⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
Me froté las mejillas apresuradamente.
—Vengan, salúdense. Este es mi sobrino, Rusferando y esta es Aika, sobrina del Marqués Léguiore. Tienen la misma edad, siete años, y creo que se llevarán muy bien.
Extendí la mano sin vacilar.
—¡Hola, mucho gusto! Soy Aika.
El niño se escondió apresuradamente detrás del Emperador, dudando. Manteniendo la mano extendida, esperé pacientemente. Después de un rato, el niño salió lentamente y me estrechó la mano.
—… Yo soy Ruspe.
Al sentir la alegría de haber hecho un nuevo amigo, apreté su mano con fuerza, lo que hizo que las orejas de Ruspe se volvieran completamente rojas.
—¿Con quién viniste? Yo vine con mi tío. Este lugar es enorme, ¿verdad?
—Yo, yo vine solo… bueno, con un sirviente.
Ruspe dijo que, aunque tenía mi misma edad, ya había venido muchas veces al palacio, lo suficiente como para andar solo por allí.
—Eres increíble.
—…No es para tanto.
Esta vez, su rostro entero se tornó rojo. Se notaba que era un chico muy tímido. Mejor sería tratarlo con más amabilidad.
Le sonreí con la expresión más brillante que pude.
—Estaba preocupado porque Ruspe es muy tímido, pero gracias a que Aika fue la primera en saludar, me siento muy agradecido —dijo el Emperador.
—Sí, ella saluda hasta a las mariposas que pasan —agregó mi tío con los brazos cruzados.
Le lancé una mirada fulminante a mi tío. ¿Y qué si saludo a las mariposas?
—Su Majestad, es hora de ocuparse de los asuntos de estado —dijo un sirviente.
El Emperador suspiró con resignación.
—De acuerdo, me iré en breve.
Parpadeé mirando al Emperador con expresión seria.
—¿No quiere trabajar, su Majestad?
Una calidez regresó al rostro del Emperador.
—Bueno, a veces sucede. Hoy más que nunca, porque Aika vino a visitarme.
—¿Quiere que lo ayude?
—¿Cómo lo harías?
Levanté las manos, haciendo el gesto de pedirle que me prestara atención. El Emperador se inclinó hacia mí sonriendo, y le susurré en voz baja:
—Cuando no quiero hacer algo, finjo que me duele la barriga. Entonces me dicen que vaya a descansar a la cama.
—¿La barriga?
Una pequeña risa acompañó su pregunta. Yo susurré aún más bajo:
—Sí, no se puede hacer muy seguido, pero si de verdad no quiere hacer algo, puede intentarlo. ¡Es un secreto!
—Eso parece un gran truco. Lo intentaré cuando de verdad no quiera trabajar.
La voz del Emperador también bajó. Asentí y añadí otro consejo:
—Pero solo diga que le duele un poquito, porque si dice que le duele mucho, le darán medicina.
—¡Jaja! Lo recordaré. Solo un poquito, ¿verdad?
—¡Sí! Y es otro secreto.
—Entendido, otro secreto. Ya tenemos dos.
—¿Qué están susurrando ustedes dos? —preguntó mi tío.
Retrocedí rápidamente y puse mis manos detrás de la espalda, fingiendo inocencia.
—¡No hemos dicho nada!
Miré de reojo al Emperador, quien me guiñó un ojo. Intenté imitarlo, pero mis ojos se cerraron completamente y no pude ver nada.
—El jardín que conecta con esta sala es seguro, así que vayan a jugar ahí. Cassel, te encargo a los niños. Nos vemos en la próxima reunión.
Mi tío asintió. El Emperador se levantó para irse, pero antes de salir, se inclinó como al principio, tomó mis manos y me miró fijamente.
—Aika.
—Sí, su Majestad.
—No te enfermes, no te lastimes, y si tienes alguna preocupación, ven a verme cuando quieras, ¿de acuerdo?
—¡Sí!
Asentí con entusiasmo.
—Espero que siempre sonrías así. Hasta la próxima, Aika.
—¡Ánimo, su Majestad! ¡Nos vemos pronto!
—Así será.
Finalmente, el Emperador salió acompañado por sus asistentes, dejándome con mi tío y Ruspe.
—Bien, ustedes dos, vayan a jugar. Los estaré vigilando desde aquí, así que no se metan en problemas —dijo mi tío, sentado con las piernas cruzadas, señalando vagamente hacia el jardín.
Parecía bastante desinteresado.
—¿No vienes, tío? No conozco este lugar.
—Solo juega en el frente.
—Pero quiero explorar más…
Quería explorar aquí y también allá. Por más que lo mirara con ojos suplicantes, mi tío no se inmutaba. ¡Era realmente malo!
De repente, alguien al lado mío tomó suavemente mi mano y tiró de ella. Al girar la cabeza, vi la mano de Ruspe.
—Esto…
—¡Ah, Ruspe!
El rostro de Ruspe se puso rojo nuevamente.
—Te… te lo mostraré.
—¿En serio?
—Sí, vengo aquí a menudo.
Sonreí de alegría.
—¡Wow, gracias! Eres muy amable, Ruspe. Entonces, ¡vamos a jugar y explorar por allí!
En lugar de responder, Ruspe asintió en silencio. Le saqué la lengua a mi tío a escondidas y rápidamente seguí a Ruspe.
Tan pronto como abrimos la gran puerta de cristal que daba al jardín, el aroma de las flores llenó el aire, haciéndome cosquillas en la nariz. Ruspe y yo recorrimos sin parar los amplios senderos del jardín. Había muchos adultos en el jardín, vestidos con trajes y vestidos elegantes.
En este jardín no había flores ni árboles altos, así que se podía ver a lo lejos con solo ponerse de puntillas.
—¡Wow! Esas son mis flores amarillas favoritas. ¡Ven aquí, Ruspe!
Me agaché frente a las flores amarillas que parecían estirarse hacia el sol y llamé a Ruspe sin apartar la vista de ellas.
—¿Te gustan las flores, Ruspe?
—…Nunca había pensado que me gustaran, pero hoy… tal vez me gusten.
Ruspe murmuró suavemente mientras se agachaba a mi lado.
—¿Eh? ¿No te gustan?
—No, no. A mí también me gustan las flores.
—¿De verdad? ¡Entonces nos gusta lo mismo! ¿Verdad?
Ruspe asintió con entusiasmo.
—¡Oh, mira esto!
Encontré una pequeña flor morada escondida entre las flores amarillas y me apresuré a mostrarla a Ruspe.
Mi mamá siempre me decía que no debía arrancar flores, pero quería mostrársela a Ruspe. Arranqué una de las tres pequeñas flores moradas y se la mostré.
—Mira, es del mismo color que tus ojos.
—¿Como los míos?
—Sí. Aunque también es del color de los ojos del Emperador. ¿Te enseño algo aún más genial?
Ruspe asintió con curiosidad. Hice un pequeño agujero en el tallo de la flor con mi uña y luego enrollé el tallo, insertando cuidadosamente el extremo en el agujero. Luego, le ofrecí el anillo de flor morada a Ruspe.
—¡Aquí tienes, es un regalo!
Ruspe, con las manos temblorosas, tomó el anillo de flor y lo miró sin saber qué hacer. Le puse el anillo en el segundo dedo de su mano.
—Así es como se usa. ¿Verdad que es bonito?
—Ah…
Ruspe miraba el anillo de flor en su dedo durante mucho tiempo. De repente, sentí un escalofrío. Asustada, miré a mi alrededor, pero no vi nada.
Me levanté de un salto y llamé a Ruspe, que aún estaba absorto mirando el anillo de flores.
—Vamos a explorar otro lugar.
A medida que avanzábamos por el jardín, sentía una sensación extraña que no dejaba de aumentar. Era una especie de frío intenso, similar a cuando me venía una premonición del futuro.
—¿Estás bien?
Le pregunté a Ruspe, preocupada.
—¿Eh?
—No, nada.
Parecía que solo yo lo sentía. A medida que daba un paso más, la sensación se transformaba en miedo. Sentía como si mis pies se movieran solos, empujándome hacia adelante.
—Ah….
El frío cortante y el zumbido en mis oídos me hicieron estremecerme, y no pude evitar abrazarme con fuerza. Incluso así, la sensación no desaparecía. Me detuve, abrazando mi cuerpo con los brazos.
¿Qué me estaba pasando? Sentía que si me descuidaba, perdería el control y terminaría en algún lugar desconocido.
—… Ka.
—¿Eh?
—Aika, ¿qué te pasa?
Ruspe me miraba preocupado. Pálida de miedo, me di la vuelta rápidamente.
No podía seguir así. Tenía que ir a casa. Lo único que pensaba era en encontrar a mi tío lo antes posible.
—¡Lo siento, Ruspe! ¡Tengo que ir con mi tío!
Comments for chapter "Capítulo 15"
MANGA DISCUSSION