ʚ♡ɞ・Traducción / Corrección: Lu
Asistí a la cena. Pero…
Me encontré con un obstáculo inesperado y ni siquiera podía respirar.
—…
—…
—…
Después de que saludé al Duque e intercambié unas breves palabras con él, el único sonido que rompía el silencio en el comedor era el de los cubiertos tintineando.
Ya me di cuenta antes, pero Rahel y su abuelo son increíblemente distantes.
Creo que incluso yo tengo una relación más cercana con el guardián de la mansión que ellos…
Mientras sudaba frío entre los dos, sintiendo el aire helado entre ellos, sentí una gran responsabilidad y rompí el silencio.
—E-entonces… Gracias a la autorización del Duque, hoy pudimos dar un paseo por el pueblo. Parece que a la señorita también le gustó.
Por supuesto, Rahel ni siquiera dijo algo parecido a que le había gustado, pero lo improvisé a mi manera.
Por suerte, Rahel no se molestó en corregirme. Y el Duque mostró interés en mis palabras.
—¿Ah, sí? ¿A dónde fueron?
—Como era su primera vez en el pueblo y no teníamos mucho tiempo para recorrerlo todo, la llevé a la colina trasera.
—¿La colina trasera? ¿Por qué ahí?
—¡Porque desde lo alto se puede ver todo el pueblo de un solo vistazo!
El Duque pareció sorprendido con mi respuesta, me observó fijamente por un momento antes de asentir con la cabeza.
—Pensaste en la mejor manera de recorrer el pueblo en poco tiempo. No está mal.
—Bueno, hacer esperar al Duque en la mesa no sería muy cortés.
Hablé con naturalidad mientras observaba disimuladamente su reacción.
Aun mientras escuchaba lo que Rahel y yo habíamos hecho hoy, el Duque no le dirigió ni una sola mirada a ella.
Vamos, su nieta acaba de salir después de tanto tiempo. ¿No le va a preguntar cómo le fue o si se divirtió?
Mientras intentaba descifrar la tensa relación entre abuelo y nieta, me animé a decir algo más.
—¡La próxima vez, el Duque también debería venir con la señorita y conmigo al pueblo!
Quería que ambos pasaran tiempo juntos, esperando que el Duque mostrara algo de interés en Rahel. Pero…
—Si tengo tiempo.
El Duque solo le lanzó una breve mirada indiferente a Rahel, quien continuaba comiendo en silencio.
Así terminó la conversación, y el opresivo silencio volvió a instalarse.
Esta vez, observé a Rahel. Parecía tan acostumbrada a este ambiente que simplemente se concentraba en su comida.
No parece estar tan unida a su niñera.
¿Será que, al no poder acercarse a su único familiar, al menos intenta depender de la niñera?
Pero esa niñera no me parece una buena persona.
Y no solo conmigo…
Además, por mucho que tenga una niñera, sería mejor para Rahel estar cerca de su familia.
Tal vez eso hasta podría evitar que se vuelva malvada en el futuro.
Si supiera por qué hay tanta distancia entre Rahel y el Duque, podría ayudarlos a acercarse.
Para descubrirlo, tenía que hablar más con ellos.
Justo cuando pensaba en cómo continuar la conversación, el mayordomo entró silenciosamente al comedor y se acercó.
—Su Excelencia.
—¿Qué ocurre?
El mayordomo vaciló por un instante antes de responder con evidente incomodida.
—Ha llegado un Inspector del Palacio Imperial.
☆゜・。。・゜☆★゜・。。・゜★
Dias colocó cuidadosamente el último pan del día en una bolsa y se la entregó a la clienta.
La mujer, que estaba admirando su rostro, sonrió mientras recibía la bolsa que él le ofrecía.
—Entonces, nos vemos mañana, Dias.
—Gracias como siempre, señora Enri.
Incluso cuando salía de la tienda, Dias le dedicó una leve sonrisa a la clienta, que seguía mirándolo.
Así, con la última clienta llevándose todo el pan restante, el negocio del día terminó más temprano de lo habitual.
Como Vivian dijo que cenaría fuera, tal vez debería comer algo ligero.
Justo cuando pensaba en eso y se preparaba para cerrar la tienda…
Ding-ling
Sonó la campanilla de la puerta.
—Lo siento, pero hoy ya hemos terminado la ven…
Dias estaba a punto de hablarle al recién llegado cuando, sin necesidad de volverse, lo comprendió.
La persona que acababa de entrar no era un cliente.
Años de experiencia le permitieron reconocerlo sin siquiera mirar.
—¿Eres Dias Hessen, el padre de Vivian Hessen?
En los brazos de los visitantes había un emblema que él conocía demasiado bien.
La Orden de Caballería Imperial.
Los ojos de Dias temblaron al reconocerlos de inmediato.
No puede ser… ¿Vinieron porque descubrieron la verdadera identidad de Vivian
Disimuladamente, escondió un cuchillo de pan detrás de su espalda con un movimiento sorprendentemente natural.
—¿A qué debo su visita?
El hombre que parecía el líder de los caballeros se acercó al mostrador donde estaba Dias.
—Soy Curtis Rohan, caballero de la Orden Imperial. Quisiera ver a tu hija Vivian un momento. ¿Está en casa?
Cuando el caballero pronunció el nombre de Vivian, los ojos de Dias se tornaron gélidos tras el reflejo de sus gafas.
Al mismo tiempo, apretó con más fuerza el cuchillo en su mano, haciendo que las venas de su dorso se marcaran.
—¿Por qué la Orden Imperial busca a mi hija?
—Escuchamos que tu hija es la compañera de juegos de la señorita Edelvine. Solo queremos hacerle unas preguntas.
Por suerte, su objetivo no parecía ser Vivian, sino la señorita Edelvine.
Aun así, aunque no tuviera nada que ver con ella, no quería mostrarle a Vivian a los Caballeros Imperiales.
No quería correr el riesgo, por mínimo que fuera, de que descubrieran quién era en realidad.
Por suerte, Vivian no está en casa.
Tenía que deshacerse de ellos antes de que ella regresara.
—Lo siento, pero en este momento Vivian no se encuen…
Pero antes de que pudiera terminar la frase, la campanilla de la puerta volvió a sonar y Vivian irrumpió en la tienda.
—¡Ya llegué!
☆゜・。。・゜☆★゜・。。・゜★
Entré con energía, pero me detuve en seco.
¿Q-qué está pasando aquí?
¡Un grupo de hombres enormes rodeaba a papá!
No sabía exactamente qué estaba ocurriendo, pero mi instinto me decía que la situación era seria.
Mientras intentaba entender lo que pasaba, el hombre que parecía el líder se acercó a mí.
—¿Eres Vivian?
Su boca sonreía, pero yo lo sabía.
La gente que solo sonríe con la boca… hay que tener cuidado con ellos.
Me puse en guardia y lo miré fijamente, lista para salir corriendo y pedir ayuda si era necesario.
—Sí, soy yo.
—Somos la Orden de Caballería Imperial, enviados por orden de Su Majestad.
Fue entonces cuando noté el bordado en la manga izquierda de su chaqueta.
Eso es…
Papá me lo había mostrado antes. Era el emblema del Imperio.
( Si alguna vez ves a alguien con este símbolo en la ropa, aléjate lo más que puedas, Vivi. )
Papá siempre me decía que evitara a los Caballeros Imperiales y a los nobles.
Que aunque había nobles buenos, los malos podían castigarme incluso si no hacía nada malo.
Y que mientras más cerca estuvieran del Emperador, peor podía ser el castigo.
De inmediato, recordé lo que pasó en la mansión hace poco.
La expresión del Duque y de Rahel cuando se enteraron de que un Inspector Imperial había llegado.
Están aquí para vigilar a Rahel.
Escucharon que yo era su compañera de juegos y quieren sonsacarme información sobre ella.
—Queremos hacerte algunas preguntas. ¿Podrías acompañarnos un momento?
En ese instante, papá se adelantó y me cubrió con su cuerpo.
—Podemos hablar aquí.
El ceño del caballero se frunció.
—Hah. ¿Acaso crees que un Caballero Imperial, va a secuestrar a una niña?
—Por lo que veo, aún no tiene hijos, caballero. Pero así es como piensan los padres. Espero que lo entienda.
—Escucha. Soy un caballero al servicio del Emperador. Mis palabras son prácticamente un Decreto Real. Desobedecerme equivale a traición.
A pesar de la amenaza, papá no parecía tener ninguna intención de soltarme.
Tragué saliva mientras observaba la tensa confrontación entre ambos.
Si pelean, papá va a perder…
¡Mi papá podrá estar en forma, pero es un inútil en las peleas!
Definitivamente, tengo que protegerlo yo.
Antes de que la situación se pusiera aún peor, me apresuré a intervenir.
—¿D-de qué quieren hablar?
—Escuchamos que eres la compañera de juegos de la señorita Edelvine. Queremos hacerte algunas preguntas sobre ella.
Tal como sospechaba, estos hombres estaban dispuestos a interrogarme.
Pero no puedo darles ninguna información sobre Rahel, no importa qué.
Les lancé una mirada maliciosa en silencio.
Por lo que veo, ninguno de estos hombres está casado.
Ahora les enseñaré lo agotador que puede ser hablar con una niña de nueve años.
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