⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Chuchu estaba desconcertada porque la princesa no quería comer, así que las otras doncellas le dijeron:
—La princesa suele ayunar unos días al año. Lo hace para perder el peso que ha ganado recientemente, así que no te preocupes demasiado.
Una de ellas añadió:
—En esta época del año, la princesa está muy sensible. Así que no te atrevas a fingir que te preocupas por ella.
Las miradas de las doncellas eran feroces. Había una enemistad palpable.
No era de extrañar que la posición de Chuchu entre las doncellas al servicio de la Princesa Grace fuera la peor. Aún no se había despejado la sospecha de que Chuchu había robado comida, pero fue asignada inesperadamente como la doncella responsable de las comidas de la Princesa Grace.
Eso no era todo.
La Princesa Grace llamaba a Chuchu varias horas al día para conversar a puerta cerrada.
¡No entiendo qué le ve a esa chica que solo tiene músculos!
Para las doncellas al servicio de la Princesa Grace, Chuchu era prácticamente una enemiga. Chuchu, consciente de su situación, recordó las palabras de la doncella que la había entrenado durante su periodo de nivel bajo:
En el palacio, es más importante no destacar que hacer las cosas bien.
Grace no quería la atención de Chuchu, y las doncellas del palacio no perdonarían si Chuchu se destacaba demasiado. En estos casos, lo mejor era mantenerse discreta hasta que la situación mejorara. Esa era la clave para sobrevivir en el palacio.
Pero Chuchu no podía hacer eso.
¡No puedo hacerlo! La princesa debe estar sufriendo sola en su habitación.
Chuchu quería ayudar a Grace. Finalmente, decidió acudir a Siana.
—Siana, es un desastre. La princesa está actuando raro.
—¿Qué quieres decir?
Con los ojos muy abiertos, Siana escuchó a Chuchu.
—Hace unos días, el prometido de la princesa vino a visitarla. No sé qué le dijo ese zorro, pero desde entonces la princesa ha dejado de comer.
En esas pocas palabras, Siana entendió la gravedad de la situación. Se dirigió junto a Chuchu a los aposentos de la Princesa Grace.
—Su Alteza, soy Siana, su doncella.
Toc, toc.
Golpeó la puerta, pero no hubo respuesta.
—Su Alteza.
Toc, toc.
Lo mismo sucedió de nuevo.
Chuchu, con un rostro lleno de preocupación, dijo:
—Siempre respondía cuando llamábamos, ¿por qué ahora no dice nada? ¿No será que se ha desmayado por no comer durante tanto tiempo?
Las palabras de Chuchu hicieron que Siana frunciera el ceño. Luego, decidió tomar la perilla de la puerta.
—Su Alteza, voy a entrar.
Entrar en la habitación de la princesa sin permiso podía ser un delito grave, pero no tenían otra opción. Podría haber ocurrido algo terrible, y en ese caso, lo importante era descubrirlo cuanto antes.
Chuchu y Siana entraron apresuradamente en la habitación y abrieron los ojos de par en par.
En la oscura habitación, sin siquiera una luz encendida, encontraron a Grace acurrucada en el suelo.
Grace giró la cabeza lentamente hacia ellas.
—¡…!
Chuchu y Siana se quedaron sin palabras.
El rostro de Grace, que hasta hacía pocos días estaba lleno de vida, ahora estaba demacrado. Sus ojos estaban apagados, y sus mejillas se habían hundido. Alrededor de su boca había saliva pegajosa, signos evidentes de vómito.
Grace las miró sin expresión y murmuró:
—No quería comer…
—…….
—Esta vez, de verdad no quería comer… pero tenía tanta hambre…
Solo entonces Chuchu y Siana notaron el plato sobre la mesa. No sabían de dónde había salido, pero estaba cubierto de migajas de pan y pequeños trozos de carne.
Grace, con lágrimas en los ojos, dijo:
—¿Lo habré vomitado todo? ¿Qué pasa si aún queda algo en mi estómago? ¿Eh?
—…….
—…….
Chuchu y Siana miraron a Grace con rostros llenos de angustia. Ambas se dieron cuenta de que la hermosa princesa, que siempre parecía estar al borde del abismo, finalmente había colapsado.
—Ay, mi pobre princesa, ¿qué vamos a hacer contigo?
Chuchu se tapó la boca, conteniendo las lágrimas.
Siana, sin decir una palabra, observó a Grace y se acercó un paso más. Se arrodilló para mirarla a los ojos, y usando un pañuelo que sacó de su bolsillo, limpió la saliva alrededor de la boca de Grace.
—Por favor, ya basta, Su Alteza.
—…….
Grace parpadeó con sus grandes ojos.
De repente, una frialdad se apoderó de su mirada.
—¿Basta de qué?
—…….
—Si lo dejo, volveré a engordar. Y entonces…
Volvería a ser la criatura repugnante que solía ser. Y entonces…
—¡Isaac también, esas odiosas nobles, y las doncellas que ocultan sus verdaderos sentimientos, todos me despreciarán y me humillarán!
La princesa más hermosa del palacio. Sin eso, no tenía ningún valor.
Las lágrimas comenzaron a fluir por las mejillas de Grace. Siana las limpió con el pañuelo mientras le hablaba.
—¿Y qué si sucede?
—¡…!
—Al final, lo único importante es uno mismo.
Siana bajó las cejas mientras hablaba.
—No te destruyas a ti misma por personas que no te aman, Su Alteza.
Grace miró a Siana con los ojos bien abiertos. Después de un momento, Grace abrazó a Siana y rompió en llanto.
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—¿Te sientes un poco mejor ahora?
Grace sollozó ante las palabras de Siana.
—Sí… Qué vergüenza que hayas visto esto.
—No te preocupes. No recordaré nada de lo que ocurrió en el palacio hoy.
Grace entrecerró los ojos ante el comentario despreocupado de Siana.
—Cada vez que te escucho hablar, no pareces una doncella que acaba de convertirse en una sirvienta de rango medio. Pareces más bien una doncella de alto rango que ha servido a la realeza durante mucho tiempo.
—Es un cumplido muy halagador.
Siana sonrió.
Grace se aclaró la garganta y enderezó su postura. En la habitación solo estaban Siana y Grace. Chuchu, quien había llorado junto a Grace, había salido de la habitación hacía poco, diciendo que tenía algo que recoger.
La habitación, que había estado llena de sollozos, ahora estaba en silencio.
Siana presionó suavemente los ojos de Grace con un paño tibio y húmedo. Grace se dejó cuidar tranquilamente por Siana. Quizás por haber llorado tanto o por el calor reconfortante sobre sus ojos hinchados, Grace se sintió en paz.
—Me siento tan… tranquila.
Con una expresión de relajación en su rostro, Grace habló:
—Siana.
—Sí.
—Tengo algo que quiero preguntarte.
—Dime.
—Antes mencionaste que tú también habías pasado por algo similar a lo que estoy viviendo, que por eso entiendes tan bien mi situación.
Grace continuó mientras Siana asentía con la cabeza.
—Quiero escuchar tu historia. ¿Cómo caíste en un infierno como el mío?… ¿Y cómo lograste salir de él?
—…..
Siana guardó silencio por un momento. Luego, comenzó a hablar.
—Fue por razones similares a las tuyas, Su Alteza.
—…..
—Quería recibir atención y amor de la gente.
En realidad, quería sobrevivir. Cuando era niña, no había nadie que la protegiera.
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A los catorce años.
Siana, que había crecido un poco más que el año anterior, se miró en el espejo y pensó.
Su madre biológica, que siempre estaba de su lado, había muerto, y su padre estaba tan embelesado con la nueva reina que no le prestaba atención.
¿Cómo puede sobrevivir una princesa sin respaldo?
Hasta entonces, la excusa de ser una ‘niña que no sabía nada’ la había protegido, pero ya no era suficiente. Necesitaba un nuevo tipo de poder.
Siana llegó a una conclusión.
La única fuerza que puede tener una princesa impotente es la belleza.
El reino consideraba la figura frágil de una joven al borde del colapso como la máxima expresión de belleza. Afortunadamente, Siana tenía muchas cualidades a su favor: un cabello rubio bien cuidado y una piel blanca protegida del sol.
Pero el problema es que no soy lo suficientemente delicada.
El rostro regordete de Siana, lleno de la redondez juvenil, no encajaba con la imagen de una delicada princesa. Entonces, decidió reducir a la mitad sus raciones de comida. Por supuesto, no fue fácil. Hubo días en que el hambre era tan fuerte que terminaba comiendo en exceso. Y esos días, inevitablemente, terminaba vomitando. Fueron días duros, especialmente para una princesa joven.
Sin embargo, tuvo éxito. Su rostro perdió la redondez y su mandíbula se afinó. Con el corsé, su cintura parecía tan delgada que podría romperse.
¡Lo logré!
Habiendo alcanzado su objetivo, Siana entró al salón de baile con su rostro infantil cubierto por un maquillaje espeso. La gente quedó sorprendida por el cambio en la princesa en tan poco tiempo.
—Durante este tiempo que no la vi, la princesa se ha vuelto hermosa.
—Así es. Parece una muñeca hecha por un maestro que ha cobrado vida.
Los nobles que antes la despreciaban ahora la rodeaban con sonrisas. Pero lo más sorprendente fue la reacción de su padre.
—Pensé que no tenías esperanza, pero ahora que has crecido, te pareces a la difunta reina. Ella era una belleza, sencilla pero hermosa.
El rey sonrió, sumido en los recuerdos. Fue la primera vez que Siana vio esa expresión en su padre. El rey continuó:
—Crece bien de esta manera. Te encontraré el mejor esposo.
Siana asintió con una leve sonrisa.
Se llenó de esperanza.
Los nobles que la despreciaban y su padre ahora le prestaban atención. Siana pensó que tal vez su vida en ese infierno podría mejorar. Embriagada con esa esperanza, Siana olvidó cuán temible podía ser la nueva reina.
La nueva reina la miraba con desprecio mientras Siana sonreía.
Esta mocosa, apenas ha crecido y ya intenta usar su mediocre apariencia para ganar poder.
Descarada.
La nueva reina no tenía intención de permitir tal cosa.
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