⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue

—¿Dónde está el señor que se parece a mamá?

—Aika, ese hombre es Kassel. Es tu único tío.  

—¿Tío?

—Sí, tu tío.

—Entonces… ¡quiero ver a mi tío!

Más tarde supe que no lo llamaban ‘el perro loco’ por nada.  

Su historial era impresionante y aterrador en muchos aspectos.  

Por supuesto, su personalidad retorcida y su falta de moral también contribuían.  

Escuché que, por haberlo enfurecido, una familia casi desapareció, y que incluso una casa noble llegó a ser destruida por completo.  

Se decía que el hombre que le propuso matrimonio a mi madre nunca volvió a ser visto, aunque no sabía qué había pasado con él.  

Irónicamente, a pesar de su naturaleza cruel y violenta, estaba entre los tres hombres más populares entre las damas nobles.  

Además, según mi abuelo, mi tío tenía un olfato excepcional para el dinero y había ayudado a aumentar la fortuna de la familia.  

Pero, ¿por qué terminé viviendo con este tío rebelde? Bueno… hay varias razones.  

La primera es que era el único hermano de mi madre.  

La segunda es que mi abuelo, a cambio de otorgarle el título de Marqués a mi tío, me envió con él.  

Aunque mi tío había dicho que no aceptaría el título de Marqués, mi abuelo lo obligó a tomarlo, y de paso me envió a mí.  

Lo supe porque espié una conversación entre ellos.

( Si quieres el título de Marqués, lleva a Aika contigo. )

( ¿Se ha vuelto loco, anciano? No me interesa el título, déselo a quien quiera. )

( ¡Maldito mocoso! Te lo digo porque Aika podría estar en peligro. ¡No es solo uno el que acecha nuestra familia! )

( … )

( Puede que seas un loco para los demás, pero cuidarás bien de tu sobrina, ¿verdad? )

Y así, terminé con Kassel de Valiart, el único hijo restante del Duque Valiart y el hermano de mi madre.  

Ahora, con el título de Marqués, se convirtió en Kassel de Leguire.  

Como se puede ver, mi tío no me soporta.  

Parece que realmente me odia.  

Y la verdad es que yo tampoco estaba muy emocionada por vivir con él.  

Pero había una razón importante por la que insistí en verlo, incluso después de todo.  

Tenía que salvarlo.

El día del accidente de la carreta, mi madre me dio un regalo especial justo antes de que perdiera el conocimiento.  

A pesar de estar sangrando por la cabeza, mi madre forzó un pequeño rubí en mi boca mientras me decía:

( Aika, mi querida hija… siento no poder protegerte hasta el final. )

( Mamá, no… no mueras, por favor. )

( Aika, ahora tendrás unos ojos especiales. Pase lo que pase, no te asustes por lo que puedas ver. Esto te ayudará a salvar a las personas que amas. )

( ¿Ojos especiales…? )

( No se lo digas a nadie. Es nuestro secreto, solo entre tú y yo, ¿de acuerdo? )

Cuando desperté, mi madre ya no estaba.  

Incluso después del funeral, no entendía lo que mi madre quiso decir.  

Pero desde aquel día, empecé a tener sueños que parecían más reales que la realidad.  

Y cuando las escenas de esos sueños comenzaron a ocurrir exactamente como las había visto, me di cuenta:  

Tenía el poder de ver el futuro.  

Podía detectar los peligros que acechaban a las personas cercanas a mí.  

Soñé con una sirvienta que trabajaba en casa de mi abuelo, así que parecía que el poder no se limitaba a mi familia.  

Con el tiempo, incluso empecé a tener visiones mientras estaba despierta.  

Aunque ocurría sólo en raras ocasiones.

Cuando me acostumbré a mi poder y pude evitar los accidentes de las sirvientas, tuve un sueño.

—¡Tío! ¡No!

Soñé que mi tío, atrapado en una situación más peligrosa que la de mi madre, enfrentaba su muerte.  

El día en que recibí mi habilidad especial, mientras perdía el conocimiento, escuché fragmentos de una conversación entre extraños.

( Busca el collar. Lo que hay dentro es lo importante. )

( Lo encontré, pero está vacío. )

( Tch, debe haberlo escondido en algún lugar. Escapemos antes de que lleguen. Ustedes quédense y sigan buscando. )

( Entendido. )

No sé por qué esa parte de la conversación es lo único que recuerdo, pero esas voces aún resuenan en mi cabeza.  

( Tengo que encontrarlo y recuperarlo. )

El collar que mi madre rompió y la gema que me hizo tragar a toda prisa…  

Aquellos que buscaban algo eran personas peligrosas, sin duda.

( Aika, no dejes que descubran tu poder especial. Tienes que tener cuidado con ellos. )

Si no encuentro a esas personas y las hago encarcelar, mi tío estará en peligro.  

No importa cuánto intente prevenirlo, el peligro siempre volverá.

( Aika, algún día te mostraré a tu tío. Puede parecer un perro loco… bueno, un perrito, pero cuando lo conozcas, te caerá bien. En realidad, es más cálido que nadie. )

Mamá siempre decía eso.  

Aunque no veía a mi tío con frecuencia, siempre me decía que era su único y querido hermano.  

Aunque no lo conocía en persona, todos los juguetes con los que jugaba eran regalos de él.  

No podía simplemente quedarme de brazos cruzados viendo cómo mi tío moría.

Voy a proteger tanto a mi tío como a mí.

Porque mamá decía que yo era su tesoro más preciado.  

Sin duda, creceré fuerte y seré un adulto increíble.  

Aunque no pude proteger a mamá, me prometí que protegería a mi tío.  

Después de todo, él es la única persona que se parece a ella.  

Por eso, aunque me costó mucho venir hasta aquí, mi tío me rechaza obstinadamente y me trata como si no fuera más que una molestia.  

Humph, ni siquiera entiende cómo me siento.  

Si no fuera el hermano de mi mamá, ni siquiera lo miraría.  

Si no se pareciera en absoluto a mamá, tampoco me caería bien.  

Quitando lo guapo que es, su personalidad es completamente odiosa, todo lo contrario a mamá.

—No me queda más remedio.

Yo, que soy una niña buena de siete años, lo aguantaré.  

Solté la muñeca, sacudí mi falda y me levanté.  

No podía permitir que el vestido bonito que las criadas me habían puesto desde la mañana se arruinara.  

—Vaya, se arrugó.

Hice lo mejor que pude para alisar el vestido arrugado.  

A pesar de cómo me tratan, tenía que impedir a toda costa que mi tío saliera hoy.  

Mamá me dijo que nunca subestimara una pequeña chispa.  

Me advirtió que, aunque una chispa pareciera pequeña, si se dejaba, podía crecer hasta convertirse en un incendio que lo arrasara todo.  

Si puedo ver el peligro antes de que ocurra y apagarlo, mamá dijo que podía llamarme a mí misma una heroína.  

Así que decidí ser una pequeña heroína.

Cuando abrí la puerta y salí, una criada se apresuró a correr hacia mí.  

—¿Señorita, necesita algo?

Era Zenda, la criada que me había cuidado desde el primer día que llegué aquí.  

Probablemente había estado esperando junto a la puerta hasta que saliera.  

Llevaba trabajando aquí más de tres años, y su mayor habilidad era el bordado y la costura.  

Para demostrar su destreza, Zenda había bordado un girasol en plena flor en la manga izquierda de mi vestido.  

Y conocía muy bien el carácter de mi tío.  

Bueno, parece que no solo Zenda, sino todos los sirvientes aquí sabían lo malhumorado que era mi tío.

—¿Dónde está mi tío? ¿Dónde ha ido?

Le pregunté a Zenda con una sonrisa, tan dulce como siempre. 

—¿El señor? Está preparándose para salir. Seguramente esté en el vestidor.

—Entonces quiero ir a verlo.

El rostro de Zenda cambió, oscureciéndose como un cielo lleno de nubes.  

De por sí ya parecía preocupada.  

—¿No preferiría tomar su merienda en la habitación? Le prepararé un delicioso chocolate caliente. Aunque me atreva a sugerirlo, cuando el señor está ocupado, es mejor no acercarse…

Probablemente pensaba que me regañarían otra vez.  

Le sonreí ampliamente y sacudí la cabeza.  

—¡No pasa nada! Tengo que ir antes de que sea demasiado tarde.

—Entendido. La llevaré.

Zenda, con cara de preocupación, casi a punto de llorar, me acompañó hasta la puerta del vestidor de mi tío.  

La envié de regreso, temiendo que la regañaran, y luego golpeé con fuerza la puerta cerrada.  

—¡Tíoooo!

Como era de esperarse, no hubo respuesta.  

Sé que estás ahí, tío.  

Formé un pequeño megáfono con mis manos, las acerqué a la puerta y grité aún más fuerte.  

—¡Tío! ¡Tío! ¡Tíoooo!

Después de un rato, escuché un sonido brusco desde adentro, y la puerta se abrió de golpe.  

Allí estaba mi tío, sin camisa y con una expresión feroz, mirándome desde arriba.

—Te dije que no te mostraras…

Ignorando sus dientes apretados y su tono amenazante, le sonreí brillantemente.  

—¡Tío! ¡Vamos a jugar a la casita!

Lo siento, tío, pero hoy no te dejaré salir.