⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
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Mi tío me dijo que el broche que me dio Ruspe no era un artefacto mágico. Incluso me preguntó si era tonta por pensar eso. Pero, ¿cómo no iba a serlo si vi claramente cómo se dispersaba polvo dorado? Era como si cayera polvo de estrellas del cielo. Todos los niños lo vieron y corrieron emocionados, así que no podía ser solo yo quien pensara que era un artefacto mágico.
Después de bañarme, me subí a la cama y empecé a juguetear con el broche. Lo sostuve cerca de mi oído, tratando de encontrar de dónde venía ese ‘clic’. Mientras lo hacía, Zenda entró en la habitación.
—Señorita, ¿qué tal estuvo su día? Parecía que se estaba divirtiendo mucho.
Zenda estuvo ocupada en un lado del salón durante el banquete, así que casi no nos vimos. Me dio un poco de pena, pero me alegraba que al menos pudiéramos volver a encontrarnos en casa.
—Sí, ¡me divertí mucho! Pensé que no haría ningún amigo, pero al final terminé saludando a todos los niños. ¡Y les encantó mi vestido!
Aunque hubo algunas preguntas un poco incómodas, la mayoría de los niños fueron amables.
—Entonces, quizá reciba una invitación más adelante.
—¿Invitación? ¿Qué invitación?
—Ahora que ha hecho amigos, podrían invitarla a visitarlos, como hace con el señor Ruspe, o tal vez la inviten a una pequeña reunión o merienda, como me preguntó en una ocasión.
—Ah, cierto. Las reuniones.
Había olvidado por completo que existían. Más tarde, me di cuenta de que había otros niños en el lado opuesto del salón. El lugar era tan grande que no los había visto hasta que ya era hora de irnos.
Seguí jugueteando con el broche, pero de repente me detuve. Mi mirada se dirigió automáticamente hacia él.
—…
Un momento.
Si esto no es un artefacto mágico…
Después de parpadear unas cien veces, mi boca se abrió lentamente.
—¡Lo entiendo!
—¿Qué ha entendido, señorita?
—Ah, no… nada.
¡Ruspe usó magia! ¿Cómo no me di cuenta antes? Me levanté de golpe de la cama, aún con el broche en la mano. ¡Qué tonta soy! Me dijo que no debía revelar su magia, ¡y aún así lo hizo para darme este broche! Ahora todo tenía sentido. ¡Me explicó todo sobre el regalo, pero no mencionó que fuera un artefacto mágico porque no lo era!
—Vaya, soy tan tonta.
—Señorita, ¿por qué dice eso de repente?
—Es solo que… Ruspe es un tonto.
Zenda sonrió, pero yo lo decía en serio. Me había advertido que mantuviera su magia en secreto, y aún así la usó. Aunque los niños se emocionaron con el broche, ahora me sentía más agradecida y un poco culpable con Ruspe.
Sé que la magia no es algo que pueda usar fácilmente. Lo había visto la última vez, cuando estaba sudando y sin aliento después de hacer magia. No quería que se agotara por usarla en público. La próxima vez que lo vea, debo agradecerle y recordarle que no use magia frente a los demás.
—Señorita, es hora de dormir. Ya es tarde.
—Sí, ya me estoy quedando dormida.
—Se divirtió mucho hoy. Me alegra ver que últimamente está tan activa. También disfrutó mucho jugando con el señor Ruspe cuando vino a visitarla.
—¡Vendrá de nuevo! Me lo prometió hoy.
—Qué bien. ¿Nos vamos a dormir entonces? Le cantaré una canción de cuna.
Me cubrí completamente con las sábanas y cerré los ojos. Aún llevaba la pulsera en la muñeca y dejé el broche al lado de la almohada. Apenas cerré los ojos, comencé a quedarme dormida. No llegué ni a la mitad de la canción de cuna de Zenda antes de quedarme completamente dormida.
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—Ser, oye…
—¿Sí?
—Creo que he encontrado a alguien, aunque no estoy segura.
La emoción del gran banquete de verano seguía presente al día siguiente. Quizá por eso, hoy también me desperté antes de que Zenda viniera a buscarme. Decidí dejar que mi tío durmiera un poco más hoy, aunque seguramente ya estaría despierto. A veces, también quería dejar que mi tío descansara más. Me daba un poco de pena no poder desayunar juntos, pero era lo mejor.
—¿La voz que escuchaste en el accidente del carruaje?
Asentí mientras escribía una carta para Ruspe.
—Sí, creo que era una de las voces que escuché ayer. No estoy del todo segura, pero encajaba de repente.
No fue la única voz que escuché durante el accidente del carruaje.
—Hum…
—¿Dónde debería ir para volver a ver a ese hombre? Tengo que pensarlo.
O tal vez podría preguntarle a mi tío si lo vio en el banquete. Tal vez lo conozca. Sentía que finalmente estaba dando un paso hacia resolver el accidente. Lo único seguro era que el hombre tenía una cicatriz en la barbilla y que no era un cazador. Durante el accidente, aún no tenía mis habilidades, así que no pude sentir el frío que me advertiría. Pero ayer, aunque tenía esas habilidades, no sentí nada. Por eso necesitaba confirmar si realmente hubo cazadores en el lugar del accidente.
Lo único que tenía claro era que ese hombre no era uno de ellos.
No estaba en el salón de banquetes.
—Ugh.
Es difícil, muy difícil.
—Ser, mañana solo tendremos clases por la mañana, ¿verdad? Vamos a la biblioteca después.
Parece que tendré que buscar más libros con el índice que me dio mamá. Además, planeo preguntarle a Lephus sobre el enigma que mamá dejó. Aún no he resuelto todo esto, y tampoco hemos encontrado a la persona que intentó atacar a mi abuelo y a mi tío, pero si seguimos buscando poco a poco, seguramente lo descubriremos todo.
Al menos, he logrado detener al hombre de cabello castaño cada vez. Aunque lo encuentre tarde, mientras lo siga deteniendo, estará bien.
—¿Viste al maestro ayer?
—¿Maestro? ¿El profesor Rogis? ¿No?
Ayer, Ser estuvo todo el banquete completamente en guardia, preocupado de que pudiera haber algún cazador cerca. Según tenía entendido, había recibido una invitación, así que, ¿por qué no vino? Sabía que yo estaría en el banquete, así que no creo que lo desconociera.
—Mañana le preguntaré en clase si vino.
—¿O quizás solo quería verte y asegurarse de algo?
—¿Eh? ¿Quién?
—No lo sé. Solo es una suposición. Tal vez era alguien que no tenía pensado ir, pero decidió ir al enterarse de que tú estarías. Es solo una idea porque no lo vi.
Ser parecía estar más cauteloso porque no quería que me estresara con sus sospechas, pero yo estaba bien. Al fin y al cabo, tener cuidado nunca es malo.
Brrr.
Mientras hablaba con Ser, de repente escuché un sonido.
—Espera.
Creo que acabo de escuchar el relincho de nuevo. Saqué el colgante que llevaba en el cuello.
—Creo que fue Equus quien hizo ese sonido.
Ha estado en silencio todo este tiempo, así que, ¿por qué de repente empezó a hacer ruido?
Esperé un momento y de nuevo Brrr, otro sonido.
—Ha vuelto a sonar.
Como Ser no podía oír a Equus, tuve que explicárselo.
—¿Te está llamando?
—No, solo está haciendo ruido.
—¿Entonces te está llamando, no?
—¿Ah? ¿Me está llamando?
Miré a mi alrededor.
Había ordenado la habitación, pero mis muñecos seguían por ahí. Mi favorito últimamente era un muñeco blanco que había llamado Rang, con el que dormía abrazada todas las noches.
—Hmm…
No parecía el mejor lugar para invocarlo otra vez. Aunque no se chocara con nada, Equus seguía siendo enorme, incluso si era translúcido, y eso no quitaba la sensación de inmensidad que tenía.
—Ser.
—¿Sí?
—Vamos afuera.
—¿Ahora?
—Sí, no hay nadie en el jardín ahora. Diremos que vamos a tomar un poco de aire y sacaré a Equus.
Era mejor estar en un lugar amplio. Salí rápidamente. Desde el jardín trasero, miré para asegurarme de que no hubiera nadie cerca de los establos, y luego saqué el colgante. Sosteniéndolo con firmeza, murmuré:
—Equus, sal.
No hubo respuesta.
—Equus, sal de una vez. Tú me llamaste.
¿Me llamas y ahora te haces el desentendido? Me senté en una roca cercana.
—Equus, despierta.
Ser se acercó y me tocó la mejilla suavemente.
—Intenta llamarlo como la última vez.
—¿La última vez? ¿Cómo?
—Ya sabes, esa vez que lo llamaste guapo o algo así.
Ah… Cerré los ojos a medias y suspiré profundamente. Sí, era un ser complicado.
Sostuve el colgante de nuevo y lo llamé.
—Equus, el guapo y majestuoso, por favor, sal.
¡Brrr!
En un instante, su enorme figura apareció frente a mí. No podía creer lo exigente que podía ser. Solo lo aguanto porque sé que es útil. Lo miré mientras pateaba el suelo y hacía ruido sin siquiera saludar.
—¿Por qué me llamaste antes? ¿Tienes algo que decirme?
—No.
—¿Entonces? Me llamaste dos veces.
Equus miraba fijamente a algún lugar y luego me lanzó una mirada profunda.
—Instinto de carrera.
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