⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
—No, no es eso.
Era solo una forma de decir.
—¿Puedes seguir un poco más?
—¡Sí! Puedo hacerlo.
Tal como decía ‘Ser’, cuanto más leía, más rápido avanzaba. Al final, con solo un poco de concentración, podía leer de corrido. ¡Ojalá mejorara así de rápido con el idioma imperial! Pero, aparte de las palabras que ya había encontrado, no pude hallar nada más.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
—Equu, Equus…
Desde entonces, cada vez que estaba sola, sujetaba la herradura y murmuraba las palabras.
También alternaba con otras palabras.
—¿Será que falta más empeño?
—¡Estoy más empeñada que nunca!
—¿Más que yo en mi momento?
—No exactamente. ¿Y si cambiamos de estrategia?
—¿Cómo?
—Te lo mostraré.
Metí la herradura en mi bolsillo y me levanté de un salto, dirigiéndome al comedor.
—¡Abuela Sophie!
—Vaya, si es nuestra preciosa princesa. Todavía no es la hora de la cena, ¿tienes hambre?
—¡No, no es eso…!
Cuando dudé, la abuela Sophie se acercó un poco más.
—¿Qué necesita nuestra princesa?
—Es que… una zanahoria.
—¿Zanahoria?
Extendí las manos.
—¡Dame una zanahoria!
En ese momento, todas las miradas del comedor se dirigieron hacia mí.
—¿La señorita ha pedido una zanahoria?
—¿Zanahoria, dices?
—¿Hablaste de una verdura?
—¿Qué? ¿Va a comer zanahorias?
De repente, una lluvia de preguntas cayó sobre mí.
¡Oh no, esto no era lo que quería! Estaban a punto de malinterpretar que quería zanahorias para comer.
—No… no voy a comerla ahora. Solo necesito una zanahoria entera.
La abuela Sophie abrió los ojos de par en par.
—¿Necesitas una zanahoria entera?
—Sí, solo una.
—Déjame ver… espera un momento, ¿sí?
—¡Sí!
Me senté en una silla del comedor a esperar a la abuela Sophie. Al rato, regresó con una canasta llena de zanahorias limpias.
—¡Oh!
Había tantas. Incluso los caballos del establo podrían quedar satisfechos con esa cantidad.
La mitad eran zanahorias con hojas verdes largas, y la otra mitad estaban cortadas por la parte superior. Todas estaban perfectamente limpias.
—¿Prefieres las que tienen hojas o las otras?
Miré las zanahorias con atención y elegí una.
—Hmm… esta.
Escogí la que tenía las hojas más frondosas.
—¿Seguro que no necesitas nada más?
—No, con esto es suficiente. ¡Muchas gracias!
Me incliné en señal de agradecimiento y salí del comedor con la zanahoria en la mano.
No podía esperar más para saber qué habilidades tendría o qué forma adoptaría. Como era una herradura, seguramente tendría forma de caballo.
¿Sería tan grande como ‘Gunter’? ¿O tal vez tan adorable como un pony? O quizás tendría la apariencia de un caballo de juguete. Ojalá fuera pequeño.
—¿Qué vas a hacer con una zanahoria?
La cabeza de ‘Ser’ se movía de un lado a otro mientras hablaba.
—Los caballos la adoran. La pondré y lo llamaré. Si rezo con fuerza, creo que aparecerá.
Tan pronto como llegué a la biblioteca, cerré la puerta y coloqué la herradura y la zanahoria en el centro del suelo. Acomodé algunos muñecos pequeños para mantener la zanahoria en pie.
En esta biblioteca casi nunca venía gente, así que era más seguro que mi habitación. Me arrodillé, junté las manos y recé con fervor.
—¡Equus, por favor, aparece!
—…
—¡Equus! ¡Sonifea! ¡Ves…!
Con un pequeño ‘pop’, la zanahoria que había acomodado se cayó de lado.
—No parece ser esto.
—¿Será que tenemos que buscar de nuevo en la sala de libros antiguos?
Ojalá pudiera teletransportarme hasta allí.
—¡Caramba! He hecho tanto, y aún así no aparece.
Se supone que los buscadores a lo largo de sus vidas encuentran hasta tres artefactos antiguos. Tal vez muchos hayan encontrado artefactos pero no lograron despertarlos.
—Creo que ya he hecho suficiente por hoy…
Hoy había trabajado duro intentando despertar al ser en la herradura. Me dejé caer de espaldas.
—Lo haré mañana.
—Sí, hagámoslo mañana.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Desde ese día, aunque estudiaba, aprovechaba cualquier momento para llamar a ‘Equus’. Después de cenar, después de jugar con mi tío, e incluso cuando le escribía cartas a Ruspe siempre tocaba la herradura. Había comenzado a escribir cartas para mejorar mi dominio del idioma imperial, ya que había empezado a aprenderlo formalmente. Además, como no podía verlo todos los días, decidí hablar con él a través de cartas.
—Hola, Ruspe. Hoy comí más verduras que ayer, y además…
Al día siguiente también. Y al siguiente. Un día me sentía frustrada, y otro, llena de expectativas. Hoy estaba practicando el idioma imperial en el suelo mientras hablaba con ‘Ser’ sobre la herradura.
—Aun así, es un caballo, así que creo que será increíble. Cuando aparezca, lo llamaré el majestuoso ‘Equus’. Aunque, si es muy grande, no podré montarlo. Nunca he montado a caballo antes.
Y entonces sucedió. De repente, la herradura comenzó a brillar con una luz blanca, y algo enorme emergió frente a mis ojos.
—¡Ay!
El cuerpo gigante creció rápidamente y me golpeó, haciéndome caer de espaldas.
¡Hiiiiiiing!
Con un relincho atronador, un majestuoso caballo blanco apareció ante mí. Tenía los ojos completamente negros, un cuerpo translúcido, una cola y crines abundantes, y su pelaje brillante emitía una luz que lo hacía parecer aún más blanco.
Era casi del tamaño de ‘Gunter’, el caballo del establo, o al menos así me parecía. Parecía llenar toda la habitación…
—¿’Equus’?
—Has despertado a este cuerpo.
Una voz profunda y tranquila resonó. Estaba tan sorprendida que no me di cuenta del dolor en mi boca. Había golpeado mi cara directamente contra su cuerpo.
—Ugh.
Era bueno que hubiera salido, pero no había necesidad de hacerlo de forma tan brusca. Mientras me levantaba, de repente sentí que mi ropa se tensaba y me levantaban del suelo.
—¿Eh, eh?
El caballo blanco me había mordido la ropa y me había levantado en el aire. De repente, comenzó a correr.
—¡Aaaaaaaaaah!
¿Qué demonios está pasando?
Corrió entre los estantes de libros como un rayo, y todo me daba vueltas. ¡Es un caballo loco! Pensé que sería majestuoso, pero resultó ser un caballo completamente desquiciado.
—¡Bájame! ¡Por favor!
Había mordido tan fuerte que no me soltaba ni me dejaba caer al suelo. Grité aterrorizada, rogando que me dejara bajar. El caballo blanco dio diez vueltas más a toda velocidad antes de empezar a disminuir su ritmo. Después de una última vuelta, me dejó justo en el lugar donde me había caído al principio.
Mi cabeza daba vueltas y mi corazón latía con fuerza. ¿Qué demonios había traído aquí?
—No puedo creer que me hayas despertado. No es un sueño.
Mientras yo apenas podía pensar de lo aturdida que estaba, el caballo relinchaba y decía eso.
—¿Por qué…? ¿Por qué me mordiste y corriste así?
Estaba tan asombrada que no pude evitar preguntarle al caballo.
—Era una carrera de júbilo.
Hablaba con tanto orgullo que me quedé sin palabras. Entonces, de repente, me quedé completamente quieta. Sentí que algo faltaba en mi boca. Cuando me había caído hacia atrás, algo había salido de mi boca. Con cautela saqué la lengua, y al instante me llevé una gran sorpresa.
Me faltaba un diente. Al mirar alrededor, vi algo blanco en el suelo frente a mí.
—Ah…
No podía ser. Mis manos temblaban mientras recogía lo que había caído. ¡Mi diente frontal!
—No puede ser. Mi diente frontal…
El diente que tanto había protegido se había caído. Y ni una gota de sangre. Había empezado a tambalearse hace tiempo, pero pensaba que duraría un poco más.
—Ugh…
El vacío en mi boca me hacía sentir un hueco en el pecho. Aunque me alegraba haber conocido a ‘Equus’, no pude evitar mirar con rabia al enorme caballo frente a mí. ‘Equus’ me miraba parpadeando con sus grandes ojos negros. En su frente, había un extraño símbolo plateado grabado, como si fuera un sello.
Tenía que agradecerle por despertarse, pero antes había algo que debía decir. Levanté el pequeño diente caído delante de ‘Equus’. Estaba furiosa.
—¡Por tu culpa se me cayó el diente!
Y encima fue el diente superior, no el inferior. Zenda me había dicho que probablemente se me caería primero el diente de abajo.
… Esto es un desastre.
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