⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
El ambiente en el almacén de provisiones era diferente al de costumbre.
Hoy era el último día de Siana trabajando como doncella encargada de la gestión.
Vestida con su uniforme verde oscuro, Siana se dirigió a las doncellas de bajo rango alineadas frente a ella.
—Gracias por seguir mis instrucciones y cumplir con vuestro trabajo diligentemente.
Las doncellas de bajo rango respondieron con rostros llenos de pesar.
—Nosotras somos las que te agradecemos por habernos guiado tan bien, Siana.
Gracias al trabajo arduo que habían compartido, se había formado un fuerte lazo entre Siana y las doncellas de bajo rango.
Algunas de ellas incluso querían seguir a Siana y ser transferidas al Palacio Ruby.
Pero Siana no podía aceptar tal petición.
En el Palacio Ruby solo reside la princesa Aris.
Tres doncellas eran suficientes: Nini, Nana y Siana.
Afortunadamente, las doncellas de bajo rango entendieron el razonamiento de Siana.
Sophie, que estaba entre las doncellas, dio un paso adelante.
—Preparamos un regalo para ti en señal de agradecimiento por todo tu trabajo.
Siana abrió los ojos con sorpresa.
—¿Un regalo?
—Sí.
Sophie colocó un collar alrededor del cuello de Siana.
No estaba hecho de oro ni de joyas, sino de nueces como avellanas y cacahuetes, encajando perfectamente con el ambiente del almacén de provisiones, lo que hizo que Siana se echara a reír.
—Gracias. Cuando tenga hambre mientras trabajo, morderé una.
Era una escena conmovedora.
Excepto para una persona.
Jeanne estaba de pie en un rincón con una expresión amarga.
¡Por fin te largas! ¡Maldita Siana!
Pero en cuanto Jeanne cruzó su mirada con la de Siana, su expresión cambió rápidamente.
Jeanne forzó una sonrisa y frotó sus manos con nerviosismo.
—¿Tienes algo que decirme, Siana?
Al ver su cara, Siana pensó:
Vaya, parece que las amenazas sí funcionan.
Desde que la castigó con cien azotes, Jeanne se comportaba como una hiena asustada frente a un león cada vez que veía a Siana.
Aunque no le agradaba demasiado, al menos Jeanne había mantenido la calma desde entonces, lo que era un alivio.
—Jeanne.
—¡Sí!
Jeanne respondió encogiendo los hombros ante la voz de Siana.
Siana le habló con firmeza.
—No vuelvas a hacer cosas malas. La próxima vez no te escaparás solo con un castigo.
El asunto había terminado con los azotes porque Siana lo detuvo allí, pero si Jeanne causaba más problemas, podría ser decapitada.
Era un consejo de amiga y subordinada.
Pero para Jeanne, sonó como una amenaza clara.
Con una cara retorcida, Jeanne asintió.
—Sí, lo tendré en cuenta.
—……
Siana la miró fijamente un momento y luego apartó la vista.
Bueno, ella sabrá lo que hace.
Si después de esta advertencia volvía a causar problemas, no habría nada que hacer.
Pensando así, Siana salió del almacén de provisiones.
Una vez sola, dejó de lado su expresión severa.
Volviendo a ser una joven alegre en lugar de una doncella seria, Siana levantó los brazos al cielo y gritó:
—¡Sí, ahora soy una doncella de rango medio de verdad!
Habiendo completado su entrenamiento, Siana se convirtió en una doncella de rango medio en el palacio, sin que nadie pudiera cuestionarlo.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Después de tres semanas vacío, el Palacio Ruby volvió a llenarse de vida.
Esto se debía al regreso de Aris, la dueña del palacio, junto con sus tres doncellas: Siana, Nini y Nana.
Nini comentó:
—Parece que Su Majestad la Emperatriz Viuda ha sido increíblemente buena con la Princesa durante nuestra ausencia.
Nana agregó:
—No quiero admitirlo, pero parece que Su Alteza está aún más hermosa que cuando estaba bajo nuestro cuidado.
Mientras las tres doncellas asistían a su formación de rango medio, Aris había permanecido en el Palacio de la Emperatriz Viuda.
Y ahora, por alguna razón, Aris brillaba aún más que antes.
—Bueno, no es que…
Siana, mirando a Aris que murmuraba con la boca cerrada, también preguntó:
—Cuéntanos cómo te fue con Su Majestad la Emperatriz Viuda. Tengo curiosidad.
Tal como prometió, la Emperatriz Viuda había hecho muchas cosas por Aris.
Invitó al pastelero más famoso del imperio para que le preparara un postre diferente cada día, y le obsequió toda clase de regalos como libros, vestidos, joyas e instrumentos musicales casi a diario.
Sin embargo, Aris no disfrutaba de estos regalos de manera pura.
Esto se debía a que Aris desconfiaba profundamente del afecto de la Emperatriz Viuda.
Por eso, Aris actuaba deliberadamente de manera caprichosa.
Durante las comidas, comía de manera desordenada, ignorando las normas de etiqueta, y se burlaba de los tutores que la Emperatriz Viuda había invitado, saltándose las clases.
Recogía solo los regalos que le gustaban, rechazando los que no le interesaban.
A pesar de todo esto, la Emperatriz Viuda nunca mostró una mueca de disgusto.
Aquella anciana con un carácter tan desagradable.
Aris frunció el ceño y dijo:
—Parece que la abuela me quiere más de lo que pensaba.
—……
—Bueno, probablemente me trata tan bien porque extraña a su hija muerta, no a mí…
Siana frunció el ceño al observar la expresión complicada de Aris.
Tal como Aris decía, la Emperatriz Viuda había comenzado a abrirle su corazón debido a la añoranza por su hija fallecida hace mucho tiempo.
Pero ya habían pasado varios meses desde entonces.
Era momento de que la razón que se había desvanecido debido a la nostalgia volviera.
Además, Aris ya no se parecía en nada a la imagen que proyectaba cuando interpretaba a la hija fallecida de la Emperatriz Viuda.
Ya no sonreía de manera nostálgica ni susurraba palabras bonitas.
Ahora solo quedaba una princesa arrogante que decía todo lo que le pasaba por la cabeza.
Y a pesar de eso, el afecto de la Emperatriz Viuda hacia Aris no se había tambaleado.
Su Majestad la Emperatriz Viuda realmente ha llegado a querer a la Princesa Aris.
Y probablemente Aris también lo había notado.
Aunque ella lo niegue rotundamente.
El comienzo no había sido nada bueno.
Una abuela que no había mostrado el menor interés en su nieta recién nacida y una nieta que, por su supervivencia, había tratado de usar a esa abuela.
Eso no era todo.
La Emperatriz Viuda había cometido muchos errores con Aris.
Especialmente, cuando la madre biológica de Aris, Rosemary, estuvo en peligro de muerte, la Emperatriz Viuda se negó a ayudar, algo que era difícil de perdonar.
Con ese conocimiento, Aris se había prometido a sí misma que utilizaría a la Emperatriz Viuda a fondo.
El día que la Emperatriz Viuda muriera, Aris le diría con palabras llenas de resentimiento que en realidad siempre la había odiado.
Pero no es bueno mantener una relación así con la persona que más te apoya.
Por el bien de Aris, más que de cualquier otra persona.
Siana deseaba que Aris pudiera liberarse del rencor y la ira que la ataban.
Aunque no sería fácil, creía que Aris podría lograrlo.
Aunque parezca una joven princesa inmadura, en realidad es más madura que nadie.
Aris abrió los ojos de par en par.
Siana había acariciado la cabeza redonda de Aris.
Con una sonrisa, Siana dijo:
—Aun así, debe haber sido difícil para ti mientras no estábamos. Estoy orgullosa de ti, nuestra princesa.
—¡Hum! ¡Sabías lo mucho que las extrañé!
Ante las palabras de Aris, los ojos de Nini y Nana se llenaron de lágrimas.
—¡Snif, snif! No puedo creer que Su Alteza nos haya echado de menos.
—¡Buaah! He cumplido todo lo que quería en esta vida.
—Entonces, desaparece. Yo serviré a la Princesa yo sola.
—¡Eres tú quien debe desaparecer! Con la Princesa solo me basto yo.
Observando la conversación de las gemelas, Aris le susurró a Siana:
—¿No crees que esas dos están más raras después de la formación de rango medio?
Siana respondió:
—Parece que tuvieron mucho tiempo libre durante la formación y leyeron muchas novelas. Según parece, los protagonistas masculinos en esas historias suelen decir cosas como esas cuando están obsesionados con la protagonista femenina.
Aris frunció el ceño.
—¿Qué? ¡Ese es mi papel!
Siana no pudo evitar soltar una carcajada.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
En un día soleado.
Frente a la entrada del Palacio Ruby, Aris levantó la cabeza para mirar a una mujer alta.
Una mujer de piel blanca y cabello negro como la noche.
Aris la reconoció.
Cómo no iba a reconocerla.
Aunque su apariencia ha cambiado mucho desde la última vez que la vi, es Grace Levisjun de Azvelly, la séptima princesa, la más hermosa de todas.
En otras palabras, era la media hermana de Aris.
Pero aunque la llamara hermana, Aris no tenía ningún lazo real con Grace.
En todo el año, solo se habían visto en algunos eventos sociales.
En cada ocasión, Grace se encontraba rodeada de personas, sonriendo en el centro de atención, mientras que Aris se sentaba en un rincón, evitando las miradas de los demás.
Al ver a Grace sonreír, Aris solía pensar…
Hum, ¿qué es lo que tienen todos con lo bonita que es? Tiene los brazos tan flacos como un palillo. Da asco.
Mientras observaba a Aris encorvada a lo lejos, Grace pensó:
Aunque no tenga madre y no haya nadie que la cuide, ¿no le da vergüenza presentarse en ese estado tan lamentable como princesa?
En conclusión, eran dos personas sin la más mínima buena voluntad entre ellas.
No había razón para pensar que ahora fuera diferente.
Aris, sin ocultar su malestar, preguntó:
—¿Qué haces aquí si no te he invitado?
Grace, con un tono afilado, respondió mirando hacia abajo:
—No vine a verte a ti. Vine a ver a Siana.
Aris frunció el ceño.
—¿Por qué querrías ver a mi doncella?
—Ella me ayudó mucho durante su formación como doncella de rango medio. Vine a saludarla después de tanto tiempo, así que ¿podrías llamarla?
—No quiero.
—¿Qué?
—No me gusta mostrar a mis doncellas a otros. Así que vuelve a donde viniste.
Grace soltó una risa ligera ante las firmes palabras de Aris.
—Mira qué cosa más adorable.
—No lo dije de manera adorable.
Un aire tenso se hizo presente entre las dos.
En ese momento, Siana apareció desde la distancia con los ojos muy abiertos.
—¡Su Alteza la Princesa Grace, qué sorpresa verte aquí…
Siana, que parecía reconocer a Grace, abrió aún más los ojos.
—¿Chuchu, qué pasa? ¿Estás llorando?
—¡¿…?!
—¡¿….?!
Al escuchar esas palabras, Aris y Grace giraron la mirada en la misma dirección.
Fue entonces cuando Aris reconoció a la doncella que estaba detrás de Grace.
Era Chuchu, una mujer de gran tamaño y brazos robustos, amiga cercana de Siana.
El rostro sencillo de Chuchu tenía lágrimas en los ojos.
Con lágrimas en los ojos, Chuchu se inclinó hacia Aris.
—¡Perdona si mi visita inesperada te ha causado molestias! En realidad, la Princesa Grace vino aquí porque yo le pedí que viniera para ver a Siana —Chuchu giró su cuerpo y también se inclinó hacia Grace—. Te agradezco mucho que hayas venido hasta aquí, pero sería mejor que regreses. Me preocupa que tu visita pueda causar tensiones entre las hermanas.
Ver a una doncella robusta suplicando con lágrimas en los ojos dejó a Aris y Grace sin palabras.
Y Siana, que estaba un paso atrás, comprendió de inmediato la situación y cómo resolverla.
Siana se acercó a Chuchu con una expresión seria y dijo:
—Sí, has cometido un error, Chuchu.
La fría voz de Siana hizo que los ojos de Aris y Grace se abrieran de par en par.
Siana continuó:
—No importa cuánto extrañes a tu amiga, no deberías haber venido aquí así. Tanto tú como yo somos solo doncellas. No sabes tu lugar y estás afectando los sentimientos de quienes nos sirven. ¿Qué vamos a hacer con esto?
Aris y Grace estaban atónitas.
No era necesario que se volviera tan serio.
Pero esa parecía ser la perspectiva de las princesas.
El ambiente entre Siana y Chuchu era tan pesado que se sentía casi implacable.
Como si hubieran cometido un gran pecado.
La primera en abrir la boca para resolver la situación fue Aris.
Aris sonrió ampliamente y dijo:
—Jaja, lo que pasó antes era solo una broma. Estoy muy contenta de que mi hermana haya venido a verme.
Grace también sonrió y respondió rápidamente:
—Ya veo. Mi hermana siempre es tan adorable y encantadora.
—Dado que has venido, ¿por qué no tomas una taza de té antes de irte?
—Eso está bien.
Las dos comenzaron a reír y se abrazaron mientras entraban en el palacio como si no hubiera pasado nada.
Chuchu, con los ojos muy abiertos, miró a Siana, preguntándose:
¿Por qué están actuando así de repente?
Siana, que había borrado su expresión seria, sonrió ampliamente y dijo:
—Ambas princesas son realmente amables.
Tan amables que se preocupan por el ánimo de unas simples doncellas.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Aunque Aris y Grace estaban sentadas frente a la mesa de té, ambas tenían el mismo pensamiento:
Servir el té y enviar a Grace de inmediato.
Beber el té y marcharme inmediatamente.
Sin embargo, una frase casual de Grace abrió el diálogo.
—Aún no tienes prometido, ¿verdad?
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