⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue

—¡Rápido!

—……

Tal vez, como mi hermana había estado demasiado ocupada sin un momento para respirar, la niña había crecido de una manera extraña. Esa pequeña cosita, como un cacahuate, había pasado dos meses llorando hasta quedarse dormida en el palacio, y después de eso, me había forzado a no prestarle atención. Pero hace unos días, apareció de repente frente a mí, sin previo aviso, rascando mis nervios al máximo.

—Tío, rápido.

No podía golpear a esta pequeña molestia.  

Afortunadamente, la imagen de ella llorando a mares en el funeral de su madre, con los ojos hinchados y sin soltar mi brazo, había desaparecido. Pero al mismo tiempo, me resultaba desconcertante.  

Incluso los sirvientes evitaban cruzar miradas conmigo, pero ella, con los ojos muy abiertos, que tanto se parecían a los de su madre, me miraba fijamente.  

Era increíble.

—Tío, te dije que pongas tu dedo aquí.

Kassel, presionado por las insistencias de su sobrina, no tuvo más remedio que llamar a un sirviente para que pusiera un sello en ese papel, que no tenía ningún sentido. Incluso tuvo que mojar su dedo en tinta roja porque, según la niña, era indispensable que su huella estuviera en el documento.  

¿Cómo demonios la criaron así?

Seis años atrás, mi hermana había desaparecido de repente, volviéndonos locos a todos. Dos años después, apareció de nuevo con una niña. Creímos que la bebé acababa de nacer, pero ya tenía un año cuando la trajo. Mi hermana se había negado rotundamente a decir quién era el padre, aunque aseguraba que estaba decidida a ser una madre de la que su hija no tuviera que avergonzarse, incluso sacrificando su propio sueño.  

¿Y ahora me dejas solo con esta cosita?

Actuó como si fuera la persona más inteligente del mundo.

—Tío.

—……

—¡Tío Kassel!

La niña, que no llegaba ni a la mitad de mi tamaño, me llamaba con una frecuencia increíble.

—No me llames si no es necesario.

Me estaban taladrando los oídos.

—¿Eh? ¿Por qué?

Sus ojos redondos, como mandarinas doradas, me miraban llenos de curiosidad.  

Eran tan transparentes que sentía que podía ver mi reflejo en ellos, lo que me ponía aún más nervioso.

—Solo te permito llamarme una vez al día. Y no me busques.

Sus ojos redondos temblaron, como si estuviera en shock.  

Pero solo por un instante.

—¡Tío, tío, tío, tío, tío, tío, tío! Jeje.

Me llamó una y otra vez, hasta quedarse sin aliento, y después, como si no hubiera pasado nada, sonrió de oreja a oreja.

( ¡Kassel, mira! ¿No es mi hija adorable? )

( Hermano, ¿puede haber una criatura más adorable que mi hija en este mundo? )

( Cuando tengas un hijo, lo entenderás. En ese momento, tu vida dejará de girar en torno a ti. Aun así, querrás darle todo. )

( No, en serio. Solo pasa un día con Aika, y pensarás lo mismo. )

( Pobre de mi hermano, ¿tienes pareja al menos? )

Maldita sea… Qué molesto.

Kassel no pudo contener sus emociones y se levantó de golpe.  

Su sobrina, sobresaltada, intentó levantarse apresuradamente, pero Kassel salió de la habitación dejándola sola.

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

—¡Ay, tío tiene un carácter terrible!

Me quedé sentada en la cama, aturdida por la repentina salida de mi tío.  

A diferencia de antes, había una sensación ominosa en el aire que me hizo dudar en seguirlo.  

Pero no iba a salir, ¿verdad? Había prometido no hacerlo.  

Confiaba en que mi tío cumpliría su promesa, así que bajé de un salto de la cama.

—¡Hup!

Pero apenas había dado unos pasos hacia la puerta cuando tuve que detenerme.  

Todo se volvió brillante, y mi vista comenzó a cambiar.  

Esta era solo la segunda vez que veía el futuro estando despierta, no en sueños, y me dejó sin aliento.

—No… no puede ser…

El paisaje cambió rápidamente, como si estuviera pintado con un pincel empapado en agua.  

Y en el centro de todo estaba mi tío.  

Con el ceño fruncido, estaba sacando un gran caballo negro del establo, preparándose para montarlo.  

Entonces, mientras cabalgaba a toda velocidad, el caballo cayó repentinamente, arrojando a mi tío al suelo.  

¿Otra vez? Ya había evitado un accidente, ¿cómo podía estar en peligro de nuevo?

—¡No puede ser!

Hoy, parecía que mi tío no podía salir de la casa bajo ninguna circunstancia.  

No había otra explicación para que estuviera en tanto peligro.  

Al menos, esa era mi conclusión.  

Ignoré la amenaza de mi tío de no llamarlo ni buscarlo más de una vez al día, y me dispuse a encontrarlo.

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

—Tío, ¿dónde estás?

—Tío, ¿dónde estás?

Fui preguntando a los sirvientes hasta que encontré su ubicación.  

Me dijeron que ya estaba en el establo.  

¿Cómo había llegado tan rápido?

Lo que acababa de ver era un futuro muy cercano. Corrí hacia el establo a toda velocidad, temiendo llegar tarde. 

¿Por qué la casa de mi tío era tan grande? La casa de mi abuelo tenía tres edificios enormes, pero todo se resolvía dentro de la mansión central. Aquí, la estructura era completamente diferente. Para ir de mi habitación —bueno, en realidad era la habitación de invitados— a la habitación de mi tío, tenía que pasar por un largo pasillo exterior.

—¿Has visto a mi tío?

Pregunté a todos los que encontré. La propiedad de mi tío era tan extensa y los edificios estaban esparcidos como estrellas, por lo que la distancia hasta el establo era considerable. Aunque estaba sin aliento, no me detuve y seguí corriendo hasta llegar al establo.

—Tío… ¿dónde estás?

El establo era lo suficientemente amplio para que cinco caballos descansaran cómodamente. Había más de diez columnas del tamaño de un tronco humano que sostenían el techo, y la paja estaba amontonada tanto dentro como fuera del establo, hasta el techo. El establo largo tenía puertas en ambos extremos, por lo que no olía mal. 

Pude encontrar a mi tío más rápido de lo que esperaba. Desde lejos, vi al cuidador del establo llevando un caballo y preparándolo para montar. Afortunadamente, mi tío aún no había subido al caballo.

—¡Tío!

Grité a mi tío mientras me tambaleaba al detenerme bruscamente. Al ver a mi tío en la entrada del establo, su expresión se torció, como era de esperar.

—No te dije que no me buscaras…

Corrí hacia él, abrazando sus largas piernas. Aunque estaba empapada en sudor por la carrera, no podía soltarlo, ya que parecía que iba a salir de nuevo dando pasos largos.

—Tío, habíamos acordado que no saldrías. ¡Eres un mentiroso!

Mi tío tenía una expresión de incredulidad.

—No he salido. ¿Qué hay de mentiroso en que me quede en casa a montar?

—Pero…

—¿Pero qué? ¿No me vas a soltar?

—Uuuu…

Respirando con dificultad, sacudí la cabeza mientras abrazaba las piernas de mi tío. De repente, el caballo hizo un sonido agudo, como si estuviera enojado. Me sorprendí y me volví hacia el sonido.

A lo lejos, un caballo mucho más grande que mi tío me miraba desde arriba.  

Me quedé atónita.  

Era enorme.

Aunque era idéntico al que había visto en la visión, verlo tan de cerca lo hacía parecer aún más oscuro y majestuoso. Aun así, no solté las piernas de mi tío y me moví ligeramente detrás de él. 

Pero, ¿por qué se había derrumbado el caballo?  

Pensando en la visión, el caballo había parecido estar sufriendo mucho.  

¿Está enfermo?

Mientras mantenía mis brazos alrededor de las piernas de mi tío, inspeccioné al caballo desde la cola hasta las patas y la cabeza. Afortunadamente, mi tío no me separó ni me arrojó. Parecía que se estaba preparando para montar nuevamente, sin prestar atención a lo que decía.

—¿Eh?

Mientras lo observaba atentamente, noté que algo extraño estaba ocurriendo con el caballo.

—¿Qué pasa ahora?

—Tío, ¿los caballos suelen levantar una pata todo el tiempo?

—¿Qué estás diciendo?

La pata trasera derecha del caballo, que estaba levantada suavemente, temblaba. Pero casi tocaba el suelo, por lo que solo parecía que estaba de pie con la pata levantada. Quizás era por sus músculos prominentes que no se movían.

¿Está adolorido?

—Caballo, ¿te duele la pata?

Solté las piernas de mi tío y me acerqué lentamente hacia la pata del caballo, estirando la mano. Pero antes de que mi mano pudiera llegar, el caballo relinchó con fuerza y levantó la pata delantera. 

Era tan grande que parecía que el caballo se iba a derrumbar sobre mí. Fue un instante.

—¡Señorita, tenga cuidado!

Con el grito del cuidador del establo, mi cuerpo fue atrapado por una fuerza enorme.