⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Waaah!
El día en que el bebé que había estado en el vientre de su madre durante diez meses finalmente vio la luz, la familia imperial quedó completamente enamorada.
Cabello dorado y ondulado.
Un rostro pálido y suave como la masa de harina.
Ojos verdes brillantes como brotes nuevos.
El bebé, que se parecía por completo a su madre, era tan adorable que hacía cosquillas en el corazón con solo mirarlo.
En especial, Iris, la primogénita de Rashid y Siana, tenía la expresión de quien presenciaba un milagro.
—Papá, creo que mamá ha dado a luz a un hada.
—Parece que sí.
—¿Y si de repente desaparece con un ‘puf’ y regresa al mundo de las hadas?
—Para evitarlo, tendremos que hacer que experimente la mayor felicidad en el mundo humano.
—¿Y si otras hadas vienen a llevárselo porque es demasiado adorable?
—Para que eso no suceda, iré ahora mismo y destruiré el mundo de las hadas.
Escuchando la absurda conversación entre padre e hija, Siana abrazó a su recién nacido.
—Bebé, prepárate. De ahora en adelante, vas a recibir un amor abrumador.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Rashid, que no había aparecido en tres meses tras el nacimiento de su hijo, asistió nuevamente a la reunión del consejo imperial.
Bajo sus ojos había un leve rastro de ojeras debido al agotador cuidado del bebé, pero seguía siendo el mismo Emperador de siempre.
En sus brazos, acunado con delicadeza, estaba el pequeño Elias, que aún cabía en una sola mano.
Los nobles comenzaron a murmurar.
—¿Por qué ha traído al príncipe?
—Debe apreciarlo tanto que no puede separarse de él ni un instante. Por eso lo ha traído consigo.
Era una conjetura absurda, pero los ministros asintieron con rostros convencidos.
Después de todo, cuando la princesa Iris nació, el amor del Emperador también fue desmesurado.
Terminemos esta reunión cuanto antes. Antes de que Su Majestad se enoje diciendo que el bebé está cansado.
Con una voluntad unánime, los nobles aceleraron el encuentro.
Eliminaron cualquier discusión innecesaria y solo abordaron los puntos esenciales.
Gracias a ello, la reunión avanzó a una velocidad sin precedentes.
Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, la mirada de Rashid se volvía cada vez más fría.
¿Será que vamos demasiado lento?
¡Al diablo, mejor aprobemos todo sin discutir!
Mientras los nobles temblaban tratando de leer el estado de ánimo del Emperador, Rashid habló.
—¿Por qué nadie ha dicho que es adorable?
—¿….?
Solo después de un largo silencio los ministros comprendieron sus palabras.
Rashid había traído a su hijo, que aún no cumplía los cien días, solo para presumirlo.
Ni siquiera tuvieron tiempo de sorprenderse por la excentricidad del Emperador.
Aunque desde su ascenso al trono se había vuelto más apacible, Rashid seguía siendo un ser temible, digno de su apodo de ‘Príncipe de Sangre’.
Si querían conservar sus vidas, debían responder rápidamente a sus expectativas.
—¡Majestad, el príncipe heredero es tan hermoso que hasta ha curado mi vista! Mis ojos, que sufrían de vejez, han vuelto a ver con claridad.
—¿Ha recuperado la visión, Marqués? En mi caso, ha ocurrido lo contrario. Su Alteza brilla tanto que no puedo abrir los ojos.
Rashid, complacido con semejantes disparates, esbozó una sonrisa satisfecha.
Acarició con ternura las mejillas regordetas de su hijo y le susurró con dulzura.
—Si todo el mundo va a sufrir problemas de visión, será mejor que retrasemos nuestras salidas por un tiempo, Elias.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Desde que tenía un año, Iris hablaba con fluidez.
A los dos años, ya leía libros por su cuenta.
Y no solo se destacaba en el lenguaje.
Su inteligencia social, habilidades deportivas y talento artístico eran incomparables con los de cualquier persona común.
Los maestros que la instruían exclamaban al unísono.
—¡La princesa Iris es un genio que solo nace una vez cada cien años!
No sabían lo equivocados que estaban.
Decir que Iris era un prodigio de cada cien años era subestimarla.
Clase de idiomas.
Iris se acercó a su profesor de lingüística, Ingleng.
—Profesor, ¿podría revisar esto por mí?
Sacó un enorme papel, más grande que ella.
Estaba cubierto de caracteres desconocidos.
Las letras eran simples pero precisas en su forma.
Cada una tenía un sonido asociado, y al unirse, creaban palabras perfectas.
Era un sistema tan completo que bien podría reemplazar el idioma del imperio.
¡No sabía que existía un lenguaje así!
Ingleng, emocionado, preguntó.
—¿De qué país proviene este idioma?
Iris respondió con naturalidad.
—Lo he creado yo.
—¡…!
Ingleng quedó aún más impactado que cuando la princesa dominó a la perfección una lengua antigua a los tres años.
—¿L-Lo ha creado usted?
—Sí, lo hice para conmemorar el nacimiento de Elias. También le he puesto un nombre. Se llama ‘Eliasiano’.
¿Una niña de solo cinco años había inventado un idioma para su hermano menor?
El profesor quedó boquiabierto ante semejante afirmación.
Iris, con una voz cristalina, pronunció unas palabras en su nuevo idioma.
—Elssa dein, Elias.
Significaba ‘Te amo, Elias’ en Eliasiano.
Clase de música.
Iris se sentó ante un enorme piano, más grande que ella, y comenzó a tocar.
Al escuchar la interpretación, el maestro de música, Mozart, no pudo contenerse y dejó caer una lágrima.
—Es una melodía tan hermosa que parece capaz de purificar hasta el alma más corrupta. ¿Puedo preguntar qué canción es?
Iris sonrió dulcemente.
—‘Duerme bien, Elias’. Es una nana que compuse para Elias.
—¡…!
Mozart, que ya conocía bien el genio precoz de los prodigios, no se sorprendió tanto como Ingleng.
Solo aplaudió con genuina admiración.
—Si les tocas esta canción, cualquier bebé se dormirá plácidamente.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Incluso en la clase de esgrima, el amor de Iris por su hermano no tenía límites.
Empuñando una espada de madera de práctica, exclamó con determinación:
—¡Te protegeré, Elias!
No permitiré que nadie te haga daño.
Si alguien se atreve a tocarte, lo haré pedazos hasta el punto de que ni siquiera pueda reencarnar.
Su postura era feroz y aterradora.
A pesar de que solo tenía cinco años, se veía exactamente igual que Rashid en el campo de batalla.
Sol, el espadachín que Rashid había obligado a enseñarle a Iris, se esforzaba por bloquear los feroces ataques de la espada de madera mientras pensaba:
De un príncipe loco nace una princesa loca.
Tal como Siana lo había previsto, Elias estaba recibiendo un amor tan intenso que rozaba la locura.
Lo único bueno era que, a diferencia de su padre y su hermana, que se desbordaban de energía descontrolada, el amor de su madre era cálido y sereno, como un río tranquilo.
Siana acarició a Elias y le susurró con ternura:
—Crece sano y fuerte, Elias.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Elias cumplió dos años.
Su cabello rubio, del color del trigo, se volvió tan abundante como la lana de una oveja.
Sus piernas regordetas y cortas comenzaron a fortalecerse, y ahora caminaba tambaleándose como un patito.
Con sus manitas pequeñas, tomaba y exploraba todo lo que encontraba.
Comía bien, dormía bien, reía mucho y hacía sus necesidades sin problemas.
Pero tenía dificultades para hablar.
De su pequeña boca solo salían algunas palabras como ‘baba’ (papá), ‘umma’ (mamá) y ‘nuna’ (hermana mayor).
Era tan adorable que daban ganas de morderlo, pero Iris comenzó a preocuparse.
He leído cientos de libros sobre crianza mientras cuidaba de Elias. A esta edad, los niños ya deberían ser capaces de decir frases simples…
Iris le preguntó a Siana con inquietud:
—Mamá, ¿por qué Elias aún no habla bien? ¿Y si tiene algún problema?
Siana sonrió y respondió con calma:
—Así como cada árbol crece a su propio ritmo, cada niño también tiene su propio ritmo de desarrollo. No te preocupes y esperemos con paciencia.
—Está bien…
Iris asintió, pero la ansiedad en sus ojos no desapareció.
Desde entonces, se esforzó aún más en hablarle y leerle cuentos a Elias.
Pasaron varios días así.
Y entonces, un día, Elias pronunció su primera frase completa.
—¡Nuna joa! (Me gusta Nuna).
—¡Haa…!
Rashid se llevó una mano al pecho como si hubiera recibido un golpe fatal.
—¡Oh, Dios mío!
Siana sonrió radiante, como si hubiera recibido un regalo.
—¡Elias!
Iris, con lágrimas en los ojos, abrazó con fuerza a su hermano.
Elias finalmente habló.
Y, para colmo, sus primeras palabras fueron que le gustaba su hermana.
Se sintió inmensamente feliz y conmovida.
Los libros dicen que cuando un niño empieza a hablar, su vocabulario crece rápidamente. ¡Elias también será así!
Pero, a diferencia de lo que esperaba Iris, Elias solo repetía esas mismas palabras.
—¡Nuna joa!
Aunque había algunas variaciones.
—¡Baba joa!
—¡Umma joa!
—¡Uyu joa! (Me gusta la leche).
—¡Kkoko joa! (Me gusta el pollito).
Pasaba el día entero diciendo cuánto le gustaban las cosas, al punto de que terminó ganándose el apodo de ‘Príncipe Joa’.
Comments for chapter "SS 8"
MANGA DISCUSSION