Imperio!
Con una voz aguda, los soldados entraron en tropel en la habitación.
En medio de la confusión, el Marqués Wilhelm gritó.
—¡¿Qué es lo que hacéis?! ¡¿Sabéis quién soy yo para atreveros a tocarme?!
Sin embargo, los soldados inmovilizaron al Marqués sin decir una palabra.
El Marqués Wilhelm estaba desconcertado.
Estos hombres realmente parecían estar dispuestos a llevárselo.
El padre de la Emperatriz Consorte, el jefe de la casa Wilhelm.
Justo cuando iba a gritarle a Angelina para que hiciera algo.
—¡Su Majestad, ¿está bien?!
Una doncella se interpuso entre el Marqués Wilhelm y Angelina, con voz temblorosa.
Antes de que el Marqués pudiera decir algo, la doncella dijo con voz fuerte.
—¡Dios mío! ¡Tiene la cara llena de heridas! ¿Qué clase de villano habría hecho algo tan horrible?
Angelina miró a la doncella que tocaba su cara con expresión sorprendida.
¿Siana?
No entendía cómo Siana había aparecido en ese momento, y con soldados además.
Siana, con una expresión llorosa, miró a Angelina y luego señaló al Marqués Wilhelm.
—¡Su Majestad y el príncipe están aterrorizados! ¡Llévense de aquí a este monstruo despiadado!
Los soldados asintieron ante la voz resonante de la pequeña doncella y comenzaron a arrastrar al Marqués Wilhelm fuera de la habitación.
Mientras lo arrastraban, el Marqués Wilhelm gritó.
—¡A-Angelina! ¿Qué haces sentada ahí como una tonta? ¡Tu padre está siendo llevado!
—…….
Pero aunque Angelina temblaba, no detuvo a los soldados.
Justo antes de que se cerrara la puerta, Angelina habló.
—Llevad al prisionero a la cárcel.
—¡……!
Los ojos del Marqués Wilhelm se abrieron de par en par.
Siana, como si hubiera hecho bien, tomó la mano de Angelina.
¡Bang! La puerta se cerró.
El demonio que había atormentado a su frágil hija ya no estaba.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Después de que el Marqués Wilhelm desapareció, Siana miró a Angelina.
—¿Estás bien?
—Sí, estoy bien. Lei debe haber estado más asustado que yo.
Angelina miró hacia abajo a su hijo, que aún tenía en sus brazos.
Leisis, para entonces, había vuelto a su expresión habitual, con la mirada perdida. La ansiedad que había sentido antes había desaparecido por completo.
Angelina suspiró aliviada y acarició el cabello de su hijo.
Luego, preguntó a Siana.
—¿Pero qué ha pasado?
—Tal como vio. Como vi que el Marqués parecía peligroso, me apresuré a salir y traje a los guardias.
—Supongo que los soldados no habrán venido fácilmente…
No había nadie en el palacio imperial que no conociera la relación entre el Marqués Wilhelm y la Consorte Angelina.
Una hija débil y un padre imponente.
El peso del poder se inclinaba claramente hacia el Marqués Wilhelm.
Por eso, aunque el Marqués Wilhelm gritaba tan fuerte, nadie en el palacio de la Consorte se movía.
Los guardias del palacio no eran muy diferentes.
Siana sonrió y dijo:
—No fue difícil mover a los soldados. Grité que un loco había irrumpido en el palacio de la Consorte y que intentaba matar a Su Majestad y al príncipe.
Omitir el nombre del Marqués Wilhelm fue la decisión correcta.
Al escuchar la palabra ‘loco’, los soldados tomaron sus espadas y corrieron hacia el palacio de la Consorte.
Pero, ¿qué sorpresa?
El Marqués Wilhelm estaba allí.
Fue entonces cuando los soldados se dieron cuenta de quién era el ‘loco’ del que hablaba la doncella, pero ya no podían fingir no haber visto nada y marcharse.
—Los soldados lo vieron con sus propios ojos. Vieron al Marqués golpear a Su Majestad en la mejilla.
Y además, Angelina estaba sosteniendo al joven príncipe en sus brazos.
No importaba que fuera el Marqués Wilhelm, la situación era demasiado grave para pasarla por alto.
—…Ya veo. Qué vergonzoso espectáculo he dado.
Siana frunció el ceño mientras miraba la mejilla enrojecida e hinchada de Angelina.
—…Lamento haber llegado tarde, Su Majestad.
—No, no digas eso. Gracias a ti no ocurrió nada peor. Soy yo quien debe agradecerte por tu valentía. Aunque sé que también debes haberle tenido miedo a mi padre…
La emoción en los ojos claros de Angelina era genuina.
Pero Siana no podía simplemente aceptar sus agradecimientos tan tranquilamente.
Siana preguntó:
—¿Qué planea hacer ahora, Su Majestad?
—…¿Qué?
—Si Su Majestad piensa exigir algo del Marqués, esta es la oportunidad. Ahora que el Marqués ha sido arrestado bajo el pretexto de amenazar a la Emperatriz Consorte y al príncipe.
—¡…!
Los ojos de Angelina se agitaron violentamente al comprender las palabras de Siana.
Pero fue solo un momento.
Angelina habló claramente con voz temblorosa:
—Ahora no dejaré que mi padre me manipule a su antojo… aunque sea por el bien de Leisis.
Pero la voluntad y la capacidad no siempre van de la mano.
Lo único que Angelina tenía era el título de Consorte. No tenía ningún poder para enfrentarse a su padre.
Mordiéndose el labio con frustración por su propia impotencia, escuchó una voz firme.
—Lo entiendo. Ahora que he confirmado la determinación de Su Majestad, déjemelo a mí.
—¿Qué?
Siana sonrió radiantemente a Angelina, que la miraba con ojos muy abiertos.
—Me ha confiado la educación del príncipe, ¿verdad? Considérelo parte de esa labor.
Porque es un principio básico para un educador ahuyentar a los alborotadores, aunque sea a golpes, para que no se acerquen.
N/Nue: Uff la que será la Emperatriz más capaaaaaa. TE AMO MI SIANA.
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El Marqués Wilhelm rechinó los dientes.
¿Cómo se atreven a encerrar a alguien como yo, el jefe de la casa Wilhelm, en una prisión de este tipo?
Para ser precisos, no era una prisión, sino una habitación para confinar temporalmente a los miembros de la realeza o a los nobles que habían cometido delitos.
La habitación no era lujosa, pero sí bastante cómoda.
Aun así, el Marqués Wilhelm sentía una ira incontenible.
—¡Malditos! ¿Creen que me saldré con la mía después de encerrarme en este lugar?
Pronto, la noticia llegaría a su mansión.
El alboroto que se armaría cuando supieran que el Marqués estaba encerrado en el palacio sería enorme, y pronto toda la familia se levantaría en armas.
Entonces, el Marqués Wilhelm sería liberado pronto.
No los perdonaré cuando llegue el momento.
A esos malditos soldados que me encerraron aquí.
¡Y a esa hija que se atrevió a humillar a su propio padre!
Fue en ese momento.
La puerta, que estaba bien cerrada, se abrió.
El Marqués Wilhelm alzó la cabeza con una expresión sombría.
Al principio, pensó que quien entraba era Angelina. A estas alturas, solo ella podría entrar allí.
Pero la persona que estaba de pie bajo la luz de la luna no era su hija.
Un rostro redondo, una figura pequeña, un uniforme marrón sin adornos.
—Tú eres…
El Marqués Wilhelm reconoció a la doncella de cara joven.
Era la misma que antes había irrumpido en la habitación con los soldados, llamándolo monstruo y no sé qué más.
En un instante, la mirada del Marqués Wilhelm se llenó de rabia.
—Humph, ¿qué haces aquí? Si has venido a pedirme perdón porque finalmente sabes quién soy, no tiene sentido. ¡Haré que pagues caro el no haber reconocido a un Marqués y haber causado tal alboroto!
No tenía intención de mostrar piedad, sin importar cuánto suplicara de rodillas o uniera sus manos rogando.
Pero en lugar de inclinarse como el Marqués Wilhelm esperaba, Siana se plantó frente a él.
—No he venido a pedir perdón, Marqués.
—…¿Qué?
—He venido a transmitir las palabras de Su Majestad la Emperatriz Consorte Angelina.
—…¿Qué?
El rostro del Marqués Wilhelm se torció.
Pero a Siana no le importaba lo que él hiciera o dijera, y continuó con una expresión tranquila.
—Padre, no venga al palacio hasta que yo lo permita. Además, me haré cargo de la crianza de Leisis de ahora en adelante. Le agradezco por todo hasta ahora.
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