ʚ♡ɞ・Traducción / Corrección: Lu

En la obra original, apenas se menciona que Rahel pasó unos años de su infancia recuperándose en un pueblo rural.

Ese pueblo es precisamente el nuestro.

Que las dos hubieran vivido en la misma aldea sin haber tenido contacto era, en cierto modo, lo más natural.

Vivian era una simple plebeya, mientras que Rahel era nada menos que la única hija de la ilustre Familia Ducal Edelvine.

De cualquier forma, el hecho de que ambas hubiéramos pasado nuestra infancia en el mismo lugar era, para mí, un golpe de suerte.

El problema es que tengo que acercarme a Rahel…

Rahel tenía una constitución completamente opuesta a la mía, que padecía un exceso de maná.

Para ser exactos, su cuerpo absorbía el maná a su alrededor.

Todas las personas generaban cierta cantidad de maná en su interior, y el corazón actuaba como un recipiente que lo contenía.

Rahel había heredado el poder de un gran hechicero ancestral, lo que hacía que la capacidad de su recipiente fuera incomparablemente superior a la de los demás. 

Además, tenía la habilidad de absorber el maná flotante de su entorno y hacerlo suyo.

Si aprovecho esa capacidad de Rahel, puedo mitigar mi enfermedad incurable.

Para ello, primero tenía que acercarme a ella, lo que significaba que debía encontrar tantas oportunidades como fuera posible para hacerme notar.

Después, conseguir que me elijan como su compañera de juegos para poder verla con frecuencia.

Sin embargo, Rahel era una noble de altísimo rango, así que no tenía motivos para salir de la mansión si no lo deseaba.

Por otro lado, yo era una plebeya y no podía entrar en la villa de los Duques sin más.

Por eso, el primer paso del plan es…

Ya había llegado frente a la mansión. Antes de nada, eché un vistazo a su interior.

Los sirvientes estaban ocupados transportando el equipaje, lo que indicaba que no hacía mucho que habían llegado.

Rahel ya debía de estar dentro, pero eso no era un problema.

Mi objetivo de hoy son esas personas.

El primer paso del plan “¡Torcer el final trágico para sobrevivir!”

Hacerme amiga de los sirvientes y recopilar información sobre Rahel y la Familia Ducal.

Los sirvientes eran los ojos y los oídos de la casa.

Podía obtener de ellos casi cualquier información sobre Rahel y su familia.

Si reúno información sobre Rahel, podré crear oportunidades para acercarme a ella.

Después, usaría esa información para que los encuentros se dieran de manera natural.

¡Bien, a la carga!

Mientras evaluaba a mis objetivos del día, me deslicé sigilosamente dentro de la mansión.

Las personas que cargaban el equipaje notaron mi presencia y comenzaron a volverse una a una.

Aprovechando el momento, sonreí y saludé con entusiasmo.

—¡Hola!

Sin embargo, la mayoría me ignoró o me miró con recelo. Pero no me desanimé.

Bueno, es lo normal.

Por muy niña que sea, sigo siendo una desconocida que aparece cuando están ocupados, así que es lógico que me vean con sospecha. Hay muchos ladronzuelos, después de todo.

Habiéndolo previsto, decidí presentarme.

—Soy Vivian, la hija de Dias Hessen, el dueño de la panadería Vivi Bakery del pueblo. Tengo nueve años.

—…

—Como vi que se mudaban hoy, vine a saludar. Siempre paso por aquí y la mansión es tan grande que me parecía impresionante.

La mayoría me ignoró y continuó con su trabajo, pero algunos me miraron de reojo.

El hecho de que no me hubieran echado ya era un éxito.

Bien, ahora toca sacar un tema que les sea útil.

Sonriendo con satisfacción, saqué mi carta de triunfo.

—Si tienen curiosidad por el pueblo, pueden preguntarme. He vivido aquí la mitad de mi vida.

Información sobre el pueblo. No podía ofrecerles ayuda física, pero la información era otra historia.

He vivido aquí más tiempo que ellos y sé cosas que ellos no saben.

Pero solo decirlo no bastaba para parecer creíble, así que decidí darles una pequeña muestra.

Mi primer objetivo fueron las sirvientas.

—En la tienda de la plaza venden una loción increíblemente efectiva. Mi vecina la usa siempre y tiene las manos súper suaves.

—¿Cuánto cuesta?

Tal como esperaba, algunas de las sirvientas mostraron interés. Aproveché la oportunidad para venderles la idea.

—Cuesta un silver por unidad, pero ahora mismo tienen una promoción de dos por el precio de una. Creo que durará unos tres días.

Las sirvientas empezaron a murmurar entre ellas, diciendo que irían a verla esa noche.

Al ver su reacción positiva, pasé a mi siguiente objetivo: los sirvientes varones.

—Y la posada del señor Pierre tiene un licor exquisito.

—¿Y cómo sabes si está bueno? ¿Lo has probado?

Un caballero con tono burlón me dirigió la pregunta.

—No, pero hay un señor que bebe allí todos los días y siempre dice que va a dejarlo al día siguiente, pero al final vuelve.

Mis palabras provocaron risas entre los sirvientes.

Bien, la atmósfera es buena.

Justo cuando los sirvientes empezaban a interesarse en mí y a intentar entablar conversación…

Una voz chillona rompió la armonía.

—¿Quién es esa? ¿Por qué está aquí?

Miré hacia la dirección de la voz y vi a una niña de mi edad con un vestido de tela de alta calidad.

Me observaba de arriba abajo con ojos verde claro entrecerrados. Su mirada molesta me irritó, así que la devolví con la misma intensidad.

¿Quién es? Rahel solo tiene como pariente al Duque Edelvine, su abuelo.

Mientras trataba de averiguar su identidad, uno de los sirvientes habló.

—Es una niña del pueblo que vino a curiosear. Son de la misma edad, ¿por qué no intentan llevarse bien, Sally?

La tal Sally me miró de arriba abajo antes de soltar con desdén:

—¡Ja! ¿Que me haga amiga de esta pueblerina? ¡Prefiero estar sola!

Y con eso, se metió en la mansión.

Mientras la veía irse, fruncí el ceño con molestia.

Por favor, si es más fea que yo.

Una sirvienta, quizá sintiendo pena por mí, me dio unas palmaditas en el hombro.

—Es la hija de la niñera de la señorita. Se comporta como si fuera noble solo porque su madre es bien tratada.

—¡Estoy bien! ¡Gracias por preocuparse!

Parecía que Sally no tenía muy buena reputación en la mansión. 

Sonreí para mis adentros.

Dicen que el enemigo de mi enemigo es mi amigo.

Sally, con su mala reputación, me menospreció, lo que provocó que los otros sirvientes que presenciaron la escena se sintieran aún más cercanos a mí.

Sally acaba de ayudar a mi plan.

Sentí que el día había sido lo suficientemente productivo, así que decidí retirarme.

—Me voy. Si tienen dudas sobre el pueblo, vengan a verme.

Tras despedirme, salí de la mansión.

No pude ver a Rahel, pero…

Cuando levanté la vista, mi mirada se cruzó con la de una niña en el balcón.

¿Es ella…?

Piel pálida como la nieve, cabello negro como la noche, ojos azules como un lago helado en invierno.

Lo supe al instante.

¡Es Rahel!

Me quedé embelesada, pero ella solo me miró un momento antes de desaparecer en su habitación.

¿Fui demasiado efusiva?

Bajé la mano, avergonzada.

Bueno, ya habrá tiempo de hacernos amigas.

Había cumplido mi objetivo del día.

Con una sonrisa, me fui con paso ligero.

Todo iba según lo planeado.

☆゜・。。・゜☆★゜・。。・゜★

Al día siguiente.

Después de prepararme para salir hacia la mansión Edelvine, bajé al primer piso y eché un vistazo a mi alrededor.

Como esperaba, en la parte trasera de la panadería, podía ver la espalda de mi padre mientras trabajaba en la cocina.

Nuestra casa estaba dividida en dos pisos: el primer piso era la panadería que mi padre administraba, y el segundo piso era el espacio donde él y yo vivíamos.

La razón por la que estaba observando con cautela a mi padre era…

( Bajo ninguna circunstancia debes acercarte a esa mansión. ¿Entendido? )

Desde el día en que se anunció que la Familia Ducal de Edelvine vendría a la mansión, mi padre no había dejado de repetirme lo mismo hasta el cansancio.

Y lo decía con una expresión más seria de lo habitual, con una severidad inusual en él.

Si le digo que voy a salir, seguro me preguntará adónde y con quién.

Lo que inevitablemente me obligaría a mentir.

Ugh, no me gusta la idea de mentir.

Así que, como la niña honesta de nueve años que era, opté por evitar la confrontación en lugar de mentir.

Pero justo cuando estaba tratando de salir sigilosamente sin hacer ruido…

—¿A dónde vas, Vivi?

Una voz familiar y melodiosa resonó detrás de mí.