⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
Desde fuera, se escuchó una voz urgente pero respetuosa. En esta casa, las dos personas que eran cercanas y pasaban mucho tiempo con mi tío eran solo dos: el administrador general, Leto, y el otro era Gerard. Gerard no tenía un rostro intimidante, pero siempre llevaba una espada, lo que lo hacía aterrador.
—Entra. Tú, ve a tu habitación ahora —me dijo mi tío con una expresión severa.
Me sobresalté ante el cambio en su tono de voz, tan diferente del de antes, y no me atreví a pedirle la carta. Me moví lentamente.
—Ah, está bien…
Gerard entró poco después. Decidí posponer mi petición para más tarde y me dirigí a la puerta diciendo:
—Nos vemos luego, tío.
—Señorita, ¿cómo está?— Gerard se detuvo a mitad de camino y se inclinó, apoyando una rodilla en el suelo para saludarme. Tenía el cabello gris ondulado y unos ojos negros y redondos. Su sonrisa hizo que sus comisuras se levantaran suavemente, y tenía una pequeña mancha debajo de uno de sus ojos.
—¡Hola, Gerard!
—Si hubiera sabido que estaba aquí, habría traído unos bocadillos para usted.
—Deja de decir tonterías. ¿Lo encontraste? —Mi tío habló con dureza mientras se acercaba y me sacaba del despacho.
—Sí. Encontramos a uno por ahora…
—Habla cuando la niña se haya ido.
Como si no fuera suficiente, mi tío me empujó suavemente hacia fuera por el trasero.
Terminé en el pasillo, frunciendo los labios mientras miraba a mi tío.
—Ya, ya me voy.
—Quédate tranquila en tu habitación.
—Tío, entonces… mi carta…
Bang.
La puerta se cerró antes de que pudiera terminar mi frase.
—¡Ugh!
Ojalá le creciera un cuerno en el trasero.
Miré la puerta cerrada con irritación y luego me dirigí a mi habitación.
Recibiré mi carta más tarde.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
—¿Cuándo volverá el tío?
—Creo que llegará un poco tarde. ¿Qué tal si cena primero? El chef ha preparado su plato favorito con salsa cremosa de leche.
—Preferiría cenar con el tío.
Estaba sentada en la cama, balanceando los pies de adelante hacia atrás, murmurando. Después de que mi tío me echara, había salido con Gerard poco después. Y hasta la hora de la cena, no había regresado.
—Si empieza a cenar, seguro que volverá pronto.
Después de pensarlo un poco, asentí.
—Entonces, cenaré y esperaré.
—Buena decisión. Vamos, por aquí.
Zenda se inclinó y me ofreció su mano.
Tomé la mano de Zenda y nos dirigimos al comedor.
Y justo en el extremo del pasillo, nos encontramos con mi tío, que entraba con una presencia inquietante.
—¡Oh! Tí…
Aunque se veía exactamente como mi tío, algo en él era diferente. No parecía ser el mismo que solía estar molesto conmigo. Ahora se veía mucho más aterrador, como si la buena energía que siempre irradiaba hubiera desaparecido por completo.
Además, su mano estaba manchada de un oscuro color rojizo.
No me gustaba decirlo, pero en ese momento comprendí por qué su apodo era tan temido.
Por un momento, tuve tanto miedo que casi retrocedí. Pero mi tío fue más rápido que yo. Con una energía inquietante, desapareció por el pasillo de la derecha, seguido rápidamente por Gerard, que solo hizo una reverencia antes de apresurarse detrás de él.
—…Vamos, señorita.
Zenda me tomó de nuevo de la mano, y aunque seguía mirando el pasillo por donde había desaparecido mi tío, la seguí.
No volví a ver a mi tío hasta el día siguiente.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Habían pasado tres días desde que me echaron del establo y del despacho de mi tío. Durante esos tres días, mi tío me reprendió más de lo habitual.
—Por favor, vete.
—¿No te vas a ir?
—¡Deja de seguirme ya!
Parecía que cada vez que me veía, se enfadaba. Especialmente después de que volviera con Gerard aquel día, con las manos manchadas de sangre y una mirada tan feroz que casi salí corriendo a esconderme en mi habitación.
Ayer, mientras lo seguía, incluso me gritó si era una especie de acosadora.
¿Era cuando iba al baño? ¡No estoy segura!
Desde el incidente en el establo, por suerte no había tenido más sueños extraños ni visiones, así que solo merodeaba cerca de mi tío. Si me hubiera pegado a él por completo, tal vez me habría lanzado de verdad.
—¡Gracias, Zenda!
Zenda me secaba la cara mojada con una toalla suave después de lavarme.
El primer día que llegué aquí, mi tío le dijo claramente delante de mí que no me tratara tan bien, pero Zenda siempre fue increíblemente amable conmigo. Incluso cuando le pedía agua de manera casual, siempre se aseguraba de que no estuviera demasiado fría ni demasiado caliente.
Parece que Zenda le tiene mucho miedo a mi tío, pero me preocupa que desobedezca sus órdenes.
—No es nada —respondió Zenda.
Por eso me gusta tanto Zenda. Su amabilidad, sus ojos verdes como hojas y su cabello trenzado de color dorado, como el arroz maduro. Claro, también me agradan los demás sirvientes, pero Zenda es especial.
—¿Puedo ir con mi tío?
—¿Otra vez… va a ir?
Zenda me miró preocupada, y su rostro rápidamente se ensombreció.
—Sí, el tío no desayuna.
Mi mamá siempre decía que un buen desayuno es esencial para empezar bien el día y no llegar agotado a la noche.
Zenda intentó detenerme como siempre, pero al final, también como siempre, me llevó hasta la puerta del cuarto de mi tío.
—¡Gracias, Zenda!
—Si te asustas, debes salir corriendo de inmediato.
—¡Sí, lo sé!
—Y si el señor se enoja, di que fui yo quien abrió la puerta sin tu permiso.
—¿Eh? Pero eso sería mentir.
—Ese tipo de mentira está bien.
Escuchando las preocupaciones de Zenda, entré directamente al cuarto de mi tío. Aunque el sol ya había salido, las cortinas negras cubrían las ventanas, haciendo que solo allí pareciera de noche.
Por suerte, aunque la habitación era muy grande, no había muchos muebles, así que no había peligro de chocar con algo.
Huele bien, pensé mientras buscaba algo para subirme. ¿Por qué la cama de mi tío era tan alta?
Antes, había usado algunos cojines y un escalón para subirme a la cama, pero parecía que mi tío los había quitado, ya que hoy el suelo estaba despejado.
¡Pero no me rendiría! Tras mucho esfuerzo, logré subirme a su cama sin ayuda por primera vez.
—Tío, ya es de mañana.
Me senté cerca de él y empecé a llamarlo con insistencia.
—Tío, ¿tío?
Después de llamarlo por décima vez, de repente, mi tío, que estaba dormido boca abajo, soltó algunas palabras groseras, y luego sus ojos dorados y fieros se abrieron. Yo le sonreí ampliamente.
—¡Buenos días, tío! ¿Tuviste un sueño bonito?
—…Todavía no te has ido.
Mi tío, con voz ronca y malhumorada, me miró.
—¿A dónde?
Le pregunté con los ojos muy abiertos.
—A la casa del viejo.
—Te dije que no voy a ir a la casa del abuelo. Tío, vamos a desayunar.
—…Hmph.
Mi tío se levantó a medias y se rascó la cabeza de manera descuidada. Su torso, que salió de entre las sábanas, parecía estar hecho de piedras grandes y pequeñas.
—Tío, ¿no tienes frío? ¿Por qué duermes sin camisa? Te va a doler el estómago.
—¿Qué te importa?
—Me preocupo porque no quiero que te resfríes.
—No tengo frío gracias a lo furioso que estoy contigo. ¿No vas a bajar?
—…Ya voy.
Mi tío siempre me regañaba cada vez que me veía. Ni siquiera hice nada malo ayer ni hoy.
Todos, desde mamá, el abuelo, los sirvientes, hasta la gente de las tiendas que visitamos con mamá, me querían. Ojalá mi tío también me quisiera pronto.
Sabía que si no bajaba, él se enojaría, pero si lo hacía, seguro se volvería a dormir. Así que seguí merodeando por la cama.
—¿Por qué has venido?
Mi tío se incorporó del todo y se puso una camisa arrugada que estaba tirada en una pequeña mesa.
—Para desayunar juntos.
—Tú come sola.
Mi tío se levantó y bebió agua de manera brusca, después desapareció rápidamente, quizás para ir a lavarse. Me senté en la cama y lo esperé pacientemente.
Aunque decía esas cosas, mi tío regresó, se cambió rápidamente y me llevó al comedor bajo su brazo.
—Tío, puedo caminar yo sola.
—Hay que comer rápido para deshacerse de ti.
—Ugh…
Él seguramente recordaba que lo había molestado diciendo que si no desayunaba, seguiría a su lado todo el tiempo. Durante toda la comida, su mirada hostil no se apartó de mí. Aunque él solo bebió agua.
Después de terminar de desayunar, mientras me daba unas palmaditas en el estómago, mi tío, de repente, me llamó. Corrí hacia él emocionada, pero había una sensación más intensa de amenaza en el aire.
—Prepárate para salir.
—¿Yo?
—Sí. Cuando estés lista, baja.
—¿A dónde vamos? ¿A dónde va el tío?
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