⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
¿Quieres que mire al profesor Logis?
Me detuve justo antes de escribir una palabra y levanté la cabeza.
¿Acaso sentí una energía extraña? ¿Podría ser que el profesor Logis también esté en peligro?
—¿Pasa algo? —preguntó el profesor Logis, notando mi mirada.
—Ah, no, no es nada.
No veía nada extraño, pero Serp seguía molestándome, insistiendo en que mirara al profesor. Al final, dejé la palabra a medias y le entregué lo que había escrito al profesor. Luego, lo observé atentamente hasta que terminó la clase.
…No apareció nada.
La clase había terminado. De vuelta en mi habitación, me senté en la cama, balanceando mis piernas mientras refunfuñaba hacia Ser.
—Huele raro…
—¿Huele raro? ¿No dijiste que viste algo peligroso?
—Nooo, es solo que me estaba mirando mucho.
—¿Tal vez estaba viendo si escribía bien? ¿Por qué me miraba así…?
Cuando Ser entrecerró uno de sus ojos rojos, sentí un escalofrío que me hizo encogerme.
—No lo sé. Pero definitivamente olía a algo sospechoso.
Todavía no entendía lo que Ser intentaba decir, pero confié en él, ya que nunca había hecho comentarios así sobre otros profesores.
—Está bien, tendré cuidado con el profesor Logis.
En Valiart hay muchos enemigos, y yo también soy de Valiart.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Mi abuelo estaba tan ocupado como mi tío. Aunque le di un beso de buenos días que valía dos millones de oro, no regresó a casa hasta que ya era de noche. En cuanto escuché que su carruaje había llegado al jardín, corrí hacia la entrada.
—¡Abuelo!
Mi abuelo, que acababa de entrar y estaba a punto de apoyar su bastón, lo dejó caer y se quitó los guantes, abriendo los brazos para abrazarme.
—Ay, mi princesa. Hoy el abuelo ha llegado muy tarde, ¿verdad?
Salté a sus brazos con entusiasmo.
—¡Muchísimo!
Las cejas de mi abuelo se fruncieron en forma de ocho.
—El abuelo estuvo muy ocupado hoy. Pero te compré una muñeca, Aika. ¿Me perdonarías por llegar tarde?
Inflé mis mejillas antes de reírme.
—Jeje, en realidad está bien. Mi tío siempre llega tarde porque está ocupado también. Hoy tuve clase y jugué con Zenda, así que no me aburrí para nada.
—Ah, qué bien que te has entretenido. Lo hiciste muy bien. Como compensación, mañana el abuelo cumplirá todos tus deseos.
—¿Mañana? ¿De verdad?
—Claro. Incluso te compraré un carruaje de oro si quieres.
Oh, no… El carruaje de oro sería un problema. Pero si no me lo compra, mi tío me preguntará qué hice.
—A-abuelo, un carruaje de oro, pero uno pequeñito estaría bien.
Mi abuelo entró conmigo en brazos por el pasillo.
—¿Pequeñito? ¿Y para qué usarías un carruaje tan pequeño?
—Para llevar mis muñecas. Es una muñeca muy pequeñita.
Un carruaje de oro del tamaño de la palma de la mano estaría bien.
—Está bien, está bien. Este abuelo te conseguirá todo lo que quieras. ¿Ya cenaste?
—¡Sí! ¿Y usted?
—Ejem, sí, claro. El abuelo comió algo muy delicioso y está lleno.
Entrecerré los ojos. Mi abuelo estaba mintiendo. Lo sabía porque… era el mismo comportamiento que mostraba mi mamá cuando decía que había cenado pero no lo había hecho.
—¡Hmpf! Abuelo, me caes mal.
—¿Aika? ¿Te caigo mal? —Los ojos de mi abuelo se abrieron de par en par, como si hubiera escuchado una palabra prohibida.
—Mamá siempre tartamudeaba y se reía de forma exagerada cuando mentía sobre no haber cenado. Usted hizo lo mismo, abuelo.
Uno de los ayudantes de mi abuelo, Benzel, soltó una risita a mi lado.
—Su Excelencia, parece que debería ser sincero con la señorita.
—Ejem, Aika… En realidad, iba a comer, pero estuve demasiado ocupado.
—¿Ni un poquito?
—Prometo que a partir de mañana comeré bien, ¿sí? Si mi princesa me odia, este abuelo no podría vivir.
Mi abuelo presionó su mejilla contra la mía, frotándola suavemente. Aunque estaba un poco áspera, me gustaba porque era mi abuelo.
—¡Entonces comamos juntos ahora!
—¿Ahora? ¿De verdad?
—¡Sí! Mientras come, yo me quedaré a su lado. ¡Vamos!
Extendí mi mano hacia el comedor, pidiéndole que fuéramos rápido.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
—Aika.
Mientras dormía, sentí que Ser me daba pequeños golpecitos en la mejilla con su rostro.
—Mmm… tengo sueño…
Después de ver a mi abuelo cenar, me quedé dormida escuchando cómo me leía un cuento. Estaba soñando, pero Ser seguía molestándome para que despertara.
—Vamos, hay un ruido extraño afuera.
Todavía adormilada, me senté tambaleándome un poco y entreabrí un ojo para mirar a Ser.
—¿Un ruido extraño?
Aguantando los párpados pesados que parecían a punto de cerrarse, me concentré en los sonidos del exterior.
No escuchaba nada.
—Ser, no se escucha nada.
—¡Ahora!
En cuanto escuché la voz baja de Ser, sonó un ¡clang! débil pero agudo. ¿Una espada…?
Otra vez, ¡clang! resonó el sonido. Ese sonido…
( Aika, mi princesa. Ábreme los ojos un momento. )
( ¿Hmm…? )
( ¿Nos escondemos con mamá en un juego de escondite? )
( Mamá, es de noche. No podemos jugar al escondite de noche… )
Me levanté de golpe, completamente despierta. Sabía lo que eran esos sonidos.
Tan pronto como bajé de la cama, descalza, empecé a recoger todas las muñecas de la habitación.
—¿Qué haces? No es momento para eso.
—Lo sé… es peligroso. Tenemos que escondernos.
—Llama a alguien.
—Sé cómo hacerlo.
La voz de Ser era baja, seria, como rara vez la había escuchado, pero no le presté atención.
Primero reuní todas las muñecas y las escondí bajo la manta.
( Mamá te lo dijo antes, ¿recuerdas? A veces aparecen sombras aterradoras. )
( ¿Sombras? )
( Hoy aparecieron, así que debemos escondernos. Juguemos al escondite, como te enseñé. ¿Lo recuerdas? )
( … ¿Debajo del armario? )
( Sí. Si te escondes, tus amigos muñecos te protegerán. )
Después de hacer un muñeco con mis propias cosas bajo la manta para que pareciera que seguía durmiendo, dejé las pantuflas en su sitio y me di la vuelta.
Aun así, me aseguré de llevarme las pantuflas de conejo que me regaló Ruspe, que estaban justo al lado.
Esto no pasaba cuando estaba en casa de mi tío. O tal vez simplemente no lo había escuchado antes.
Los días en los que aparecían esas sombras que mamá mencionaba, sonaban esos aterradores clang, clang. Muy de vez en cuando.
Antes era mamá quien me despertaba, pero esta vez fue Ser. Qué suerte tuve, porque casi no hubiese podido jugar al escondite.
—¡Rápido!
Pero esta era la primera vez que jugaba al escondite sin mamá, y tenía mucho miedo. Aun así, respiré hondo y abrí el armario, sabiendo que esta vez tenía que hacerlo sola.
Aunque tenía un vestidor aparte, en esta habitación había un armario grande, como el que teníamos en la casa donde vivíamos mamá y yo.
( En la casa de tu abuelo también lo hemos preparado igual, así que si alguna vez te encuentra una sombra, escóndete bien, ¿vale? )
( Sí, Aika sabe esconderse bien. )
( Qué linda eres, mi niña. )
Pero nunca pensé que tendría que jugar al escondite en casa de mi abuelo también. Abrí el armario con cuidado.
—…
El armario, lleno de vestidos, tenía un fondo de madera plana. Estiré mis manos hasta tocar el fondo. Se movía.
—…Aquí está.
Tal como mamá había dicho, estaba aquí. ¡Igual que en nuestra casa! Aunque parecía un suelo normal, no lo era.
Era una puerta.
¡Clang!
—¡Ah!
Un sonido agudo resonó desde fuera, acompañado de un gemido de dolor.
El ruido aún estaba lejos.
Deslicé mis pantuflas dentro del armario a través de la puerta entreabierta y me metí dentro completamente.
( Tienes que entrar aquí. )
( ¿Aquí? )
( Sí. )
Era un espacio apenas lo suficientemente grande para una persona. Mamá dijo que solo debía esconderme aquí.
Mientras me acomodaba, el ruido fuera se hacía cada vez más fuerte. Cerré las puertas del armario y me metí debajo del panel de madera.
Mamá dijo que ella tenía que doblarse mucho para entrar, pero yo aún no era tan grande como ella, así que me metí con facilidad.
Una vez dentro, me di cuenta de que había una pequeña luz para poder ver. Cerré el panel y me acurruqué, manteniendo la respiración.
—Ser, ya no me hables.
Aunque la voz de Ser no la podían escuchar los demás, sentía que tenía que responderle si hablaba.
Solo tenía que quedarme aquí hasta que el escondite terminara.
A medida que los ruidos afuera aumentaban, sentía el sudor empapando mis manos.
Cuando estaba con mamá, no tenía tanto miedo.
Tengo miedo. Mucho miedo.
Ser, que colgaba de mi cuello, presionó su rostro contra mi mejilla sin decir nada.
—Ser…
—Aquí estoy, no te preocupes.
Asentí y me acurruqué más.
Ojalá las muñecas me protegieran esta vez también. Cuando me escondía, mamá venía a buscarme al final del juego…
Espera un momento.
Levanté la cabeza de repente.
Entonces, ¿quién vendría a buscarme ahora?
¿El abuelo lo sabrá? ¿Y si no me encuentra?
El exterior se volvió extrañamente silencioso. Hasta hace un momento, el sonido de clang estaba muy presente.
Entonces, de repente, escuché un creeek, el sonido de una puerta abriéndose.
Contuve la respiración.
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