⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Ah…
Siana parpadeó.
Últimamente, Siana había dejado por completo sus tareas de doncella para centrarse en el cuidado de su apariencia. Definitivamente, había dado resultado. En pocos días, su piel se había vuelto suave y su cabello brillaba.
Siana sonrió, bajando las cejas tímidamente.
—Pensé que no lo notaría ya que no he cambiado mucho, pero tiene mejor vista de lo que imaginaba.
Rashid sonrió complacido ante el cumplido de Siana. Si Sol, el caballero que estaba de guardia fuera del salón de baile, hubiera visto la escena, se habría sorprendido. Rashid no era precisamente conocido por su aguda observación. Probablemente, si Sol apareciera con trenzas a ambos lados de la cabeza, Rashid ni siquiera notaría la diferencia.
Pero eso era otra cosa; Siana era Siana. Rashid podía percibir incluso los más pequeños cambios en ella, lo cual le resultaba asombroso.
—……
Siana contuvo la respiración por un momento.
Otra vez me mira así.
A veces, Rashid miraba a Siana con una ternura inexplicable. Cada vez que lo hacía, el corazón de Siana latía con fuerza.
Es natural, cuando un hombre tan increíblemente hermoso me mira a tan poca distancia, con su respiración audible, mientras sostenemos las manos.
Pensó que era una reacción totalmente normal para una chica de 18 años. Sin embargo, Siana no quería que Rashid se diera cuenta de estos sentimientos, así que cambió de tema.
—A propósito, mañana no podré venir a practicar el baile.
Los ojos de Rashid, que había estado sonriendo radiante, se volvieron fríos de inmediato.
—¿Por qué?
—Es que tengo planeado ir a escoger el vestido y los accesorios que usaré para el Baile de las Rosas.
La mirada helada de Rashid se iluminó como el sol en un día de primavera.
—¿Quieres que te acompañe?
Siana, que observaba con asombro cómo Rashid cambiaba de expresión en un instante, negó con la cabeza.
—No, gracias.
—¡…!
Rashid frunció el ceño, como un cachorro que no consigue que su dueño lo saque a pasear. A pesar de lo triste que parecía, Siana no tenía ni la más mínima intención de ir de compras por la ciudad con Rashid.
Siana trató de consolarlo.
—En el Baile de las Rosas, quiero mantener mi identidad en secreto mientras esté a su lado, Alteza. Por eso, necesito prepararme en silencio y sin llamar la atención.
Pero si saliera a elegir un vestido por la ciudad con Rashid…
¡Miren todos, aquí estoy! ¡Soy la persona que estará al lado del príncipe heredero en el próximo baile!
Sería lo mismo que gritarlo a los cuatro vientos.
Rashid le restó importancia con un gesto.
—Podrías cubrir tu rostro con un pañuelo, como antes.
—Las circunstancias son completamente diferentes ahora.
En aquella ocasión, no importaba porque era una festividad de plebeyos, pero ahora, la ciudad estaría llena de nobles preparándose para el baile. Sería imposible ocultar la identidad de Rashid solo con un pañuelo.
—Y además, no quiero elegir mi vestido con usted, Alteza.
—¿Por qué no?
Ahora que los preparativos eran tan formales, me gustaría sorprenderle, Alteza. Siana, en lugar de decir eso, respondió con firmeza:
—Esas son cosas mías. De todas formas, iré sola.
Con expresión decidida, Rashid asintió, aunque no pudo ocultar su desilusión.
Después de terminar de hablar, ambos concluyeron su práctica de baile por el día.
—Entonces, me retiro.
Siana hizo una reverencia a Rashid y se dispuso a marcharse.
—Oh, Siana.
—¿Sí?
Siana se detuvo y giró la cabeza, con los ojos bien abiertos, pensando que quizás había olvidado algo.
Plop.
En ese momento, algo dulce entró en la boca de Siana.
—¿Qué es esto?
Preguntó Siana, mientras masticaba con las mejillas llenas.
Rashid soltó una risita y respondió.
—Es un bombón con mermelada de frambuesa adentro.
—El sabor ácido de la frambuesa y el dulce del chocolate combinan muy bien, está delicioso. Pero si va a darme algo como esto, ¿podría ponerlo en una cajita bonita y dármelo de manera formal la próxima vez? —Siana tragó el chocolate y levantó las cejas—. Aunque solo sea por una noche, seré su pareja, Alteza. Necesito ser tratada de acuerdo a mi papel.
Rashid se echó a reír ante su picardía, como diciendo, ‘Claro que sí.’
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Rashid se quedó de pie junto a la ventana, observando cómo Siana se marchaba.
Es pequeña y tiene piernas cortas, pero camina muy rápido.
Parecía una ardilla que se movía ágilmente con sus patas cortas.
Qué adorable.
Rashid soltó una risita. Había alguien observando a Rashid desde muy cerca.
Era Sol, el caballero de guardia. Su cara estaba torcida, como si hubiera visto algo que prefería no haber visto.
Sol había servido a Rashid durante mucho tiempo. Siempre estaba con él, incluso en el campo de batalla, así que no sería exagerado decir que había visto casi toda la vida de Rashid.
Contrario a su apodo de ‘Príncipe de Sangre’, Rashid era una persona amable.
No era de los que estallaban como el fuego ni usaban un tono áspero.
Pero eso era solo por fuera.
En realidad, me parece que le falta algo como ser humano, es tan frío.
Rashid no sentía ningún tipo de afecto por las personas. Podía decapitar a alguien sin el menor remordimiento. Pero cuando estaba con Siana, Rashid parecía una persona normal.
Bueno, tampoco es que eso se pueda llamar normal. No hay muchos chicos de dieciocho años que sonrían con esa cara de tonto como si les faltara un tornillo.
Sol preguntó con expresión complicada.
—¿Le gusta tanto la señorita Siana, Alteza?
Rashid asintió sin pensarlo un segundo.
—Sí.
Rashid bajó la mirada y continuó.
—Es sorprendente. ¿Cómo puede ser tan adorable?
—…….
—Quiero darle de comer comida deliciosa todos los días. Si bosteza, quiero abrazarla y acariciarle la cabeza, y si se aburre, ponerla sobre mi hombro y salir a pasear. Eso sería realmente divertido.
Sol frunció el ceño al escuchar a su señor diciendo semejantes disparates con una sonrisa radiante.
—¿Eso es todo lo que piensa cuando ve a la señorita Siana?
—¿Y qué más?
Rashid miró a Sol con los ojos muy abiertos. Como si no entendiera qué más podría haber.
¿Eso era todo? ¿Sentimientos de cariño hacia un animal? Y con esa mirada rebosante de afecto.
Sol no podía creerlo fácilmente, así que preguntó.
—Permítame preguntarle una cosa más, Alteza. Si la señorita Siana quisiera salir del palacio, ¿qué haría?
La expresión de Rashid cambió ante la pregunta repentina.
Con una mirada fría, Rashid preguntó.
—¿A qué te refieres?
—Es solo una suposición. La señorita Siana solía ser una princesa, después de todo. Aunque no lo diga, vivir como doncella debe ser agotador para ella. ¿No querría irse del palacio algún día?
—…….
Siana se había convertido en doncella del palacio gracias al poder de Rashid. Por eso, tenía restricciones que las otras doncellas no tenían. Si Siana quería dejar de ser doncella y salir del palacio, necesitaba el permiso de Rashid. Sol le estaba preguntando si en un momento así, dejaría ir a Siana con gusto.
—…….
Rashid miró a los tres pequeños animales que estaban sobre él (un hurón blanco, una ardilla y un pájaro).
Rashid, cuando encontraba un animal que le agradaba, lo llenaba de afecto. Lo cuidaba y valoraba mucho. Pero siempre había algo que cumplía: nunca los retenía.
Rashid nunca ataba a los animales ni cerraba las ventanas del palacio. Si querían, podían irse al mundo exterior en cualquier momento.
Así que…
Rashid bajó la mirada y dijo.
—Si Siana quiere salir del palacio, debo dejarla ir.
¿De verdad?
Sol estaba a punto de preguntar, pero cerró la boca. El rostro de Rashid estaba visiblemente decaído.
Ay.
Sol frunció las cejas, pensando que había dicho algo para molestar a Rashid. Por lo menos, era solo una suposición.
No creo que la señorita Siana quiera dejar el palacio pronto.
Siana nunca había mostrado nostalgia por el reino caído. No conocía los detalles, pero estaba claro que Siana no tenía mucho apego por su antiguo reino. Además, parecía bastante contenta viviendo como doncella en el palacio.
Después de todo, su princesa es querida por la Emperatriz Viuda y ha ascendido a doncella de nivel medio en el menor tiempo posible.
Era una situación mucho mejor que morir o ser encarcelada como princesa de un reino destruido.
Sin embargo, había variables.
Si alguien apareciera y decidiera tratar a Siana como a una princesa…
Bah, eso no pasará.
Sol trató de alejar esos pensamientos oscuros de su mente.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Camino a la capital del imperio.
En un carruaje lujoso, se sentaban un hombre y una mujer.
Eran Caroline, la hija del jefe del gremio ‘Mystic, y su hermano, Kiran.
Caroline, con su cabello ondulado de color naranja, frunció el ceño.
—Kiran, ¿sigues mirando eso?
Kiran, que tenía el mismo cabello naranja que su hermana, estaba mirando una pequeña miniatura dentro de un reloj de bolsillo.
La miniatura mostraba a una chica con un rostro redondo y ojos suaves de color esmeralda.
Era la princesa de un reino que ya no existía, Siana.
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