⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Sol, el caballero de la guardia imperial de Rashid (nombre completo: Solnate von Imperial), nació en una familia de caballeros que había protegido a la realeza durante generaciones.
Como era de esperar de una familia con una herencia tan distinguida, todos en su linaje eran increíblemente fuertes.
Su madre, Nate, no era la excepción.
Sol era el mayor de cinco hermanos, y Nate los había criado a todos sin ayuda de una niñera.
Cada mañana, entraba en sus habitaciones y gritaba:
—¡Arriba, todos!
Su voz era tan fuerte que los cinco niños, que dormían profundamente, se despertaban sobresaltados, pensando que un dragón había invadido la casa.
Pero al ver la cara de su madre, más aterradora que cualquier dragón, se apresuraban a vestirse sin perder un segundo.
Un día, Nate llevó a sus hijos de picnic fuera de la mansión.
Mirándolos con severidad, les advirtió:
—No entren al bosque. Hay monstruos aterradores que devoran niños.
Pero su espantosa advertencia fue en vano.
Sol, que tenía ocho años ese año, no conocía el miedo.
Mientras su madre regañaba a sus hermanos menores por pelearse entre ellos, él se adentró en el bosque con una espada de madera de entrenamiento.
—¡Atraparé un monstruo y se lo mostraré a mamá!
Afortunadamente, lo que Nate había dicho era una exageración.
No había monstruos en esa parte del bosque cercana al pueblo.
Pero sí había animales salvajes hambrientos.
Cuando Sol se encontró cara a cara con un enorme perro salvaje que babeaba, su cuerpo comenzó a temblar mientras sujetaba la espada con ambas manos.
Siempre había sido más alto y más fuerte que los niños de su edad y pensaba que, después de su padre y su madre, él era el más fuerte.
Pero en ese momento se dio cuenta de que no era así.
Sintió un miedo abrumador ante la posibilidad de morir.
¡Grrr!
El perro salvaje saltó hacia él.
—¡Detente ahí mismo!
Con un grito ensordecedor, un cuchillo para cortar pan voló desde la distancia y se clavó en el cuerpo del animal.
—¡Auuugh!
El perro soltó un grito de dolor y rodó por el suelo.
En ese instante, Nate corrió y tomó a Sol en sus brazos.
Él levantó la cabeza.
Por primera vez en su vida, el rostro de su madre, siempre fuerte, estaba pálido.
Sol, con los ojos llorosos, sollozó.
—Mamá…
Nate lo abrazó con fuerza y le habló con una voz temblorosa.
—Te dije… que… ¡no entraras al bosque!
—…
De repente, toda la preocupación que había en su expresión desapareció.
Con una cara más aterradora que cualquier monstruo de un cuento infantil, le dio un par de firmes palmadas en el trasero.
Ese día, Sol lo entendió con claridad.
¡Mamá es más aterradora que los perros salvajes del bosque!
Sol gritó mientras las lágrimas caían sin cesar.
—¡Lo siento, mamá! ¡A partir de ahora te obedeceré!
Por favor, sálvame, ¡huuuuaaah!
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
A pesar de su ardiente arrepentimiento, Sol seguía rebelándose y causando problemas de vez en cuando.
Cada vez que eso sucedía, recibía el castigo implacable de su madre y, con el tiempo, creció hasta convertirse en un hombre fuerte.
Finalmente, Sol se convirtió en el caballero guardián de Rashid y llegó a ser reconocido como el mejor caballero del imperio.
… Sin embargo, no tenía suerte con las mujeres.
No es que no fuera popular.
Siendo aún joven, con una apariencia varonil y ocupando el puesto de caballero guardián del príncipe heredero, muchas damas nobles mostraban interés en él.
Pero ninguna lograba llamar su atención.
Está tan delgada como una ramita seca. ¿Y si se desmaya?
Compasión.
Eso era todo lo que Sol sentía al ver a las hermosas damas de la nobleza.
Incluso Siana, a quien su señor Rashid adoraba y encontraba adorable a cada minuto, a sus ojos era simplemente…
Pequeña.
No la veía muy diferente de los pequeños animales que Rashid criaba.
Cuando Sol continuó rechazando a las mujeres, comenzaron a circular extraños rumores.
—Dicen que Lord Solnate en realidad prefiere a los hombres.
—También se dice que ha estado enamorado del príncipe heredero Rashid en secreto durante años.
Cuando Sol escuchó los rumores sobre él, gritó con una expresión horrorizada.
—¡¿Qué idiota dijo semejante disparate?!
Nate chasqueó la lengua y comentó:
—Sí, son idiotas. Pero en lugar de buscarlos uno por uno para callarlos, la forma más rápida de acabar con el rumor es que empieces a salir con una mujer. ¿De verdad no hay ninguna que te guste?
Sol, que en otro tiempo había pasado su vida en el campo de batalla, ahora entraba y salía del lujoso palacio con total naturalidad como escolta de Rashid.
En el palacio, había tantas mujeres hermosas como flores en un jardín.
Sin embargo, Sol negó con la cabeza con expresión indiferente.
—No.
Nate frunció el ceño, y Sol explicó:
—En comparación con mi madre, todas están demasiado flacas como para que las vea como mujeres.
Ante la adorable afirmación de su hijo ya adulto, las comisuras de los labios de Nate se curvaron levemente.
Su esposo, que estaba a su lado, habló con seriedad.
—Si tu madre es tu tipo ideal, hijo, tienes estándares demasiado altos. Una mujer como Nate es más rara que un caballero que haya derrotado a un dragón.
Los cuatro hijos sentados en la larga mesa asintieron al unísono.
Gracias a ello, la sonrisa de Nate se amplió aún más.
Aclaró la garganta y dijo:
—Respeto tus gustos, pero encuentra una prometida lo antes posible. No quiero que el linaje de nuestra familia se extinga porque nuestro hijo mayor se quede soltero para siempre.
—Yo tampoco tengo intención de estar solo para siempre.
Sol tampoco planeaba vivir soltero por el resto de su vida.
¡Me casaré con una mujer fuerte como un oso y tendré un montón de hijos igual de robustos!
Y entonces, por primera vez en su vida, una mujer captó su atención.
Era una mujer con un físico tan sólido como el de un caballero, vestida con un uniforme de doncella.
Su nombre era Chuchu.
No puedo creer que haya una mujer con unos bíceps tan perfectos…
Los ojos de Sol brillaron por un momento, pero su expresión pronto se ensombreció.
No era del tipo que se preocupaba por la diferencia de estatus, pero, como primogénito de una noble familia de larga tradición, su esposa debía ser de sangre noble.
No podía casarse con una mujer vestida como doncella.
Por eso, Sol empezó a evitar a Chuchu a propósito.
Para evitar que sus sentimientos crecieran por una mujer con la que no podía estar.
Sin embargo, un acontecimiento cambió por completo su forma de pensar.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Por una conspiración de la Emperatriz, Rashid fue encerrado en la Torre de los Condenados, y Sol fue encarcelado en el calabozo subterráneo.
Por más fuerte que fuera, ni siquiera él podía romper a puño limpio los gruesos barrotes de hierro.
—¡Maldita sea!
Sol golpeó las rejas con los puños ensangrentados y soltó un grito de frustración.
No le importaba su propio destino.
Pero Rashid era otra historia.
—Justo cuando al fin había dejado atrás los horrores del campo de batalla y estaba disfrutando de una vida feliz con la mujer que ama…
Rashid no era, en absoluto, un buen amo.
Era caprichoso, egocéntrico y, cuando quería, trataba a Sol como a un perro.
Aun así, para Sol, Rashid era su señor, alguien por quien daría la vida sin dudarlo.
La preocupación por su amo y la impotencia de no poder hacer nada para ayudarlo hicieron que se le escaparan unas lágrimas.
Y entonces, en ese momento…
—¡Aaaah!
Sol levantó la cabeza bruscamente al escuchar un grito proveniente del exterior de la celda.
—¡Uwaaah!
—¡Agh!
Junto con los gritos, se oyó el sonido sordo de algo golpeando con fuerza.
Instantes después, una figura apareció ante él.
Sol se quedó sin palabras.
Era Chuchu.
Vestía su uniforme de doncella y sostenía en una mano un garrote de madera, de los que se usaban para lavar la ropa.
Había manchas de sangre roja en el garrote y marcas de heridas en su rostro.
A simple vista, era evidente que había estado en una pelea.
Sin embargo, Chuchu sonrió con una expresión inocente.
—¡Caballero guardián, aquí estaba usted!
Sol la miró atónito antes de abrir la boca para hablar.
—¿Acaso has venido a rescatarme?
—Sí, Siana dijo que primero debíamos salvarlo a usted. Dijo que solo así podríamos liderar a los caballeros atrapados en el palacio y ganar la batalla. Había muchas cárceles dentro del palacio, así que no estaba segura de encontrarlo, pero tuvimos suerte.
—……
—Espere un momento, lo sacaré enseguida.
Chuchu hurgó entre las ropas del oficial que había derribado con su garrote y encontró un manojo de llaves.
Con habilidad, insertó la llave en la cerradura y la giró.
Instantes después, se oyó un clic y el candado se abrió.
—¡Salga rápido!
Sol intentó ponerse de pie, pero tambaleó.
Chuchu entró rápidamente en la celda y lo sostuvo para evitar que cayera.
Al sentir el repentino contacto físico, Sol se quedó sin aliento y su rostro se sonrojó.
Chuchu, sin notar su reacción, frunció el ceño y dijo con enfado:
—Alguien tan fuerte como un oso pardo… ¿Cómo pudieron convertirlo en un saco de huesos así? ¿Los malditos carceleros ni siquiera le dieron de comer?
Sol no pudo responder.
Su corazón latía demasiado rápido.
A diferencia del estruendo dentro de su pecho, su cuerpo se sentía increíblemente cómodo apoyado en Chuchu…
Ni siquiera tuvo tiempo de sentir vergüenza por estar recostado sobre una mujer.
De hecho, en ese momento, le habría gustado quedarse así para siempre.
Aunque, dadas las circunstancias, eso era imposible.
—¿Tienes algo de beber?
—Sí, sabía que esto podría pasar, así que traje bastante.
Chuchu, usando la mano que no lo sostenía, buscó en el bolsillo de su delantal y sacó una botella de jugo y un pan.
Sol bebió el jugo de un solo trago y luego devoró el pan de inmediato antes de murmurar:
—Ya estoy bien.
No estaba al cien por ciento, pero esto era suficiente.
Suficiente para cortar en pedazos a aquellos que habían osado dañar a su señor.
Moviendo sus músculos adormecidos, Sol se puso de pie y declaró:
—Cuando termine de aplastar a los enemigos, te agradeceré como es debido.
—¡Sí!
Chuchu respondió con energía, y Sol agregó:
—Y hasta que todo acabe, escóndete en un lugar seguro. Por más fuerte que seas, este sitio es peligroso con todos esos tipos armados corriendo por ahí.
Sorprendida por sus palabras inesperadas, Chuchu abrió mucho los ojos.
Un instante después, con el rostro ligeramente sonrojado, asintió.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
El caos en el palacio finalmente se calmó.
La Emperatriz fue desterrada a tierras lejanas y Rashid ascendió al trono como Emperador.
Sol fue promovido de caballero guardián del príncipe heredero a caballero guardián del Emperador.
Había alcanzado la posición más honorable que un caballero podía aspirar.
Las propuestas de matrimonio, que habían cesado temporalmente debido a los rumores sobre su falta de interés en las mujeres, comenzaron a llegar sin descanso.
Entre ellas, incluso había princesas de otros países.
Pero Sol ignoró todas las propuestas y se dirigió hacia la única mujer que ocupaba su corazón.
Sosteniendo un ramo de cien rosas, Sol se plantó ante ella.
—Cásate conmigo.
—… Ay, madre mía.
Chuchu casi dejó caer la enorme canasta que llevaba, pero logró sujetarla a tiempo.
Luego, giró la cabeza de un lado a otro para mirar a su alrededor.
No hay nadie más aquí.
La mujer a la que acababan de proponer matrimonio era, sin duda, ella.
Dios santo.
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