⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
Me sorprendía mucho que un pequeño adorno que vi en la tienda de recuerdos del museo, y no una de las muchas exhibiciones misteriosas, resultara ser un antiguo artefacto. Además, era tan liviano, delgado y viejo. ‘Lephus’ era claramente una tablilla antigua y ‘Serpens’ era una joya, así que nunca lo hubiera imaginado.
¡Y pensar que aunque fuera de diferente color, lo compartimos igual que con ‘Ruspe’!
No esperaba encontrarme con otro artefacto, pero ahora me daban ganas de revisar también el adorno que Ruspe se había llevado.
—¿Podrás despertarlo?
—Uh… aún no lo sé. Necesito saber su nombre.
Miré atentamente el adorno de la herradura, buscando si acaso había algún nombre inscrito entre su pequeña y rugosa superficie. Llamar su nombre era el método más sencillo y seguro. Si no lo encontraba, tendría que buscarlo entre los textos antiguos.
En el libro que me dio Lephus leí que los nombres de la mayoría de los artefactos antiguos, ya descubiertos, destruidos o liberados, estaban relacionados con la lengua antigua. Tanto Serpens como Lephus tenían nombres diferentes antes, pero al ser imbuídos de un espíritu, recibieron nuevos nombres de manera natural. Como fue un dios quien les otorgó poder, era como si él mismo les hubiera dado esos nuevos nombres.
Por lo tanto, este también debía tener un nombre relacionado con su forma. Pero por ahora… era complicado.
—Mañana vayamos a la biblioteca. Estoy segura de que allí habrá algún libro de la lengua antigua.
Aunque me daba pena, sabía que si intentaba salir ahora, Zenda me regañaría.
—Sí. Ya que es tu primera recolección, sería genial si pudieras despertarlo. No creo que ningún otro buscador haya recolectado tan rápido.
Ser me animaba desde un lado.
—Tú fuiste el primero. Aunque mamá te alimentó, fui yo quien te despertó llamando tu nombre.
Escuché un ‘hmph’ a modo de respuesta.
—¿Eso significa que soy el más importante, entonces?
Estaba a punto de decir que sí, pero me detuve.
—¡Tú y Lephus!
—Olvídate de él. No fue tu poder el que lo despertó.
—Pero decidimos ser amigos. Lephus se enfadaría. Lo sé, pero sigues siendo el primero.
—Ah, ¿y crees que eso me va a gustar? No cambies de opinión.
En ese momento, la puerta, que estaba cerrada firmemente, se abrió con un chirrido. Una gran figura que estaba a punto de entrar se detuvo al verme. Yo seguía sentada entre los muñecos con las piernas en forma de M, con los ojos muy abiertos.
Una mano metida en el bolsillo, sujetando el picaporte de forma despreocupada. Cabello recogido hacia atrás y una altura imponente. Aunque la luz del pasillo no iluminaba su rostro completamente, sabía perfectamente quién era.
—¡Tío!
¿A esta hora?
—¿Por qué no estás dormida?
Con una voz más baja de lo normal, mi tío se acercó. La luz del pasillo se desvaneció mientras la puerta se cerraba parcialmente.
—Me desperté. ¿Acabas de llegar, tío?
—¿No tienes sueño?
Extendió su mano hacia mí. Abriendo los brazos de forma familiar, sus manos me alzaron con facilidad.
—Jeje, pensé que me iría a dormir sin verte.
Mi tío se sentó en la cama mientras me sostenía.
—Si sigues durmiendo tarde, te quedarás con piernas cortas antes de que te crezcan las plantas de maní.
—¡No es verdad! Zenda me dijo que estoy creciendo. ¡Además, soy más alta que Ruspe! ¡Aah!
Con una gran mano, mi tío desordenó mi cabello.
—Vale, ahora a dormir. Ya es tarde.
—¿Estás cansado, tío?
—Sí.
—Solo tienes que trabajar un poco menos.
Así no tendrías que quedarte hasta tan tarde. Mi tío, mamá y abuelo parecen vivir enterrados en su trabajo.
—¿Quién te pidió que te preocuparas por eso?
—También sé preocuparme, ¿sabes?
Hice un puchero inflando mis mejillas a propósito. Mi tío sonrió con burla.
—Bueno, ya está bien. A dormir.
Me dejó sobre la cama como si me soltara dentro de una cerca.
—¿Pero por qué viniste, tío?
Metí el adorno de la herradura debajo de la almohada y me acosté. ¿No había venido a decirme algo? Normalmente, solo me busca cuando tiene algo que decir o cuando va a algún lugar.
—Me dijeron que habías llorado buscándome antes de dormir, así que vine a ver.
¡¿Llorado?! ¡Yo no había derramado ni una lágrima!
Estaba a punto de decirle que no era cierto cuando me cubrió con la manta hasta el cuello.
—Ahí tienes.
—¡Sí, tío, buenas noches!
—Vale.
Mi tío se levantó de la cama. Me sentí aliviada de haberlo visto. Lo observé hasta que salió de la habitación y cerró la puerta, luego cerré los ojos.
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—¡Eso!
Estiré mi mano señalando el libro de lengua antigua.
—¿Vas a leer… eso?
—¡Sí!
Tan pronto como terminé de desayunar, fui a la biblioteca con la excusa de estudiar. Excepto por los libros de las estanterías inferiores, no alcanzaba los de más arriba, así que necesitaba la ayuda de Zenda. Le pedí que me bajara un libro porque el antiguo lenguaje me parecía interesante, y su rostro mostró una clara sorpresa.
—No podrás leerlo en absoluto. Este libro aquí es más un adorno.
—¡No importa! Las letras son divertidas.
—Ah, ¿quieres verlo como si fuera un dibujo? Entonces, el libro de al lado también está en lengua antigua. ¿Te lo bajo también?
—¡Sí, gracias!
El libro que Zenda me bajó no era el mismo que había visto con ‘Lepus’, solo era un diccionario de lengua antigua con palabras sueltas. Pero como estaba buscando palabras, quizás fuera mejor.
—¡Dámelo!
—Es bastante pesado… Te lo llevaré a tu habitación.
—Quiero verlo aquí.
Tomé el libro que Zenda me había bajado.
—¿Estás segura? Entonces, te traeré algo para picar.
—¡Sí, gracias, Zenda!
En cuanto salió, abrí la primera página.
—¿Será la misma lengua antigua que he visto antes?
—Sí, creo… No puedo leerlo, pero parece similar.
—También lo creo. Lo encontraré pronto.
Pero, para mi sorpresa, no era tan fácil como esperaba desde la primera página. El libro no estaba organizado alfabéticamente según el idioma del imperio, sino de manera completamente aleatoria. Supuse que estaba ordenado según la estructura de la lengua antigua, pero como no conocía el orden, tenía que leerlo página por página sin perderme ni un solo detalle.
Si me distraía, no podía leer el idioma antiguo, por lo que tenía que concentrarme bastante, lo que me tomaba mucho tiempo.
—Mejorarás con la práctica. No esperes que sea siempre tan difícil.
—¿Eso significa que voy lenta?
—…
—Lo haré sola.
Seguí leyendo en lengua antigua:
Carro, gusano, amor, luz…
Parece que no lo lograré hoy.
Miré de reojo el adorno de la herradura que había dejado a un lado. Ayer brillaba y hacía ese extraño sonido, pero hoy estaba tranquilo, como si me estuviera diciendo que lo encontrara.
—Señorita, tome esto mientras trabaja.
Zenda había regresado sin que me diera cuenta.
—¡Gracias, Zenda!
—Si necesita algo más, solo dígame.
—¡Sí! Zenda, puedes ir a trabajar. Me quedaré aquí.
—Puedo hacerlo más tarde.
—Si no lo haces ahora, tendrás que trabajar hasta tarde como la última vez. Terminaré esto y me iré.
—Ah… ¿De acuerdo? Pero si necesita algo, tire de la cuerda, ¿de acuerdo?
—¡Sí!
Era también por Zenda, pero sobre todo porque si ella estaba cerca, no podría concentrarme en el artefacto ni realizar la inscripción.
Cuando Zenda se fue, me concentré aún más en la búsqueda de las palabras. Pasó un buen rato, hasta que por fin encontré algo.
—¡Lo encontré!
Mis ojos se cansaban de tanto pasar las páginas, pero al fin aparecieron algunas palabras que buscaba. Eran todas relacionadas con caballos y carros, así que alguna de ellas debía funcionar. Con entusiasmo, sostuve la herradura y comencé a pronunciar lentamente los nombres.
—¿Cómo debería llamarlo?
—Eh… ¿’Equs’?
Tragué saliva.
—Ah, estoy nerviosa. ¿Será esto?
—Vamos, inténtalo.
—Sí, ¡Equus!
Sostuve el artefacto firmemente con ambas manos, esperando que reaccionara a mi voz.
—…Parece que no.
No hubo reacción. Estaba segura de que este era el más adecuado. Probé con otras palabras. Pero, después de decir más de cinco, no pasó nada.
No había ninguna palabra en relación con herraduras…
—¿Será que no está aquí?
—Yo también creo que las palabras que dijiste eran correctas. Quizá sea tímido como yo.
—¡Ah!
Cierto, ‘Serpens’ también tardó en despertarse después de haberlo llamado varias veces. Recordé lo difícil que había sido lograr que reaccionara.
—Uf, ¿crees que también comenzará a sentir frío y calor como tú cuando despierte?
No me gustaría tener que pasar por eso de nuevo.
—¿Me estás insultando?
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