⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
Incluso el accidente ocurrió porque insistió en montar el caballo solo.
Seria tuvo que cargarlo a cuestas todo el tiempo, ¡cuánto debió sufrir!
Ilrod chasqueó la lengua de nuevo, sin recordar cómo era él de pequeño.
Kassel se quedó en silencio.
—De todas formas, intenta sacar algo de tiempo la próxima semana. Si Aika está de acuerdo, lo haces, si no, pues nada.
—Si la llevo allí, seguro que querrá encargarse ella misma de todo.
Kassel ya tenía un mal presentimiento y se frotó las sienes con fuerza.
—Bueno, si ya no tiene nada más que decir, me voy.
Kassel se levantó sin remordimientos. Si seguía molestando, podía acabar teniendo problemas de presión.
Justo cuando Kassel se dio la vuelta, la voz de Ilrod lo alcanzó.
—Parece que Lagia tiene alguna relación con la nueva nobleza. Deberías averiguarlo.
—¿Te refieres a Gordon Picker?
Ya había recibido información de que un millonario de la nueva nobleza estaba preparándose para asentarse en la capital.
—¿Estás al tanto?
¿Cómo no iba a saber que Jemiel y Lagia estaban intentando incluirlo en su bando?
Dado que ya sabía sobre su relación con Lagia, estaba observando la situación con cuidado. Si resultaba ser alguien inútil, simplemente lo ignoraría; pero si se convertía en un obstáculo, lo eliminaría.
—Estoy observando.
Cuando Kassel se disponía a salir, volvió a oír la voz de Ilrod.
—… ¿Winchester no ha cambiado de opinión?
No era el tono de un súbdito hablando del Emperador, sino de alguien hablando con el querido amigo de su hijo.
Kassel se detuvo de golpe y, después de un largo silencio, respondió en voz baja:
—Déjalo, simplemente.
—Ahh…
Ilrod soltó otro suspiro, esta vez de compasión.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
—¡Tíííooo! ¿De dónde vienes?
Corrí hacia mi tío cuando lo vi entrar por la puerta principal.
—De la casa de los ancianos.
—¡Ahh! ¡Debiste llevarme! ¡Yo también quería ver a abuelo!
Me había dicho que iba a un lugar importante, y resultó ser la casa de mi abuelo.
Si lo hubiera sabido, me habría quedado en la carreta sin bajar.
Mi tío me levantó en brazos y me examinó cuidadosamente, sujetándome la barbilla.
—¿Qué pasa?
Me frotó cerca de los ojos, lo que me hizo entrecerrar uno de ellos instintivamente.
—Nada. A ver, abre la boca.
—¿Por qué otra vez…?
Ya sabía que quería molestarme con mis dientes.
De hecho, se me había caído otro diente.
El diente de abajo, que parecía que iba a caerse primero, finalmente se desprendió mientras volvía en la carreta.
Y ya había otro diente nuevo creciendo debajo.
Cada vez que pasaba la lengua, encajaba perfectamente en el espacio vacío, lo que daba una sensación extraña.
A regañadientes, abrí la boca.
—Pronto se te caerán todos los dientes de leche. Qué problema.
—¡No es cierto! Este ya está creciendo. Pero, tío, el nuevo diente parece una sierra. ¿Por qué será?
—¿Por no hacer caso?
—…
—Por cierto, ¿ya escribiste al Hada de los Dientes?
—Sí, le pedí que me diera dientes bonitos.
Mientras caminábamos, mi tío me miraba con desconfianza.
¿Por qué me miraba así con esa inquietud?
—¿Qué… qué pasa?
—Con tantas travesuras, ¿no deberías sobornarla?
—¡Oye, no es cierto! Zenda dijo que me he portado tan bien que incluso me dio dos tarjetas.
—Siempre le dan más caramelos al niño problemático.
—… Tío, eres muy malo.
Mi tío se rió al ver mi reacción.
—Quizás quieras acompañarme la próxima vez que vaya a ver la construcción de la academia.
—¿La academia? ¿Puedo ir?
—De paso, podrías ver a tu abuelo.
—¡Sí, quiero ir! ¿Puedo llevar a Ruspe? Volverá de las tierras en unos días.
—¿Ya le pediste permiso cacahuate?
—No… pero creo que querrá ir.
—No lo chantajees ni lo presiones. Me da pena.
Agarré la oreja de mi tío y la tiré con fuerza, como venganza por molestarme de nuevo.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
—Ser, ¿puedes ver esto?
Ser, flotando a mi lado, asintió con la cabeza.
—Sí, lo veo.
—… No entiendo lo que significa.
Llevé conmigo todas las cosas que mi mamá dejó y les dije a todos que no las abrieran. Luego escondí la bolsa debajo de la cama. Decidí que cada vez que estuviera sola en la habitación, abriría uno de los objetos.
Los libros tenían títulos o índices que parecían algo que podría encontrar en la biblioteca de textos antiguos, así que pensé que solo allí podría entenderlos.
Desenrollé el pergamino más delgado, pero ya desde el principio fue complicado.
<Flor rosada. 8. Hambre. Lámpara.>
Era un dibujo confuso, un círculo mal trazado y una línea debajo, con una forma extraña que se parecía a un círculo con líneas saliendo a los lados, y encima tenía una X.
—¿Gordon, rayo? ¿Qué significa esto?
Arriba había un círculo y abajo una X. Gordon parecía un nombre, pero, ¿y el rayo?
Y eso era todo lo que tenía ese pergamino.
Los otros pergaminos eran similares.
Solo tenían palabras enigmáticas escritas.
—¿Por qué no pruebas a abrir otra cosa?
—Quería hacerlo, pero…
El problema era una pequeña nota entre las cajas y los lazos.
Decía que solo debía abrirlas después de resolver los libros y pergaminos.
Tenía muchas ganas de abrirlas de inmediato, pero no podía ignorar la última petición de mamá.
La caja, del tamaño de dos dedos de un adulto, no parecía tener nada pesado adentro. Cuando la metí en la bolsa, no me costó nada llevarla.
Eso significaba que, por ahora, solo podía ver los pergaminos.
Saqué una libreta y anoté algunas cosas antes de guardar el pergamino de nuevo en la bolsa.
No podía permitir que los pergaminos se dañaran.
Intenté volver a atar el lazo, pero fracasé.
—Vamos, inténtalo.
Ya había jugado al escondite con mamá, así que seguro que podría resolver también este enigma.
Decidí verlo como una búsqueda del tesoro, aunque era difícil.
—Lo escondí bien, así que ahora solo falta esperar a Zenda.
Ya que poco a poco me estaba fusionando con Ser y mi habilidad estaba saliendo a flote correctamente.
Antes, la habilidad solo me mostraba el camino, pero ahora estaba empezando a mostrarme el futuro que deseaba.
Era el poder que Ser deseaba y el máximo potencial de la habilidad.
Mi primer objetivo para practicar era Zenda.
No le dije directamente, pero logré echar un vistazo a un pequeño fragmento de su futuro.
¡Y eso que no había ningún peligro de por medio!
Fue solo un pequeño detalle de lo que ocurriría en breve: iba a traerme una tarta de manzana como merienda.
Y ahora la estaba esperando.
Porque justo en ese momento era la hora de la merienda.
—Señorita, aquí tiene una deliciosa tarta de manzana.
Zenda entró en el momento justo.
No podía decir nada, pero exhalé por la nariz con fuerza.
¡Lo logré!
—Lo hiciste bien.
Escuché el elogio de Ser.
Si seguía desarrollando mi habilidad así…
Creo que empezaba a entender por qué Ser decía que su poder era tan increíble.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Pasaron algunos días.
Recibí una carta de Ruspe, quien había regresado a la capital tras haber ido a las tierras.
Decía que quería verme y darme un regalo, y aunque tenía que responder, estaba sumida en una gran preocupación.
—…
—Responde que lo verás.
Ser me incitaba desde el lado.
—Pero… mis dientes de adelante…
En esos días no me había crecido ningún diente.
Aunque ya empezaban a aparecer indicios de nuevos dientes, todavía había un gran espacio vacío, y no podía dejar que Ruspe me viera así.
¡Qué vergüenza!
—Tal vez en una semana te habrán crecido un poco más. Ya han empezado a salir un poco.
Ser me miró fijamente, como si pudiera ver mi futuro, y luego dijo:
—Ríndete.
Eso me desanimó aún más.
—¿Qué debería hacer?
Quiero jugar con Ruspe.
Pero él estaba perfectamente bien, ¿por qué yo era la única que tenía los dientes sueltos? ¿A él se le caerán también pronto? Espero no haber sido la primera en perderlos.
Después de mucho pensarlo, decidí escribir una carta diciendo que me dolían los dientes y que lo vería en otra ocasión.
Le prometí que la próxima vez nos divertiríamos mucho.
También le mencioné lo de la academia.
—Uuugh, quiero jugar con Ruspe.
Cada vez que hablaba, sentía cómo el aire se escapaba entre mis dientes y, si no articulaba bien, las palabras salían distorsionadas.
No podía dejar que mi amigo me viera en ese estado.
Sentí tanta tristeza que escondí mi rostro entre mis brazos.
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