⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
—Eso es muy peligroso, señorita.
—¡Pero si Zenda me ayuda desde al lado…!
—Preferiría hacerlo yo, señorita.
—Entonces, ¿no sería un regalo hecho por mí?
—Aún así, creo que no es buena idea. Si por casualidad se lastima, podría meterme en muchos problemas con el señor, señorita.
Estaba en plena discusión con Zenda. Quería enviarle un regalo a Ruspe junto con mi respuesta a su carta, ya que solo la carta me parecía insuficiente. El problema era el regalo. Quería hacerle un pañuelo bordado pequeño, como el que me dio el hada de los dientes, pero Zenda se oponía firmemente.
—¿Qué tal si me ayudas a elegir el hilo? Así sería algo que ambas hicimos.
—¿Solo el hilo?
Yo insistía en que quería aprender a bordar, mientras Zenda seguía diciendo que las agujas eran demasiado peligrosas. Incluso le mencioné que el profesor Logis tenía un club de bordado, pero Zenda se mantenía firme.
—¿Puedo intentarlo solo un poco?
Zenda me miró con una expresión preocupada durante un largo rato.
—Entonces, señorita, lo haremos de esta manera: me quedaré detrás de usted, sujetando sus manos, y bordaremos solo un poquito. Luego, usted escogerá los hilos y yo terminaré el resto. ¿Qué le parece?
—¡Eso suena bien!
Cogí una tela de pañuelo suave y plateada y me acerqué a Zenda.
—¿Qué tipo de bordado quiere hacer?
—Quiero usar las flores prensadas que me dio Ruspe.
—¿Una sola? ¿O ambas?
—Ambas, por supuesto.
—Muy bien, empezaré con el color morado.
Zenda enhebró la aguja, me la entregó, y luego se colocó detrás de mí, tomando suavemente mis manos.
—No debe hacer fuerza.
—Entendido.
En cuanto sujeté la aguja, me puse tan nerviosa que mis manos comenzaron a sudar. Al atravesar la tela con el primer hilo, sin darme cuenta, contuve la respiración.
—Listo, ya está.
—¿Puedo hacerlo una vez más?
—¿Otra vez? Muy bien, pero recuerde, no haga fuerza.
—¡Prometo que no haré fuerza!
Con Zenda guiando mis manos, poco a poco fue apareciendo una flor en la tela. Seguí insistiendo ‘una vez más, una vez más’ hasta que finalmente terminé de bordar una pequeña flor estrellada y salí de los brazos de Zenda. Había terminado mi primera lección de bordado.
En cuanto me alejé, Zenda comenzó a bordar con una velocidad impresionante.
—Wow…
Al ver mi sorpresa, Zenda sonrió y aumentó aún más la velocidad.
—Espero que a Ruspe le guste mucho.
—Estoy segura de que le encantará. Haré un bordado muy bonito.
El bordado quedó terminado en menos de dos horas. La flor amarilla tardó un poco más, ya que Zenda tuvo que hacer una pausa para atender unos asuntos, pero lo logró rápidamente después.
—Señorita, ¡ya está todo listo!
—¡Wow! ¡Es igual a las flores prensadas!
Dos flores idénticas a las prensadas que Ruspe me dio estaban bordadas en el pañuelo plateado. El bordado sobresalía ligeramente, lo que lo hacía aún más real.
—Ahora solo falta atar el lazo.
—¿Y si lo ponemos en esta caja?
—Todo listo.
—¡Eres la mejor, Zenda!
Puse el pañuelo plateado dentro de una caja negra y lo até con un lazo amarillo. Al principio quería usar una caja blanca, pero cambié de opinión por temor a que se manchara en el camino.
—Espero que Ruspe lo reciba pronto y le encante.
Seguro que entenderá por qué le dije que nos veríamos la próxima vez.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Unas horas después de enviar la carta.
¿Debería dormir un poco? No había clases ni nada que hacer.
Llevaba varios días sin poder tomar siestas por las prácticas constantes con Ser, así que hoy, sin nada que hacer, podía revolcarme en la cama sin remordimientos.
Aunque pronto sería la hora de la cena…
—Me encanta la manta.
Me enrollé y desenrollé en la manta, dando vueltas por la cama. Justo cuando estaba a punto de quedarme dormida sin siquiera taparme, escuché un golpeteo en la puerta. Era Zenda.
—¿Zenda…?
Ya estaba a punto de quedarme profundamente dormida cuando la llamé con la vista nublada.
—Señorita, el señor Ruspe ha venido a visitarla.
¿Eh? ¿Qué?
¿Acabo de escuchar bien?
Me desperté de golpe, dejando de lado el sueño.
—¿Ruspe?
No puede ser. Debo haber escuchado mal.
—Sí, parece que vino después de leer su carta. Parece que cuando envió la respuesta, el señor estaba en la casa de los Marqueses de Kelphodia.
—¿Mi tío?
De todas las casas en la capital, ¿por qué mi tío tuvo que ir justo a la de Ruspe?
¿Y de todos los días, por qué justo hoy?
—Parece que recibió permiso y vino inmediatamente después de prepararse…
¿De verdad mi tío le dio permiso?
No habrá contado que se me cayó un diente, ¿verdad?
Seguro que no. No puede ser.
Y además, que Ruspe viniera a casa… Esto es una emergencia.
Instintivamente me cubrí la boca.
¡Aún no ha crecido del todo!
No existe un milagro que haga que un diente que no ha crecido en una semana lo haga en unas pocas horas.
Tengo la habilidad de ver el futuro, pero no la de hacer crecer los dientes rápido.
Estoy en problemas.
Debí decir que me dolía el estómago, no los dientes.
Me bajé de la cama y sacudí el vestido arrugado.
—No quiero que me vea así.
Le mostré mi diente faltante a Zenda haciendo ‘iih’.
—No se preocupe, señorita. No es algo vergonzoso, es natural. Seguro que Ruspe también tiene un diente caído.
—…No, no es verdad. Ruspe no ha perdido ningún diente. Su sonrisa estaba perfecta.
Si a Ruspe también se le hubiera caído un diente cuando le conté que se me movía, seguro que me lo habría dicho.
Pero los míos son los dientes de enfrente. ¡Y encima dos!
Decirle el secreto de que se me movían los dientes estuvo bien, pero enseñárselo ya era otro tema.
No, esto no puede ser.
Aunque tampoco puedo dejar que Ruspe se vaya después de haber hecho el esfuerzo de venir.
Finalmente, volví a meterme en la cama.
—¿Señorita…?
Me cubrí completamente hasta la nariz con las mantas y le dije a Zenda:
—Zenda, sí, dile a Ruspe que sí, que me duele el diente. Que puede entrar.
No hay otra opción, tendré que fingir que me duele.
—¿De verdad va a quedarse en la cama? Está bien, señorita. De verdad, no tiene nada de qué avergonzarse.
Zenda lo volvió a preguntar.
—Sí, pero igual no. No voy a mostrarle la boca.
Las cejas de Zenda se arquearon en señal de resignación mientras soltaba una pequeña risa.
La verdad es que ni yo quería estar así.
—De acuerdo. Entonces traeré a Ruspe.
Zenda salió para buscar a Ruspe, que estaba abajo.
Mientras esperaba su llegada, me cubrí bien la boca con la manta.
Ya que estamos, haré una defensa impenetrable…
También hablaré con más cuidado para que no se note nada.
Al poco tiempo, la puerta se abrió y apareció Ruspe.
Hoy también tenía su suave y esponjoso cabello, y un bonito lazo negro en el cuello.
—¡Ruspe!
Vaya, lo dije demasiado animada.
—Ru-Ruspe, hola.
Le saludé con calma, levantando una mano para saludar de nuevo.
—Hola. ¿Te duele mucho, Aika?
Ruspe dejó algo que traía cerca de la puerta y se acercó a mí.
Se sentó en la silla junto a la cama que Zenda había traído y nuestras miradas se encontraron.
—Un po-poco.
—Parece que tienes de todo, así que traje cosas buenas para el dolor de dientes. Quizás te ayuden.
Con esas palabras, Zenda y yo nos quedamos quietas.
Así que esa bolsa era para eso.
¡Ruspe vino hasta aquí solo para traerme eso!
¡Oh, soy una amiga terrible!
—Gracias… Eh, entonces, en un rato.
—Señorita, ¿quiere que guarde lo que trajo Ruspe y se lo dé más tarde?
—¡Sí!
—Entonces, quédense conversando.
Volví a taparme bien la boca con la manta.
Ahora que Zenda se había ido, me sentía aún más avergonzada.
Mientras yo estaba nerviosa, los ojos morados de Ruspe brillaban con preocupación.
Hasta parecían húmedos.
—Oye, Ruspe.
—¿Sí? ¿Qué puedo hacer por ti?
Ruspe se levantó tan rápido que su silla casi cayó al suelo.
Comments for chapter "Capítulo 78"
MANGA DISCUSSION