⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Siana frunció el ceño y respondió.
—No te estoy diciendo que lo dejes por completo. Solo quiero que lo reduzcas un poco.
—¿Por qué?
Era una mirada que decía: ¿Acaso no te gusta que lo haga?
No, he dicho una tontería. ¡Por favor, sigue preocupándote solo por mí!
Siana estuvo a punto de gritarlo.
Sin embargo, se contuvo con dificultad y dijo:
—Que el Emperador cuide a la Emperatriz es un ejemplo para todos. Pero si descuida su trabajo por ello, la historia cambia.
La expresión decaída de Rashid cambió de inmediato. Con una voz tan fría como el hielo, dijo:
—Alguien te ha estado diciendo tonterías.
Era evidente que en su mente pensaba:
Lo encontraré de inmediato y le arrancaré esa boca insolente.
Siana, sorprendida, tomó con fuerza ambas manos de Rashid.
—¡No es eso!
—……
—Solo quiero ser precavida porque sé que pueden surgir esos comentarios. Como Su Majestad sabe, siempre me preocupo mucho por la opinión de los demás.
Siana observó el rostro de Rashid mientras continuaba.
—Así que, por favor, por mí… ¿podrías hacerlo?
Rashid miró a Siana a los ojos.
Después de un largo silencio, se inclinó hacia ella, la abrazó y murmuró con tono quejumbroso:
—Siana, eres amable, pero a veces eres demasiado estricta. Me pides que reprima mi amor por ti… por tu bien.
—…… Lo siento.
—Por favor, no te disculpes. Esas palabras me duelen aún más.
—Entonces, gracias. Por respetar mi deseo.
Siana sonrió mientras decía eso. Era una sonrisa radiante.
Tan cálida que disipó el frío invierno que envolvía el corazón de Rashid, trayendo de vuelta la primavera en un instante.
Finalmente, Rashid asintió.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Desde aquel día, Rashid redujo el tiempo que pasaba con Siana.
Para ser más precisos, volvió a su rutina de antes del embarazo de Siana.
Dejó de seguirla de cerca todo el tiempo y, desde la mañana hasta la noche, se concentró en su trabajo.
—¡El Emperador, que estaba completamente desbordado, finalmente ha vuelto en sí!
Tanto en la corte como entre los nobles, todos suspiraron aliviados.
Naturalmente, también desaparecieron las preocupaciones sobre las demostraciones excesivas de afecto del Emperador hacia la Emperatriz.
Al enterarse de esto, Siana también dejó escapar un suspiro de alivio.
—Menos mal.
Su rutina diaria volvió a la normalidad.
O al menos, eso pensó.
Había algo que Siana no había previsto.
Que las mujeres embarazadas, a veces, pueden volverse extremadamente inestables.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
En la oscuridad del amanecer, Siana abrió los ojos de golpe.
Con sus grandes ojos redondos, miró el techo y murmuró:
—Quiero comer carne.
No cualquier carne, sino pollo frito, crujiente y jugoso.
Era absurdo.
Porque Siana ya había comido más de lo habitual en la cena para alimentar al bebé en su vientre.
Incluso había tomado un vaso de leche con galletas antes de dormir.
¡Pero ahora, de repente, quiero comer pollo frito!
Frunció el ceño y miró a su lado.
A su lado, Rashid dormía profundamente.
Antes, dormía abrazándola como si fuera un oso de peluche, pero desde que Siana quedó embarazada, se contenía para no hacer presión sobre su vientre.
Si digo que quiero pollo frito ahora… ¿Su Majestad hará un escándalo otra vez?
Siana no tuvo problemas en imaginar la escena.
Rashid abriría los ojos como un tigre y, con una voz estruendosa que haría retumbar el palacio, gritaría:
¡Traigan inmediatamente pollo frito para la Emperatriz!
… Solo de pensarlo, se estremeció.
Que todo el mundo se enterara de su repentino antojo en plena madrugada sería embarazoso.
Y, sobre todo, no quería provocar de nuevo a Rashid después de haberlo calmado con tanto esfuerzo.
No quiero que la gente siga murmurando que el Emperador es exagerado.
Siana cerró los ojos con fuerza.
Volveré a dormir.
Pero, por más que pasaba el tiempo, no podía conciliar el sueño, así que comenzó a contar ovejas.
Una oveja, dos ovejas, tres ovejas, cuatro ovejas, cinco pollos fritos…
—¡…!
Siana abrió los ojos de golpe y sacudió la cabeza con fuerza.
Empecemos de nuevo.
Una oveja, dos ovejas, tres ovejas, cuatro pollos fritos…
¡Otra vez pollo frito!
No importaba cuántas veces lo intentara, ocurría lo mismo.
De hecho, cuanto más contaba, menos ovejas aparecían y más pollos fritos surgían.
Siana nunca había sido especialmente glotona.
Por eso, esta situación le resultaba aún más extraña y difícil.
¿Quién iba a imaginar que resistirse a un antojo de madrugada sería tan tortuoso?
Siana frunció aún más el ceño y se mordió el labio.
En ese momento…
—Siana.
—¡…!
Una voz baja y afectuosa resonó en su oído.
Siana giró la cabeza lentamente.
Hasta hace un momento, Rashid dormía profundamente, pero ahora tenía los ojos abiertos y la observaba.
Rashid acarició el rostro de Siana y preguntó:
—¿Qué pasa, Siana? ¿Tuviste una pesadilla? ¿O te duele algo?
Su voz estaba llena de preocupación.
Solo es que no puedo dormir bien.
Siana intentó responder así.
Pero su cuerpo traicionó su pensamiento y terminó confesándolo todo de manera sincera.
Incluso con una lágrima cayendo de sus ojos por la tristeza.
—Quiero comer pollo frito.
—¡…!
Rashid abrió los ojos de par en par y, sin pensarlo ni un segundo, se incorporó en la cama de un salto.
Tal como Siana había previsto, en cualquier momento saldría de la habitación y despertaría a todas las doncellas del palacio.
¡Eso no puede ser!
En el instante en que Siana extendió rápidamente la mano para sujetar la bata de Rashid, él se inclinó, le dio un suave beso en los labios y le susurró:
—No voy a hacer que las doncellas corran a preparar pollo frito en plena madrugada, así que no te preocupes.
—E-entonces, ¿por qué estabas por salir de la habitación?
—Yo te lo haré.
—¿Qué?
Las palabras de Rashid fueron tan inesperadas que los ojos de Siana se abrieron tanto como papas.
—Leí en un libro que las embarazadas pueden tener antojos repentinos en cualquier momento. Y pensé que sería bueno que yo mismo te los preparara.
—Pero Su Majestad…
—Sí, soy el Emperador. Y no puedo entrar fácilmente en la cocina.
Curiosamente, aunque el Emperador era el dueño absoluto del palacio, tenía prohibido ingresar a la cocina.
Para ser más precisos, no debía hacerlo.
Porque eso disminuiría la gran autoridad imperial.
—Personalmente, no me importa que mi autoridad se vea afectada. Pero sé que tú sí, así que me contuve. Me conformé con delegar la cocina a las doncellas y supervisar. Pero ahora es de madrugada y todos están dormidos.
—Ah…
—Así que solo espera un poco. Te prepararé algo en silencio, sin que nadie lo sepa.
—……
Siana lo miró aturdida por un momento antes de asentir lentamente con la cabeza.
Rashid volvió a besarla en los labios, luego la recostó con cuidado sobre la cama y le acomodó la manta con esmero.
Con la cara asomando entre la esponjosa manta, Siana miró el alto techo y pensó:
¿De verdad Su Majestad podrá traer pollo frito?
Incluso Siana, que había trabajado como doncella, no estaba muy familiarizada con la cocina del palacio.
Así que imaginar a Rashid entrando a la cocina para preparar pollo frito era casi imposible.
Y aun así, en el fondo, tenía la sensación de que Rashid lograría esa gran hazaña.
¡Su Majestad nunca me ha decepcionado cuando se trata de mí!
Poco después, Rashid regresó con un plato de pollo frito humeante en sus manos.
Siana saltó de la cama y extendió los brazos.
Con una expresión que decía:
¡Señor Pollo Frito, ha llegado usted!
Rashid, al verla tan adorable, sonrió divertido y dijo:
—Me encantaría poner el pollo frito en tus manos entusiastas, pero el plato está demasiado caliente.
Después de colocar el plato sobre la mesa junto a la cama, comenzó a organizarlo todo con una elegancia inigualable.
Preparó un té de limón con un toque ácido y una ensalada crujiente con tomates como acompañamiento.
Ante la abundante comida servida, el rostro de Siana se sonrojó de emoción.
Cuando Rashid le pasó un tenedor, Siana, con la cara aún más roja, dijo:
—Prefiero comerlo con las manos.
Siana siempre había comido con gracia, siguiendo las normas de etiqueta dignas de una Emperatriz.
Pero hoy, quería olvidarse de todo eso y sostener un gran trozo de carne con las manos y morderlo con ganas.
Como los bandidos que había visto en los cuentos de hadas cuando era niña.
¿Será por el embarazo? No entiendo por qué de repente tengo pensamientos tan extraños.
Pero no quería reprimir ese impulso.
Después de todo, la única persona que la estaba viendo era Rashid.
Tal como esperaba, Rashid no la reprendió por querer comer de manera poco refinada.
—Buena idea. La carne sabe mejor cuando se come con las manos.
Rashid tomó una jugosa pierna de pollo y se la entregó a Siana.
Ella la sujetó con ambas manos, del tamaño de su puño, y dio un gran bocado.
—¡Ah!
Sin darse cuenta, Siana dejó escapar un pequeño gemido de asombro.
La combinación de la carne tierna y la cobertura crujiente y jugosa era simplemente perfecta.
Esto no era solo comida.
Era arte.
Porque conmovía el alma.
Siana, que había devorado el muslo de pollo en un instante, levantó la cabeza con una expresión de sorpresa.
Rashid, apoyado en su mano, la miraba con un rostro lleno de ternura.
Rashid quitó con delicadeza una migaja de empanizado de la comisura de los labios de Siana y se la llevó a la boca.
¡Crocante!
Dentro de la boca de Siana resonó un apetitoso sonido.
—¿Está rico?
Ante la pregunta de Rashid, Siana tragó saliva y asintió.
—Mucho.
Los ojos de Rashid brillaron.
Era la primera vez que veía a Siana comer con tanto entusiasmo, y le resultaba fascinante, adorable y placentero.
Siana, observando con cautela la reacción de Rashid, habló.
—…Así que, estaba pensando… ¿Puedo comerme el otro muslo también?
Rashid no pudo evitar soltar una carcajada.
—Por supuesto, Siana. Si lo deseas, iré ahora mismo a la cocina y freiré más muslos de pollo para ti.
Los ojos morados de Rashid resplandecían con tal determinación que parecía dispuesto a freír todos los muslos de pollo del mundo.
Alarmada, Siana negó con la cabeza apresuradamente.
—Dos piezas de muslo son suficientes. También quiero probar otras partes. Yo respeto la diversidad de encantos que tiene el pollo.
Diciendo esto, Siana se llevó el muslo de pollo entero a la boca.
Delicioso. Realmente delicioso. ¿Cómo puede estar tan bueno?
Con el rostro más feliz del mundo, Siana mordisqueaba el pollo frito cuando Rashid le dio un suave beso en la mejilla.
—De ahora en adelante, si hay algo que quieras comer, dímelo sin dudar. Te lo prepararé en cualquier momento, cualquier platillo. Ah, por supuesto, sin que nadie lo sepa.
Ante las dulces palabras de su esposo, los ojos de Siana se curvaron en una suave sonrisa.
Con un apetitoso muslo de pollo en la mano.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Desde aquel día, cada vez que Siana despertaba en la madrugada con un antojo, Rashid le preparaba lo que quisiera.
A veces, una refrescante ensalada de fresas. Otras veces, un esponjoso y dorado omelette. Y en otras ocasiones, unas humeantes papas asadas.
Por supuesto, con el tiempo comenzaron a circular rumores sobre el Emperador cocinando en la cocina imperial cada madrugada, pero los habitantes del palacio fingían no saber nada.
Por el honor del noble Emperador y la Emperatriz.
Historia detrás de escena (Behind Story)
El día en que Siana pidió comer pollo frito, Rashid se dirigió a la cocina imperial.
Era la primera vez que cocinaba desde que se convirtió en Emperador, pero su rostro estaba lleno de confianza.
De hecho, Rashid ya había previsto que podría darse una situación como esta. Por eso, había hecho los preparativos con antelación.
Sacó discretamente de su pecho un libro que había traído en secreto.
<100 platillos favoritos de las mujeres embarazadas>
Era un éxito de ventas que había mantenido su popularidad a lo largo de la extensa historia del imperio.
Rashid abrió el libro.
Las recetas estaban detalladas con precisión.
Como ya tenía experiencia preparando bocadillos para pequeños animales, no le resultó difícil comprender los métodos de cocina.
Tampoco le costó identificar dónde se encontraba cada ingrediente en la cocina.
Después de todo, ya lo había estudiado de antemano.
Dentro de un frasco con piedra mágica refrigerante, encontró un pollo bien limpio y listo para cocinar.
—No tendré que molestarme en sacrificar uno del corral, qué conveniente.
Sin dudarlo, Rashid extendió la mano, tomó el pollo y lo colocó sobre la tabla de cortar.
—Conviértete en un delicioso pollo frito, mi querido pollo. Para mi amada Siana.
Con una hermosa sonrisa en el rostro, Rashid bajó el cuchillo sobre el ave.
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