⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

—……

Siana miró a las doncellas con la boca abierta. Sophie se acercó a ella.

—Por favor, siéntese, señorita Siana. Debe desayunar.

Sophie la guió hacia un asiento vacío. Poco después, la comida fue servida: pan frito crujiente, té caliente con miel y una sopa de tomate humeante. Era una comida lujosa, incomparable con el pan y la leche que las doncellas recibían cada mañana.

¿Y esto qué es?

Sophie notó la confusión en el rostro de Siana y explicó:

—Su Alteza el Príncipe Heredero también nos envió esta comida. Dijo que los desayunos de las doncellas eran insuficientes, así que nos aseguró que comiéramos bien.

Otra doncella, masticando, comentó:

—Agradezco que nos cuide, pero es un poco decepcionante. Si nos iba a enviar algo para darnos ánimos, ¿no podría habernos enviado carne? Esto parece más una comida para aliviar la resaca que una comida nutritiva.

Como decían las doncellas, la comida que les sirvieron era ideal para combatir la resaca.

—¿No creen que tal vez el Príncipe Heredero bebió mucho anoche? Después de unas copas, probablemente se dio cuenta de lo duro que trabajamos sin descanso. Por eso nos dio un día libre y nos envió esta comida.

No, la que bebió mucho anoche fui yo.

Y probablemente también envió esta comida por mi culpa.

Aunque no quería creerlo, seguramente Siana tenía razón.

Cerró los ojos con fuerza.

¡Qué vergüenza!

Por primera vez, Siana no pensó que Rashid estaba loco por hacer todo esto por una simple doncella. En su lugar, se sintió avergonzada de haber bebido tanto que él sintió la necesidad de cuidarla.

—Siana, ¿por qué no comes? Tienes que comer mientras está caliente.

La voz de Sophie hizo que Siana asintiera. La vergüenza era vergüenza, pero el hambre era hambre.

Primero comeré, luego me sentiré avergonzada.

Con el rostro ligeramente enrojecido, Siana tomó una cucharada de la sopa. Al tragarla, abrió los ojos de par en par.

—¡Esto…!

El tomate caliente parecía eliminar por completo el alcohol que quedaba en su estómago. De inmediato, la incomodidad desapareció.

Wow, así que esto es lo importante de aliviar la resaca.

Como una principiante en el alcohol, Siana había aprendido algo nuevo.

Masticando su comida, Siana observó a las doncellas. Estaban conversando y riendo mientras comían.

—……

Siana recordó lo que había sucedido el día anterior.

Frente a las doncellas, había azotado a Jeanne con una vara. No menos de 100 veces. Al final, Jeanne perdió la conciencia por el dolor.

El rostro de las doncellas en ese momento aún estaba fresco en su memoria. La miraban con expresiones llenas de miedo.

Pensé que su actitud hacia mí cambiaría completamente desde hoy.

Al principio, todo fue como esperaba. En cuanto Siana entró, las doncellas se levantaron de inmediato y se inclinaron profundamente. A diferencia de antes, parecían mucho más disciplinadas. Pero eso fue todo. Las doncellas seguían siendo alegres y charlaban sin cesar.

—¿No les doy miedo a todas?

El murmullo de Siana resonó entre las doncellas, quienes se detuvieron y la miraron. En el silencio incómodo, Sophie habló.

—En realidad, ayer nos sorprendió un poco ver a la señorita Siana castigar a Jeanne. Siempre ha sido amable con nosotras.

—……

—Pero sabemos que tenía sus razones.

Jeanne había cometido un error grave. Demasiado serio como para dejarlo pasar.

—También entendemos por qué decidió castigarla personalmente en lugar de informarlo a la oficina de vigilancia.

Si el asunto hubiera escalado, no solo Jeanne habría sido castigada, sino también Siana por no haberla controlado adecuadamente, y las demás doncellas de menor rango por no haber prevenido su error.

—Sabemos que la castigó severamente por una razón justificada. No la tememos sin motivo.

Siana miró a Sophie y a las otras doncellas con asombro antes de decir:

—Son todas muy inteligentes.

Las doncellas sonrieron ante el elogio de Siana.

—Después de todo, somos doncellas del palacio. Aunque seamos de bajo rango y hagamos tareas menores.

Siana sonrió junto a ellas.

Sin embargo, el asunto aún no estaba completamente resuelto.

—¿Cómo está Jeanne?

—Las heridas en sus piernas son graves. Aunque ya no sangra, tomará tiempo para que sanen.

Sophie continuó con un ceño fruncido.

—Al menos es bueno que tengamos el día libre hoy. De lo contrario, habría tenido que venir a trabajar cojeando.

Siana bajó la mirada.

Había azotado a Jeanne sin piedad 100 veces.

Las heridas tardarán varios días en sanar.

Pero Siana no tenía intención de mostrarle misericordia dejándola descansar.

Si lo hacía, Jeanne podría malinterpretar la situación.

Cometí un error, pero me perdonaron rápidamente… ¿Quizás podría hacerlo de nuevo?

No tenía intención de permitirlo.

Cuando castigas, debes ser firme.

Siana murmuró:

—Debe reflexionar adecuadamente mientras sus heridas sanan. De lo contrario, enfrentará un castigo aún peor.

Las palabras de Siana, tan aterradoras que contrastaban con su rostro adorable, hicieron que Sophie tragara saliva.

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

Siana terminó toda la sopa de tomate. Sin embargo, no se sintió atraída por el pan frito ni el té de miel que acompañaban la comida, así que no los comió. 

Resulta que incluso con la comida para aliviar la resaca, uno tiene preferencias, pensó Siana, mientras se levantaba. Luego se dirigió a las doncellas de rango inferior, que estaban sentadas alrededor de la mesa charlando animadamente.

—Me voy primero. Descansen todas, que hoy es un día libre especial que nos ha dado Su Alteza el Príncipe Heredero.

—¡Sí!

Las voces resonantes de las doncellas hicieron que su cabeza doliera aún más.

¡Ay, mi cabeza!

Aunque la sopa de tomate había calmado el malestar en su estómago, el dolor de cabeza persistía.

La resaca es más difícil de lo que pensaba. Necesito ir a mi habitación y acostarme.

Mientras caminaba como una medusa sin energía, alguien se apareció delante de Siana: era Om, una doncella de cocina.

Siana frunció el ceño.

Hace dos noches, cuando Jeanne estaba liberando ratas en el almacén, Om me llamó. Como si tratara de retenerme, para que no fuera allí.

Eso no era todo. Ayer por la mañana, Om apareció justo a tiempo para gritarle a Siana, diciendo que todo había sucedido porque ella no había gestionado bien el almacén, y que se lo diría a la jefa de doncellas de rango medio.

Siana ya sabía lo que sucedía.

Om es cómplice de Jeanne. Es decir, son cómplices.

Sin embargo, a diferencia de Jeanne, cuya culpa era evidente, no había pruebas suficientes para acusar a Om. Lo único que había hecho era reprender a Siana.

Así que, aunque Jeanne fue identificada como la culpable, no tendría motivos para venir a buscarme.

O tal vez estaba tratando de culparla por haber solucionado el asunto por su cuenta, sin seguir las normas del palacio.

Era una posibilidad. Aunque la forma en que Siana manejó el incidente era un método que las doncellas a menudo elegían en secreto, técnicamente había violado las reglas del palacio.

Mientras Siana trataba de averiguar el motivo de la aparición de Om, ella le tomó las manos repentinamente.

—¡Lamento mucho lo de ayer!

—¿…?

La reacción de Om era completamente inesperada, y Siana abrió los ojos de par en par.

Con el rostro pálido, Om continuó:

—Ayer, las doncellas de bajo rango me contaron lo que sucedió. Resulta que Jeanne hizo todo eso para molestarte. ¡Qué chica tan astuta!

—……

—Fui una tonta por no darme cuenta y por culparte a ti. Debería haber investigado mejor.

Siana estaba desconcertada.

¿Por qué actúa así de repente?

Luego, comprendió por qué el comportamiento de Om había cambiado en un solo día.

—Me disculpo así porque no quiero que le cuentes nada sobre mí a la persona que está detrás de ti. Por favor, te lo suplico.

Era eso.

Por el misterioso poder que se dice que me respalda.

Temía que corriera a contarle al supuesto protector misterioso, ¡Om me está acosando!

—En realidad, esa historia estaba medio exagerada.

Por supuesto, Siana, aunque solo era una doncella de rango medio, tenía muchos contactos entre la realeza. La princesa Aris, que siempre se pegaba a ella como una cigarra, la Emperatriz Viuda, con la que tenía una relación, aunque no cercana, y la Emperatriz Angelina, que siempre sonreía agradecida cuando se encontraban.

Y además…

El Príncipe Heredero, uno de los mayores poderes en este palacio, me considera adorable, al menos tanto como a sus pequeñas mascotas.

Sin embargo, Siana nunca había tenido la intención de aprovecharse activamente de su cercanía con la realeza durante su tiempo como doncella.

Sabía lo despreciables que se veían las personas que se jactaban de los favores de los poderosos.

Pero…

No veo nada malo en usarlo contra alguien que intentaba hacerme daño.

Siana cruzó los brazos y bajó la mirada. El rostro inocente de la joven se transformó en una expresión molesta de una mujer.

Al notar este cambio, Om tembló ligeramente, pero no se rindió y juntó las manos mientras pedía:

—¿Me perdonarás, verdad?

—No lo sé. Me gustaría hacerlo, pero la persona que me aprecia se preocupa tanto por mí que podría preguntarme quién me está molestando al ver mi expresión. Entonces, ¿qué puedo hacer? Tendré que decirle la verdad.

—¡…!

El rostro de Om se puso pálido de inmediato.

Om tomó las manos de Siana y gritó:

—¡Siana, de verdad lo siento mucho!

Con una expresión fría, Siana apartó las manos de Om y dijo:

—Está bien, lo entiendo.

—¿De verdad no dirás nada sobre mí? ¿Verdad, señorita Siana?

Om, casi llorando, siguió a Siana mientras se alejaba con una expresión indiferente. Siana se sintió completamente satisfecha.

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

Después de deshacerse de Om, que se le había pegado como una garrapata, Siana finalmente llegó a su habitación. Con una expresión de felicidad, como si hubiera llegado a un oasis tras cruzar el desierto, se dejó caer en la cama.

La cama, que siempre había sido dura, se sentía ahora tan suave como si estuviera llena de plumas de ganso.

Jeje. ¡Por fin, un descanso!

Su cuerpo, saturado de alcohol, necesitaba descansar. Con una expresión de felicidad, Siana cerró los ojos.

Sin embargo, poco después, Siana abrió los ojos de golpe. Los recuerdos de la noche anterior, que había intentado enterrar, volvieron a su mente.

—¡Dios mío! ¿Qué he hecho?

N/Nue: Adiós a las horitas de sueño, ¡fueron buenas bye bye!