Acción
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¡La Casa de Lancaster, que intentó independizarse del Imperio!
Derrotada por las fuerzas de represión del Emperador,
Ethel Lancaster, la joven y hermosa duquesa, se convierte en botín de guerra.
¡Ella, que hasta hace poco era reverenciada por los nobles, ahora es presentada como una esclava!
Es obvio que terminará como un juguete sin importar a quién se la entreguen...
El Emperador le pregunta a un hombre del origen más humilde.
A Laszlo Crises, un Conde de origen mercenario.
—Laszlo, ¿no necesitas una mujer?
—Bueno, me faltan sirvientas en casa.
La respuesta de Laszlo agradó mucho al Emperador, quien buscaba dar un ejemplo a los nobles.
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Ethel, convertida en la ‘posesión’ de Laszlo, decide quitarse la vida antes de sufrir actos vergonzosos, pero Laszlo realmente le ordena realizar tareas de sirvienta. Sin embargo, a los ojos de ella, que era una Duquesa perfecta, la mansión del Conde Crises es demasiado descuidada. El interior de la mansión desolada, adornos baratos, sirvientes que descuidan sus tareas y una ama de llaves que actúa como una persona poderosa... ¿Será entrometido si les enseño cómo hacer las cosas? Ethel, la nueva sirvienta con una experiencia increíble, comienza a cambiar gradualmente la mansión del Conde Crises. Incluyendo al cabeza de la casa, Laszlo Crises.5
La Séptima Princesa, Eveinrose, ya había enfrentado la muerte una vez.
Su último recuerdo era el colapso del Imperio a manos de los homúnculos rebeldes y la traición de su propio hermano, quien la engañó para que bebiera veneno.
Pero entonces…
—¿No estoy… muerta?
Al abrir los ojos, descubrió que había retrocedido en el tiempo ocho años.
Había regresado a una época anterior a que la Tercera Princesa, Brigitte, fuese oficialmente nombrada Heredera del Trono.
—Esta es mi oportunidad.
Si lograba superar a Brigitte y ser reconocida como la legítima sucesora, tal vez podría evitar la caída del Imperio.
Para ello, debía ganarse el favor del emperador y probar su valía. Como parte de su estrategia, Ivienrose tomó una decisión arriesgada. Convertir a su caballero Michaelis, el Rey de los homúnculos y el monstruo de la prisión flotante.
—Michael, te necesito… Y lo digo con absoluta desesperación.
¿Podrá Eveinrose ganarse su lealtad y salvar al Imperio de su trágico destino?