⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
El baile en el palacio imperial.
Las mujeres dejaron escapar exclamaciones de asombro con la llegada de Grace.
Un cuerpo firme esculpido tras años de entrenamiento sin descanso, un cabello negro cortado en un estricto estilo corto.
Vestía un uniforme masculino modificado porque los vestidos le resultaban incómodos, y su apariencia bastaba para hacer suspirar a muchas mujeres.
—Es increíble…
—Te amo.
—Cásate conmigo.
Las mujeres, enamoradas de Grace, susurraban con la razón perdida.
A su lado, Aris soltó una risita.
—Tienes mucha popularidad.
—Pero solo entre mujeres.
Hubo un tiempo en que muchos caballeros la admiraban.
Pero cuando su cuerpo delgado se volvió musculoso, su tono de voz se endureció y su larga cabellera negra fue cortada, los hombres que le cortejaban con fervor desaparecieron.
Ahora, a sus 26 años, solo quedaban a su alrededor mujeres con ojos en forma de corazones.
Aris preguntó:
—¿Te gustaría volver a ser como antes?
—No.
Aunque su madre biológica, la Ex Emperatriz Layla, la acosaba con sermones sobre casarse cuanto antes y la gente murmuraba a sus espaldas llamándola una princesa solterona sin esperanzas de matrimonio, ella era mucho más feliz ahora que en aquellos días en los que se obligaba a ayunar y lloraba en silencio solo para agradar a los demás.
Grace tomó un sorbo de vino y cambió el tema.
—El protagonista de hoy aún no ha llegado.
La recepción de esa noche era en honor al príncipe heredero de Robia, Lichton, un reino aliado del imperio.
Originalmente, Lichton era el segundo príncipe, pero después de que su hermano mayor causara un escándalo y fuera desterrado, ascendió repentinamente a la posición de heredero al trono.
Sin embargo, había un problema.
A sus veintidós años, Lichton aún no estaba casado.
El rey de Robia se apresuró a organizar un matrimonio para él, y así Lichton llegó al imperio.
Estaba buscando una esposa.
Grace comentó:
—¿Por qué no intentas algo con el príncipe heredero?
Aris gruñó como un gato enfadado.
—¿Por qué dices eso de repente? No tengo intención de casarme todavía.
—No quieres casarte, pero sí tienes ambición.
A sus escasos dieciocho años, Aris ya había consolidado su propio poder.
Si no fuera por Siana, probablemente habría intentado derrocar a Rashid.
Grace continuó hablando.
—El Reino de Robia es una potencia que ni siquiera el imperio puede ignorar. Además, se dice que el actual rey está gravemente enfermo y que en pocos años Lichton heredará el trono.
Si se casaba con Lichton, se convertiría en la reina de Robia.
—Si no puedes llevar la corona dorada en este imperio, ¿por qué no hacerlo en otro reino?
—Lo que quiero es ser reina, no esposa de un rey.
—¿Y qué? Mira a Siana. Tiene a nuestro hermano mayor entrenado como un perro obediente. Una reina también puede gobernar un país.
—Eso es cierto, pero…
Las hermanas interrumpieron su conversación.
El príncipe heredero Lichton acababa de entrar al salón.
Como heredero del Reino de Robia, un país conocido como la tierra de los diamantes debido a su inmensa riqueza en gemas y minerales, Lichton tenía un aspecto deslumbrante.
Accesorios brillaban en sus orejas, cuello y muñecas.
Vestía ropas adornadas con bordados elaborados.
Su apariencia era mucho más llamativa de lo que era común entre los hombres del Imperio, pero no se veía fuera de lugar en absoluto, gracias a su rostro.
Vaya, no sabía que un hombre podía ser así de hermoso.
Grace, sin darse cuenta, quedó absorta mirando a Lichton, hasta que sus ojos se encontraron.
Los ojos azules del príncipe, tan intensos como si estuvieran incrustados con diamantes del mismo color, se abrieron con sorpresa.
Grace entendió de inmediato lo que estaba pensando.
Debe estar pensando que hay una mujer extraña con el cabello corto, un cuerpo musculoso y vestida con ropa de hombre.
No sintió nada en particular al respecto, ya que estaba acostumbrada a recibir ese tipo de reacciones.
Grace inclinó ligeramente la cabeza hacia Lichton.
—Es un honor saludarlo, su alteza el príncipe heredero. Soy la princesa Grace.
Los ojos azules de Lichton se abrieron aún más.
Debe estar aún más sorprendido al descubrir que la mujer extraña es una princesa.
Grace, anticipando sus pensamientos, señaló a Aris.
—Ella es mi hermana, Aris.
Aris, con un gesto altivo, inclinó ligeramente la cabeza.
Solo entonces la expresión rígida de Lichton comenzó a relajarse un poco.
Era una reacción con la que Grace también estaba familiarizada.
Los hombres se horrorizan cuando me ven a mí, pero sonríen cuando ven a Aris.
Mientras Grace pensaba con cinismo, Lichton sonrió radiante y saludó.
—Es un placer conocerlas. Así que ustedes son las hermanas que el Emperador Rashid aprecia como si fueran tesoros.
¿Desde cuándo nuestro hermano nos ha tratado de esa manera? A menos que hable de Siana, para él somos tan insignificantes como las piedras del camino.
Grace y Aris pensaron lo mismo.
No lo dijeron en voz alta, pero ambas lo sabían.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
El Emperador y la Emperatriz, anfitriones del banquete, hicieron su entrada.
—¡Siana!
Aris, quien hasta ese momento había mantenido una expresión reservada, brilló como un gato que encuentra pescado y corrió hacia Siana, abrazándola con fuerza y fulminando con la mirada a Rashid.
Después de intercambiar un afectuoso saludo con Aris, Siana se acercó a Lichton.
—Gracias por asistir al banquete, su alteza.
—El honor es mío. Aprecio la invitación a un evento tan magnífico, su majestad.
Siana y Lichton se sonrieron mutuamente.
El intercambio de sonrisas, símbolo de la amistad entre ambas naciones, suavizó la mirada de los presentes.
Todos, excepto Rashid.
Los ojos del joven y apuesto Emperador eran fríos y amenazantes, como si no le importara decapitar a Lichton en ese mismo instante y romper una alianza que había durado siglos.
Siana sabía perfectamente por qué reaccionaba así.
Su majestad odia a los hombres.
Para ser exactos, detestaba a los hombres que la miraban.
Más exactamente, cuanto más jóvenes y guapos eran esos hombres, más le desagradaba.
Para preservar la paz entre ambos países, Siana decidió no prolongar su conversación con Lichton y, en su lugar, se dirigió a Grace.
—Por favor, asegúrate de que el príncipe heredero Lichton disfrute cómodamente del banquete.
Entendido.
Grace asintió.
Siana tomó del brazo a Rashid, como si estuviera sujetando a un perro problemático, y se lo llevó lejos.
Qué envidia…
Lichton los miró con anhelo mientras se alejaban.
Grace se dirigió a él.
—Hoy seré su escolta, su alteza. Si necesita algo, no dude en pedírmelo.
Esperaba que su petición fuera algo sencillo, como presentarle a algunos nobles o guiarlo por el palacio.
Pero Lichton hizo una solicitud completamente inesperada.
—Princesa Grace, ¿me concedería este baile?
—¡¿…?!
Grace quedó atónita.
Cada año, los hombres que le pedían bailar iban disminuyendo, hasta que, después de abandonar los vestidos y aparecer con su uniforme, simplemente desaparecieron.
La mayoría de los hombres no la veían como una dama con la que pudieran bailar.
¿Le doy lástima porque nadie me invita a bailar? ¿O solo está tratando de ser cortés conmigo por ser una princesa?
No podía adivinar sus verdaderas intenciones, pero había algo claro: él era el príncipe heredero de Robia.
No podía darse el lujo de rechazar su invitación sin motivo.
Grace asintió y colocó su mano sobre la de Lichton.
Pensé que sus manos serían delicadas como las de cualquier dama noble, pero son más grandes de lo que esperaba.
De cerca, notó que Lichton era lo suficientemente alto como para que ella, incluso con zapatos de tacón, tuviera que levantar un poco la vista para mirarlo.
Fue en ese momento cuando realmente sintió que estaba bailando con un hombre.
La música comenzó, y los dos se movieron al ritmo de la melodía.
Sin embargo, a pesar de haber sido él quien pidió el baile, Lichton tenía una expresión de evidente nerviosismo.
Debe de resultarle incómodo bailar con una mujer que tiene casi su misma altura y que además viste pantalones. Pero bueno, fuiste tú quien pidió este baile, así que tendrás que aguantar hasta que termine la canción.
Con pensamientos algo traviesos, Grace observó su rostro.
Pestañas largas y espesas, ojos azules que brillaban como gemas.
De cerca, es aún más hermoso. Especialmente sus labios…
Eran gruesos y rojos.
Como si hubiera estado chupando un caramelo de fresa hasta que sus labios quedaran teñidos de ese color.
Tiene un rostro tan inocente, pero con esos labios… da una sensación extraña.
Parecía que lo estaba mirando demasiado fijamente. Sus pasos se desacompasaron.
Cuando Grace perdió el equilibrio, Lichton sostuvo su cintura.
Mientras la sujetaba con firmeza, la miró y preguntó:
—¿Está bien?
La fuerza de la mano que sostenía su espalda era inesperadamente firme, lo que hizo que el rostro de Grace se endureciera más que antes.
—Estoy bien. Gracias por su ayuda.
Ante su tono seco, Lichton respondió con una pequeña sonrisa.
Después del baile, Lichton también le pidió bailar a Aris. Grace observó a Lichton y Aris mientras danzaban.
El rostro de Lichton, que momentos antes sonreía con torpeza frente a ella, ahora parecía mucho más relajado.
Las personas murmuraban mientras los veían.
—Realmente hacen una hermosa pareja.
A diferencia de antes, cuando casi no había diferencia de altura, entre Lichton y Aris había al menos dos palmos de diferencia.
Ambos eran tan hermosos como joyas, parecían una pintura hecha por un artista.
Las conversaciones continuaban.
—Su Alteza el Príncipe Heredero Lichton seguramente considera a la Princesa Aris como una posible esposa.
—Por supuesto, la Princesa Aris es la favorita del Emperador, además es joven y de una belleza impecable.
—Sería maravilloso que su unión trajera prosperidad a ambos reinos.
Mientras escuchaba, Grace pensó:
Sí, Aris es una candidata ideal para el matrimonio, tanto en el Imperio como en muchos otros países. Muy diferente a mí.
Era un hecho que siempre había sabido y nunca le había molestado, pero ahora, de alguna manera, su ánimo se había apagado.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
La persona más destacada del baile esa noche fue, sin duda, el Príncipe Heredero Lichton.
Era increíblemente popular, especialmente entre las jóvenes en edad casadera.
—Me enamoré a primera vista. Por favor, acepte mi corazón.
Una mujer, olvidando la dignidad de una dama, le confesó de repente.
—Su Alteza, la familia del Marqués Arman es una de las más prestigiosas del Imperio. Si se une a nosotros, fortalecerá su posición como Príncipe Heredero.
Otra mujer trató de impresionar con el poder de su familia.
—Oh, qué mareo… Gracias por sostenerme, Su Alteza.
Incluso había quienes intentaban seducirlo con trucos extraños.
Aris, que observaba todo como si viera una obra de teatro, se echó a reír.
—Todas están desesperadas por ser la esposa del Príncipe Heredero.
Una noble posición, una apariencia impresionante y un carácter cortés y amable mostrado durante toda la velada. Era comprensible.
Aris miró a Grace.
—Incluso yo diría que es un hombre excepcional. ¿Por qué no intentas quedarte con su lado?
Grace frunció el ceño.
—¿Sabes cuántos años tiene el Príncipe Heredero? Es cuatro años menor que yo.
—Es una diferencia de edad perfecta.
—No cuando la mujer es mayor.
Los hombres no querían casarse con mujeres que les llevaran cuatro años.
Mientras más joven, mayor era la probabilidad de un parto saludable.
Para alguien en la cima del poder como Lichton, eso era aún más importante.
Además, desde que había roto su compromiso con Isaac, Grace nunca había salido con otro hombre.
No quería volver a perderse a sí misma por alguien más.
—No tengo intención de casarme.
Exhalando como un león, giró la cabeza rápidamente, como si no quisiera prestar más atención a ese joven y atractivo príncipe extranjero.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Cuando la velada llegó a su fin, las mujeres cautivadas por Lichton hablaron con voces melancólicas.
—Su Alteza, ¿cuándo podremos volver a verlo?
—Por favor, visite nuestra familia. Lo atenderemos con todo nuestro cuerpo… no, con todo nuestro corazón.
A pesar de haber sido acosado por admiradoras durante toda la noche, Lichton mantuvo su amabilidad hasta el final.
—Gracias. Nos veremos en otra ocasión.
¡No solo es guapo, sino también amable!
¡Es completamente diferente a esa otra persona hermosa pero lunática (cuyo nombre no mencionaremos)!
Conmovidas, las damas se retiraron del salón con expresiones de anhelo.
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